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Construyamos comunidad a través del encuentro

15 de diciembre de 2017
Construyamos comunidad a través del encuentro

Primer día, 16 de diciembre
Signo: Un mapa con los cinco continentes 

Lectura de la Palabra de Dios Is 56, 1-3.6-8

Esto dice el Señor: «Observen el derecho, practiquen la justicia, porque mi salvación está por llegar, y mi justicia se va a manifestar. Dichoso el hombre que obra así, el mortal que persevera en esto, que observa el sábado sin profanarlo y preserva su mano de obrar el mal. El extranjero que se ha unido al Señor no diga: “El Señor me excluirá ciertamente de su pueblo”. No diga el eunuco: “Yo soy un árbol seco”. A los extranjeros que se han unido al Señor para servirlo, para amar el nombre del Señor y ser sus servidores, que observan el sábado sin profanarlo y mantienen mi alianza, los traeré a mi monte santo, los llenaré de júbilo en mi casa de oración; sus holocaustos y sacrificios serán aceptables sobre mi altar; porque mi casa es casa de oración, y así la llamarán todos los pueblos». Oráculo del Señor, que reúne a los dispersos de Israel: «Todavía congregaré a otros, además de los ya reunidos». Palabra de Dios.

Meditación

Isaías es el profeta del Adviento que nos muestra el rostro de un Dios Salvador, que recorre nuestros caminos y se preocupa de los pobres, los desvalidos, los que están en la orilla, los que se quedaron en el camino. Su voz autorizada rompe el silencio y comunica a todos la alegría del Mesías e iluminado por el Espíritu Santo, ve en el misterio del amor de Dios la vida y la gloria del Salvador. Hoy el profeta lanza dos invitaciones: vivir según Dios, practicando la justicia porque la salvación está para llegar. Y en un segundo momento nos dice que para Dios no hay extranjeros. Nadie tiene que sentirse excluido de su plan salvador. Todos los hombres de buena voluntad, dispuestos a obrar el bien se salvarán, sean de la raza que sean, serán admitidos. Para todos “mi casa es casa de oración”. Porque Dios quiere reunir a los dispersos y formar con todos la nueva comunidad. Sabemos que para Dios no hay extranjeros. ¿Y para nosotros? Él no hace acepción de personas. ¿Y nosotros? Si Dios está preparando, de nuevo en esta Navidad, la manifestación de su amor para con todos los de buena voluntad, ¿es así de universal también nuestra actitud ante las personas? ¿No hacemos ninguna clase de discriminación nosotros en nuestra vida cotidiana? Queremos que este camino que hacemos hacia el portal de Belén, esté precedido por el testimonio de apertura y esperanza. Por una verdadera cultura del encuentro donde no descartemos a nadie, sino que seamos verdaderos artesanos del amor al prójimo. El Papa Francisco lo dice así: “hoy tenemos que decir «no a una economía de la exclusión y la inequidad». Esa economía mata. No puede ser que no sea noticia que muere de frío un anciano en situación de calle y que sí lo sea una caída de dos puntos en la bolsa. Eso es exclusión. No se puede tolerar más que se tire comida cuando hay gente que pasa hambre. Eso es inequidad. Hoy todo entra dentro del juego de la competitividad y de la ley del más fuerte, donde el poderoso se come al más débil. Como consecuencia de esta situación, grandes masas de la población se ven excluidas y 12 marginadas: sin trabajo, sin horizontes, sin salida. Se considera al ser humano en sí mismo como un bien de consumo, que se puede usar y luego tirar. Hemos dado inicio a la cultura del «descarte» que, además, se promueve. Ya no se trata simplemente del fenómeno de la explotación y de la opresión, sino de algo nuevo: con la exclusión queda afectada en su misma raíz la pertenencia a la sociedad en la que se vive, pues ya no se está en ella abajo, en la periferia, o sin poder, sino que se está fuera. Los excluidos no son «explotados» sino desechos, «sobrantes».” (EG 53). 

Descargue la novena de navidad en el siguiente link: https://issuu.com/directorio2014/docs/arquidiocesis_bogota_-_novena_2017

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