¡Aquí estoy Señor, para hacer tu voluntad!

El arzobispo de Bogotá, en su homilía hizo varias reflexiones, empezando por el modo en que Dios interviene en la historia. Para ello vuelve la mirada a la lectura de Isaías: en medio de los momentos difíciles que vive el pueblo de Judá, promete una gran señal. El niño que nacerá de una virgen y se llamará Emanuel, Dios con nosotros. El Señor siempre responde a las necesidades y la súplica de su pueblo, pero no de cualquier manera: Dios se hace uno de nosotros. Nuestro Dios es compasivo y misericordioso, un Dios cercano que camina con nosotros.

Haciendo referencia al momento en que vivimos, dijo que: “Hoy empezamos el confinamiento estricto; esto va a significar una situación de dolor y sufrimiento para muchos. Yo pienso en los sacerdotes, de una manera especial”. Pues estarán confinados solos, en sus casas curales, sin poder ejercer su ministerio.

De otro enfatizó que el Señor no quiere actos exteriores, pues esta cuarentena que lleva a privarnos de la eucaristía, tenemos que interiorizar, tenemos que llegar al corazón, para que se dé el encuentro personal y comunitario con Dios.

Finalmente pidió mantener el confinamiento para salvaguardar la salud propia y de los demás.