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Somos pescadores de hombres

9 de febrero de 2025
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La experiencia vivida por Jesús en Nazaret fue de rechazo; la que ahora vive al llegar al lago de Genesaret, fue otra cosa. La gente se agolpa a su alrededor en medio de la naturaleza. Quieren, desde la orilla, oír la Palabra de Dios. No una palabra cualquiera, sino algo diferente. Intuyen que Jesús, sentado en una barca en medio de las aguas tranquilas del lago, les habla desde Dios, oyen su palabra como venida de Dios.

San Lucas nos ofrece una escena conmovedora que tiene como protagonista a Simón Pedro, discípulo creyente, de corazón sincero, y pecador al mismo tiempo. Han estado pescando durante la noche, pero nada de nada, y se lo dice a Jesús. Y como es mediodía, la pesca por ese día se considera terminada.

Sin embargo, Echad las redes, le dice el Señor, y Pedro, confiado en su palabra lo hace. La pesca obtenida es enorme. Pedro, sorprendido, se arroja a los pies de Jesús, y ante todos reconoce su pecado y su indignidad para estar al lado de Jesús.

¿Cómo reacciona Jesús? No se asusta, no se incomoda por tener a su lado un pecador. Le dice: no temas, y transforma su condición de pescador; ya no va a usar más las redes en el lago, sino en la tierra: va a pescar hombres. Así lo asocia al proyecto Salvador de su Padre Dios, que es el proyecto de Jesús.

La escena termina dejando constancia de la decisión de esos pescadores: su vida va a cambiar radicalmente: dejaron sus barcas y siguieron a Jesús. Un relato teológico que nos revela la iniciativa divina, la experiencia profunda que acompaña la fe, la decisión y la generosidad de la repuesta humana; la estrecha unión entre fe y la misión o envío a pescar hombres para el Reino.

Ante Jesús no se puede vacilar. Creemos en Él, confiamos plenamente en Él, sin condiciones, como lo hicieron esos pescadores, o lo rechazamos como lo hicieron los fariseos de la época y sus paisanos de Nazaret. La respuesta debe darla cada uno de nosotros. Nadie debe sentir temor de descubrir ante Dios la verdad de su vida por pobre y oscura que sea. No importa que hayamos fracasado, estemos cansados o seamos pecadores, Él es quien toma la iniciativa y nos ha elegido. Todo aquel que cree en Jesús se debe saber y sentirse enviado a construir el Reino de Dios anunciando la Buena Noticia.

Oremos este domingo pidiendo al Señor que, en tiempos de tantos desafíos a la fe católica en nuestro país, nosotros sepamos mostrar la vitalidad misionera de los primeros cristianos. También nosotros “echemos las redes” y sigamos a Jesús nuestro Señor guiados por la Iglesia.

Padre Carlos Marín G

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