Primer domingo de adviento: Vivámoslo con sensatez, responsabilidad y esperanza

El Adviento es una lección sobre el tiempo previo a la venida del Reino de Dios. Está cerca el reinado de Dios. Es el tiempo de la esperanza, alegre, pero vigilante.

Escatología: lo último, horizonte y camino; Parusía: llegada, presencia, o manifestación gloriosa y definitiva de Cristo; Apocalipsis o revelación: el mundo antiguo será destruido y el Hijo del Hombre llegará para ser reconocido como Señor del universo.

Jesús lanza un grito de alerta: Levantaos, alzad la cabeza, andad con cuidado. Es la parusía de Nuestro Señor Jesucristo que describen los textos del Nuevo Testamento: La manifestación de la gloria del gran Dios y Salvador nuestro Jesucristo Tito: 2. Es el momento final de la historia.

La venida del Hijo del hombre será un acontecimiento: se acerca vuestra liberación. El triunfo del Mesías y la inauguración de un mundo nuevo.

Nuestro paso por el mundo es un peregrinaje hacia la tierra prometida, Es la visión cristiana de la vida: somos peregrinos pero caminamos con esperanza, somos hijos de una Iglesia que anuncia la patria de la Trinidad Beatísima y peregrina hacia ella, si cumplimos la palabra de aquel que nos amó primero, como dice el mismo San Juan:14,23. Una clara invitación a la esperanza. Es tan grande el bien que espero, que en las penas me deleito, decía San Francisco de Asís. Invitación a construir aquí y ahora el futuro, a ser hombres y mujeres de esperanza en la alegría de la resurrección y de la visión de Dios.

La parusía no es una amenaza para los cristianos, sino una promesa cierta de una futura inmortalidad, de triunfo sobre la muerte, pero sí nos pide vivir con sensatez, justicia y esperanza en el siglo presente, Tito: 2. El Salmo 24 es una súplica confiada con la cual pedimos luz para caminar por el camino recto

Esperanza vigilante es ponerse en marcha, que no se embote nuestra mente, dar testimonio del seguimiento de Jesús como Buena Noticia, a pesar de las pruebas y dificultades.

Hermanos colombianos, alcemos la cabeza, permanezcamos despiertos, no durmamos, No matemos la esperanza, no nos deshumanicemos, no nos degrademos más como seres humanos, somos hijos de Dios.

Jesús vino, viene y vendrá. Se hizo hombre, es la Navidad. Jesús viene, está con nosotros: es la Eucaristía: En Él vivimos, nos movemos y existimos, Hechos: 17,28. Jesús vendrá glorioso a juzgar a vivos y a muertos: es la Parusía. Con este anuncio la Iglesia nos invita a vivir el tiempo de Adviento.

P. Carlos Marín G