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LITURGIA Septiembre 8 De simpatizante a discípulo

5 de septiembre de 2019
LITURGIA Septiembre 8 De simpatizante a discípulo

Después del banquete en casa del fariseo, Jesús retoma el camino hacia Jerusalén y en este escenario el evangelista Lucas hace servir la metáfora del seguimiento para…

La primera es un breve resumen que sitúa la enseñanza de Jesús en el camino; en la segunda parte el Maestro expone las exigencias para el discipulado; en la tercera, mediante un par de parábolas breves, Jesús recalca la necesidad de discernir los medios y las capacidades para responder a la vocación cristiana; el evangelio concluye con la cuarta parte en la que se reafirma la condición de libertad para el seguimiento.

Este episodio del evangelio se ambienta desde el mensaje de la primera lectura (Sabiduría 9, 13-18); este texto, con algo de pesimismo sobre la condición histórica del ser humano, advierte en el hombre la limitación y la debilidad de su conocimiento, ante esta fragilidad expone la necesidad de la ayuda de Dios para que el ser humano pueda darle sentido a su existencia: «¿Quién conocerá tus designios, si tú no le das sabiduría y le envías tu santo espíritu desde lo alto?», solo con la sabiduría divina el hombre puede seguir el buen camino.

El breve resumen con el que se inicia el texto del evangelio de hoy menciona el alto número de personas que hacen el camino hacia Jerusalén junto a Jesús. Se podría entender una marcha de tantas en el sentido que los caminantes van en la misma dirección. A las personas que conforman el grupo de caminantes Jesús les propondrá decidirse personalmente, lo que estará significando pasar de ser ‘simpatizantes’ a ser discípulos. Este cambio cualitativo implica una opción deliberada. Este es el tema central de la enseñanza de Jesús en la liturgia de la palabra de este domingo.

No es suficiente con caminar junto a Jesús, para el cambio cualitativo de simpatizante a discípulo el Señor pide dos cosas: 1. romper con el pasado y 2. cargar la cruz. Se es discípulo cuando se está dispuesto a asumir la forma que el maestro quiere para uno; el discípulo es alguien a quien el maestro le va dando forma. Para adquirir esta forma que el maestro desea, el discípulo tiene que romper ataduras o ‘desaprender’ –como dicen hoy– además de dejar ámbitos que le han brindado seguridad hasta hoy.

Junto a la libertad respecto de las ataduras o de aquello que le ha venido dando seguridad, el discípulo ha de cargar la cruz. En el momento en que se escribe el evangelio de Lucas la cruz aún no ha llegado a constituirse en un signo para identificar a los cristianos, es más bien un instrumento de ajusticiamiento para los enemigos del Imperio, de manera que en este texto cargar la cruz indica que el discípulo es invitado a asumir un futuro en contra de todo sentido común.

A continuación, por medio de dos parábolas breves, Jesús propone a quien quiere ser discípulo evaluar los medios y las posibilidades de que se ha de disponer para iniciar el discipulado. En cada una de las historias parabólicas el texto griego menciona ‘proton kathisas’, –primero sentarse– a evaluar los medios o deliberar sobre las fuerzas. La primera imagen nos habla de ‘querer construir’, en este caso se evalúa el presupuesto (gastos). La segunda historia se refiere a la necesidad de tener que dar una batalla en medio de una guerra, en esta urgencia se juzga la capacidad de las fuerzas propias y a partir de ello las posibilidades de salir exitoso. Estas dos historias sirven para demostrar que definirse por el Reino no es una elección momentánea, sino que pide gastar, entregar lo que se creía poseer, y valorar las fuerzas para comenzar a vivir de otra manera.

En la cuarta parte se reasume la invitación a dejarlo todo para ser discípulo; ahora, después de valorar la gravedad de la situación se impone renunciar a contar con los propios medios que hasta ahora han dado seguridad para asumir en entera libertad el camino abierto por Jesús.

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