Liturgia Noviembre 9El lugar del encuentro y comunión con el misterio

Debido a la disposición del calendario de la Iglesia en este domingo celebramos la fiesta de la dedicación o consagración de la Basílica de Letrán, la catedral del papa;…
Mas cuando el Imperio Romano asumió el cristianismo como religión oficial, el Estado proporcionó a los cristianos edificaciones para las celebraciones, estos lugares públicos se llamaban ‘basílicas’ en razón de su origen estatal. En el idioma griego, reino se dice ‘basileia’. Por el año 324 el emperador Constantino mandó construir una basílica para el papa en un predio de la familia Laterani, de allí el nombre de Letrán.
Cada obispo tiene una iglesia desde donde enseña, santifica y rige al pueblo de Dios que se le ha encomendado; como símbolo de su ministerio, en la iglesia del obispo se halla la ‘catedra’ (silla) del obispo y por ello a estas iglesias se la llama catedrales. Diferente a lo que uno pensaría, la catedral del papa no es la iglesia del Vaticano sino la basílica de Letrán, y por ser la catedral del papa se la considera la madre de todas las iglesias.
En el evangelio de la Misa de este día (Juan 2, 13-22) se nos refiere una ‘acción profética’ de Jesús. Ya desde el antiguo Testamento los profetas empleaban gestos, acompañados de una explicación, para anunciar el mensaje de Dios, a estos gestos unidos a una palabra explicativa se les llama acciones proféticas o gestos simbólicos de los profetas. En el evangelio de la Misa de hoy Jesús hace una denuncia profética mediante la acción de la expulsión de los vendedores y el desplome de las mesas de los cambistas y su palabra.
Si asumimos el templo como la máxima expresión de la religión, la denuncia de Jesús es directa; a través de su acción simbólica de profeta el Señor censura que los hombres hayan llevado la relación con Dios a nivel de un trato comercial. Superficialmente aquí se podría entender ‘comercio’ como referido a la actividad de la venta de animales y el cambio de monedas, pero si interpretamos el gesto desde la palabra de Jesús: «¡No sigan haciendo de la casa de mi Padre un mercado!», podemos entender que la denuncia es más honda: los hombres van a Dios para hacer tratos con él según la ley de oferta/demanda. La relación con Dios se ha vuelto algo así como ‘Yo te ofrezco, yo te doy, para que tú me des, para que tú hagas que esto pase de esta forma.’
Como había ocurrido con los profetas anteriores, la gente reacciona ante una denuncia tan grande y pide pruebas que acrediten la autenticidad del profeta, en el caso presente son las mismas autoridades del templo quienes piden a Jesús que realice una señal que lo acredite ante ellos como profeta.
Pero Jesús es reacio a hacer estos signos (véase también Marcos 8, 11). En el episodio del evangelio de hoy Jesús responde a las autoridades judías desafiándolas: «Destruyan este santuario, y en tres días lo reconstruiré.» El evangelista nos explica que con estas palabras Jesús se está refiriendo a sí mismo, entregado en manos de los hombres y resucitado de entre los muertos; Jesús anuncia de este modo un nuevo santuario, un nuevo templo, una nueva manera de vivir la relación con Dios: su Pascua, su vida entregada para que tengamos vida.
La celebración de esta fiesta de la dedicación de la catedral del papa es ocasión para que tomemos conciencia de estos lugares en los que Dios congrega a su pueblo para anunciar su palabra, para celebrar el misterio, para santificar a las personas y para que nosotros manifestemos nuestra fe. Las iglesias son edificios que construimos como espacios de comunión con Dios y con los hermanos, son lugares para la oración comunitaria y personal. Las iglesias se construyen para testimoniar el confín entre el misterio y nuestra presencia, por ello deben ser ambientes acogedores y estéticamente atrayentes; el confín entre el proyecto del Reino y nuestra existencia concreta, encarnada.
Estas construcciones son expresión de nuestra corporeidad, por esta condición el proyecto de Dios que se encarna en nosotros requiere de entornos que expresen y realicen nuestra manera de sentir y de vivir el amor de Dios que nos está manifestando de día en día cómo la Pascua de Jesús nos está haciendo cada día más semejantes a él.
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