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LITURGIA Noviembre 3 Una mirada que supera los anhelos humanos

31 de octubre de 2019
LITURGIA Noviembre 3 Una mirada que supera los anhelos humanos

Con el encuentro de Jesús con Zaqueo que narra el evangelio de la misa de este domingo (Lucas 19, 1-10) concluye en el leccionario el viaje de Jesús a Jerusalén, lo que…

Antes de pasar al episodio del evangelio es útil tomar en cuenta que el año litúrgico entra en sus últimas semanas, y el leccionario nos irá presentando el tema del final de la historia y la segunda venida de Cristo. En este domingo se inicia la lectura de la segunda carta a los tesalonicenses, en la que san Pablo quiere poner en guardia a los cristianos frente a supuestas revelaciones alarmistas sobre el fin del tiempo.

El evangelio de la misa de hoy tiene tres partes, en la primera el evangelista sitúa el marco geográfico del episodio, la segunda narra el encuentro de Jesús con Zaqueo y en la tercera se lee la consecuencia de este encuentro. Jericó es la última etapa del viaje hacia Jerusalén, allí arriba Jesús y atraviesa la ciudad, pasará allí la noche y emprenderá desde primera hora la última jornada que lo pondrá en Jerusalén al atardecer.

El encuentro de la segunda parte del evangelio de hoy lo entendemos como realización de la voluntad divina. En la frase de Jesús «Es necesario que hoy me quede en tu casa», la construcción griega emplea el imperativo ‘dei’ del verbo ‘déo’ –ser necesario–, que con frecuencia en la Biblia se emplea para referirse a un proyecto divino (así en Lucas 2, 49: «¿No sabían que yo debo estar en la casa de mi Padre?»; 4, 43: «También a las demás poblaciones tengo que anunciarles la buena noticia del reino de Dios»).

En esta segunda parte del evangelio, se presenta a Zaqueo como un hombre que tiene el deseo de ver «quién era Jesús», esta expresión hace pensar en algo más que una mera curiosidad. Zaqueo busca conocer a una persona, la persona de Jesús. En contraste Lucas había dicho que Herodes buscaba ver a Jesús (Lucas 9, 9) y efectivamente, en los sucesos de la pasión llega a tenerlo delante, mas Herodes lo quería para verlo hacer algún milagro (Lucas 23, 8).

«Zaqueo trataba de ver quién era Jesús, pero no lo lograba a causa del gentío, porque era pequeño de estatura»: el deseo de Zaqueo pasa a ser búsqueda, su voluntad lo mueve a la esperanza, entonces corre y sube a un árbol con intención de ver a Jesús. Al llegar a aquel sitio Jesús supera las esperanzas humanas y es Él quien resulta mirando a Zaqueo.

Como en el relato de los diez leprosos (véase Lucas 17, 11-19) la mirada de Jesús está acompañada de una orden. La mirada de Jesús, que es mirada misericordiosa, es la respuesta de Dios a la búsqueda de Zaqueo, por eso es mirada que salva. El imperativo «Date prisa y baja, porque es necesario que hoy me quede en tu casa» viene a ser la confirmación de lo que la mirada de misericordia ya ha realizado en este hombre. Estamos ante la estructura de un sacramento: gesto y palabra explicativa.

La tercera parte del episodio narrado en el evangelio ocurre en casa de Zaqueo, de nuevo la multitud representa un impedimento, ahora la masa critica a Jesús por ir a hospedarse en casa de un pecador. La alegría de Zaqueo contrasta con la murmuración de todos, pero ahora son la caridad y la justicia las que superan este reparo del pueblo.

Si antes la fe inicial movió a la esperanza de poder ver quién era Jesús e impulsó a Zaqueo a superar su condición física de ser de baja estatura, ahora es la gracia que ha hecho de Zaqueo un hombre nuevo dispuesto a obrar la caridad y a reparar la injusticia.

La frase final del evangelio de este domingo viene a resumir la enseñanza de Jesús sobre su misión como Mesías: «El Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que estaba perdido». La salvación como búsqueda de Dios que, por la fe inicial, atrae al hombre hacia Jesús y la mirada de Jesús que supera los anhelos humanos.

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