LITURGIA Mayo 14La casa y el camino

Entramos en la tercera etapa de la cincuentena pascual, marcada por la despedida de Jesús. Hoy y el siguiente domingo estaremos leyendo del evangelio según San Juan…
Suele ser que algunos personajes, al sentir cercano el día de su muerte, reúnen a sus familiares o a la comunidad, para recordar con ellos las enseñanzas dadas durante el tiempo de convivencia y para dejar recomendaciones al grupo ante la ausencia de quien se despide. Jesús hace algo similar con los discípulos para recordar cómo durante el tiempo que compartió con ellos les mostró la vida que Dios quiere para el ser humano y cómo seguirán participando de esta vida en unión con Él. La separación es la ocasión para que los discípulos fortalezcan la fe en quien le ha manifestado al Padre.
El domingo pasado Jesús expresaba en el evangelio que el pastor saca las ovejas y cuando las ha sacado va delante del rebaño y las ovejas lo siguen; en la oración colecta de este domingo continúa estando presente la imagen del seguimiento de Jesús para alcanzar la libertad verdadera y la herencia eterna.
La primera lectura de la misa de hoy (Hechos 6, 1-7) presenta a la primitiva comunidad de Jerusalén creciendo en número de discípulos y con ello se encuentra en nuevas circunstancias que piden comenzar a organizar ministerios. Los Apóstoles empiezan a responder a las nuevas situaciones seguros de que actúan como Jesús hubiera actuado.
Recordemos que en la segunda lectura estamos siguiendo el texto de la Primera carta de San Pedro, este escrito busca alentar la esperanza de los cristianos de su tiempo a quienes el entorno social y religioso lo ofrece oposición para vivir de acuerdo con el Evangelio; en los versículos que leemos hoy (1Pedro 2, 4-9) el autor evoca la situación de algunos miembros del pueblo de la antigua alianza a quienes su falta de fe los llevó tropezar precisamente con el fundamento que Dios les ha puesto.
En el evangelio de este domingo (Juan 14, 1-12) tenemos el inicio del discurso de despedida de Jesús, en estos versículos, después de la invitación a no dejar la fe, Jesús toca dos temas principales: la casa del Padre y el camino hacia aquella casa.
El anuncio de la partida de Jesús en el párrafo anterior (final del capítulo 13) sembró desconcierto y tristeza en los discípulos; al mencionar el estado de los discípulos, el texto griego emplea el verbo ‘tarasso’ –agitarse, conturbarse–, al mismo que acudió para referir la reacción de Jesús ante el dolor de María y los judíos por la muerte de Lázaro (véase Juan 11, 33). Los discípulos se enfrentan a un futuro sin el Maestro. En esta circunstancia de desolación, Jesús invita a los suyos a apoyarse en Dios y en él.
Al final del capítulo 13 Jesús anuncia las negaciones de Simón Pedro; ante la marcha del Maestro, el discípulo manifiesta que está dispuesto a no separarse de Jesús, pero él ha dicho que a dónde va no lo podrá seguir, por ahora, lo hará más tarde (Juan 13, 36). Al iniciar del discurso de despedida, Jesús aclara por qué el discípulo no lo podrá seguir por ahora: «Cuando haya ido y les haya preparado el lugar, vendré otra vez para llevarlos a donde yo esté».
Dos elementos para destacar en esta afirmación. En primer lugar, el anuncio del retorno –‘vendré otra vez–; esta frase nos llevaría a pensar en el regreso de Jesús al final del tiempo, pero el texto da a entender de la presencia actual de Cristo en la comunidad. El Resucitado está viniendo permanentemente a su Iglesia, a lo largo del discurso Jesús afirma que al regresar él al Padre se convertirá en el intercesor de los discípulos. El otro elemento a considerar en la afirmación de
Jesús es la permanente unión con el Padre, la frase dice «donde yo estoy»; Jesús siempre ha estado unido al Padre.
Jesús no ha dejado la casa del Padre, pero por su glorificación –retorno al Padre– entra en una comunión profunda con los discípulos y así los habilita para que ellos hagan las obras que hace él y aún mayores. Por la Pascua la unión profunda de Jesús y el Padre se amplía a la comunidad de los discípulos.
El otro tema principal del evangelio de este domingo es el camino hacia la casa del Padre. La tradición bíblica acude recurrentemente a la imagen del camino para referirse a la orientación de la existencia, a la opción decisiva de la vida. En el texto que nos ocupa este camino consiste en acoger la revelación de la Palabra hecha carne: la persona, la historia, el Evangelio de Jesús. El camino para la casa del Padre es creer en Jesús.
Los discípulos han comenzado a avanzar por este camino a través de la convivencia con Jesús: «Si me han conocido a mí, conocerán al Padre. Más aún, ya lo conocen y lo han visto». Aquí ‘ver’ no se refiere a una percepción óptica sino que ver en este caso es sinónimo de ser enseñado, de modo que seguir a Jesús es ‘ser enseñado por Dios’, recibir las enseñanzas del Padre.
La intervención de Tomás –«No sabemos a dónde vas. ¿Cómo vamos a conocer el camino?»– diferencia la casa y el camino y con ello pone en evidencia la dificultad que tienen los discípulos para seguir a Jesús como revelador del Padre.
Imagen: Capilla De Oración Católica
Fuente Disminuir
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