LITURGIA Junio 25El temor a los hombres y el temor de Dios

En este domingo retomamos la celebración de los domingos del tiempo litúrgico ‘Per annum’ que habíamos iniciado en enero y que suspendimos para celebrar la Pascua. Una…
El evangelista Mateo articula la historia de Jesús a partir de cinco discursos o sermones, el segundo de ellos (Mateo 10, 5‒10, 42) se introduce como instrucciones para la misión, pero al final no son los discípulos quienes se marchan, sino que es Jesús que se va a predicar a las ciudades de la región (véase Mateo 11, 1). Entendemos, pues, este discurso a los discípulos como instrucciones acerca de la forma de vida del cristiano en el mundo. En el evangelio de la misa de hoy y del próximo domingo leemos la segunda y última parte de este discurso.
El evangelio de la misa de este domingo (Mateo 10, 26-33) se puede dividir en tres partes, en la primera sobresale un contraste entre lo secreto y lo conocido, la segunda es una exhortación a la fidelidad y a la confianza en el Padre del cielo, y la tercera parte propone la manifestación definitiva de la fidelidad del discípulo. En el conjunto el evangelio de este domingo se puede comprender como la invitación a los discípulos para que no tengan miedo delante las amenazas del ambiente, pues la comunidad cristiana está llamada a comunidad alternativa a los valores del mundo.
La primera parte se inicia con una exhortación a no tener miedo ante la persecución; la motivación para no dejarse paralizar por el miedo sino, por el contrario, actuar con determinación se presenta a través de cuatro parejas de contrastes: oculto/descubierto, secreto/conocido, oscuridad/luz, murmullo al oído/pregón desde la terraza. Esta serie de contrastes nos lleva a preguntarnos sobre el tiempo o la situación en que lo oculto se hace manifiesto. Si atendemos al final del pasaje que leemos hoy pensaríamos que aquella revelación pública coincidiría con el fin del tiempo o el regreso del Hijo del hombre.
Pero como se trata de una estimulación para actuar en medio de las persecuciones, entendemos que esta manifestación de lo oculto se comienza a dar en la historia. Estos contrastes se estarían, entonces, refiriendo a la fortaleza del Evangelio, a la solidez del proyecto de Dios. Al discípulo que experimenta que su fidelidad al Evangelio entra en tensión con el mundo, Jesús lo anima a considerar que el Reino que ha comenzado como un murmullo al oído, se manifestará abiertamente. Aunque el ambiente pareciera ahogar la voz del Evangelio, este despuntará.
La segunda parte se abre también con una advertencia a no tener miedo. A los cristianos que viven en tensión entre la fidelidad al Evangelio y los estilos de vida que propone el mundo Jesús los exhorta a vivir bajo el temor de Dios.
En esta segunda parte la llamada a la confianza se presenta a través del contraste entre el temor humano y el temor de Dios. El temor humano surge ante sujetos, instituciones o fuerzas oscuras que creen disponer de la vida de los hombres, a ellos no hay que temer porque la vida de los hombres es don de Dios.
Jesús propone a sus discípulos no temer a los hombres sino vivir bajo el temor de Dios. En la tradición bíblica el temor de Dios se presenta como obediencia, confianza; en la reflexión de los llamados escritos sapienciales (Sabiduría, Eclesiástico, Eclesiastés) el temor de Dios principia por el conocimiento de la revelación para orientar la vida según esta revelación, de modo que el temor de Dios es una conducta de fidelidad a Dios. En el texto que comentamos, Jesús revela a Dios como Padre que rodea a los hombres de una providencia paternal y con base en ella nos invita a vivir en obediencia a su voluntad. La vida del ser humano es sostenida por Dios en medio de sufrimientos.
La tercera parte del evangelio de hoy hace referencia al tiempo de la manifestación plena del proyecto de Dios, si el discípulo se deja dominar por el temor de los hombres, su vida termina en fracaso. Frente a las amenazas, Jesús, con el ejemplo de su vida anima a sus discípulos a vivir en obediencia al proyecto del Padre. El evangelio de la misa de hoy concluye con una invitación de Jesús a hacer pública confesión del proyecto del Reino, esta confesión pública, más que en discursos o anuncios, consiste en asumir el estilo de vida que Jesús nos revela en el Evangelio.
Imagen: gatochapin.typepad
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