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Liturgia febrero 8La Iglesia en salida que quiere Jesús

5 de febrero de 2015
Liturgia febrero 8La Iglesia en salida que quiere Jesús

En nuestra lectura del relato del evangelio según San Marcos acompañamos la primera jornada de Jesús, ésta se inició convocando los primeros discípulos y proponiéndoles…

El texto del evangelio de la Misa de hoy (Marcos 1, 29-39) tiene dos partes, en la primera se cuenta la curación de la suegra de simón, la segunda es un resumen que cierra la jornada inaugural de Jesús en Cafarnaúm. Saliendo de la sinagoga, donde Jesús obró la liberación del hombre poseído por un espíritu inundo, el Maestro y sus discípulos van a casa de Simón. Recordemos que es sábado, día de fiesta, día de liberación del trabajo y por ello día para compartir en familia. 

En la casa de Simón asistimos a la segunda lección en el aprendizaje de ‘pescar hombres’. Desde el pesimismo en que nos sumen los versículos del texto de Job que escuchamos en la primera lectura (Job 7, 1-4.6-7)el estado de la suegra de Simón, «en cama con fiebre» se ve como un reclamo que nos hace mirar hacia el mundo del dolor y su misterio: «El hombre aquí en la tierra está como prestando servicio militar, sus días son como los de un jornalero.»  

Desde una falsa piedad se nos invitó identificar muchas situaciones de sufrimiento inexplicable como ‘voluntad de Dios’ y ocasión de ‘pagar’ por el pecado. La escena del evangelio nos presenta dos estados de la suegra de Simón, uno enferma y otro sirviendo, ¿cuál es la voluntad de Dios para con esta mujer?, ¿que esté postrada en cama o que esté sirviendo? 

Jesús «se acercó, la tomó de la mano y la levantó. Y le pasó la fiebre y se puso a servirles.» No hay palabras de Jesús como en la liberación del endemoniado hace ocho días, no hay palabra sino gesto, un gesto de cercanía. Esta acción de Jesús que denota un cálido contacto humano tiene la capacidad de llevar alivio, consuelo y alegría: «Anunció la salvación a los pobres, la liberación a los oprimidos y a los afligidos en consuelo.» La segunda lección del aprendizaje de pescar hombres nos muestra a Jesús sustrayendo al ser humano de visiones fatalistas de la vida para hacerlo libre 

El Reino que anuncia y hace presente Jesús va más allá de un mero bienestar personal; en el episodio del evangelio, la liberación de la mujer la lleva a servir a quienes están en la casa, la auténtica liberación es liberación para el servicio a los demás. Esto es pescar hombres, crear las condiciones de cercanía y de confianza que lleva al ser humano a salir de una visión fatalista de la existencia para ir al encuentro de los otros y servirles. 

En la segunda parte de evangelio de hoy nos encontramos con un resumen que pone fin a la actividad de Jesús en Cafarnaúm. El día ha representado un éxito de Jesús entre la gente de modo que al atardecer, pasado el reposo festivo del sábado, «toda la población estaba reunida a la puerta de casa.» Está Jesús ante la tentación del populismo. Se asoma la tentación y Jesús busca un lugar despoblado, lejos del gentío para estar a solas con su Padre. 

Simón constata el éxito grande y quiere prolongarlo. Jesús, que posiblemente en el diálogo de la oración va reconociendo el proyecto del Padre, dice que él ha venido del Padre para hacer presente el Reino de Dios en otra parte, más allá del éxito. 

Buscar éxito grande se puede constituir en una tentación para la Iglesia y para la vida cristiana, el éxito puede atrapar y luego apoltronar. La tentación del éxito se vence con la salida. Jesús se levantó, salió de casa y partió, así comprendió la misión que el padre le encomendó. Constantemente el papa Francisco nos invita a ser una Iglesia en salida, para ello es necesario desprendernos de criterios de buscar mantener costumbres o asegurar multitudes. 

 

 

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