Pasar al contenido principal
#397dff

La naturaleza profética de los sacramentos

2 de septiembre de 2025
sacramento
Imagen:
de referencia- ewtn.es.

Por:  Padre Tadeo Albarracín - Doctor en Liturgia.


Tirilí-Tirilí, suena el timbre del teléfono: Parroquia del Espíritu Santo, buenas tardes. Buenas tardes, ¿allá hacen bautizos? Sí, cómo no Y, ¿qué requisitos tienen? 

Continúa una serie de preguntas de quien llama: ¿Los padrinos tienen que ser casados?, ¿allá también piden la partida de matrimonio de los papás? Es que no estamos casados. 

¿Cuándo hacen los bautizos?, ¿uno puede escoger la hora? ¿la iglesia tiene parqueadero? ¿cuánto vale para un niño de tres años? … Perdón, me regala la dirección, por favor. Carrera 17 n.o 39A-55. ¿Por qué sector queda? Barrio La Magdalena, localidad de Teusaquillo. ¿Eso es en Bogotá? Yo llamo desde Barranquilla, sucede que ‘googleamos bautizos’ y en la respuesta del internet nos pareció bonita la foto de la iglesia que publican ustedes. 

Esta conversación, en la que, como en las filtraciones a la revista Semana, se omite parte del audio para evitar importunación de la DIAN, lleva a pensar de entrada dos cosas: en primer término, que es real la presencia de la parroquia en la virtualidad y, en segundo, que hay personas interesadas por el tema de la religión. Estas conclusiones reflejan en su autor algo de nostalgia por épocas de cristiandad en la que todo tenía que estar impregnado de Iglesia y era extraño pensar la existencia sin Dios. Añoranza por lo que Heidegger llamó onto-teo-logía. 

Cada cambio de época tiene de fondo un cambio de modelo filosófico y la estabilidad se recupera después de la crisis aceptando una nueva metafísica. En tiempos apostólicos el paso de la sinagoga hacia el mundo explicado por los griegos se hizo incorporando el Logos, entonces el mensaje del Reino se expuso en los moldes del neoplatonismo.

Al salir de la antigüedad la Iglesia pactó con el modelo realista de Aristóteles y encontró reposo en la síntesis que realizó Santo Tomás, desde entonces nos movimos dentro de ese paradigma que nos permitió explicar los sacramentos como cosas y predicar que ellos poseen materia y forma, y que producen efecto por la misma acción realizada. 

En la renovación de la Iglesia en nuestros días los impulsos del Espíritu, a través del concilio Vaticano II, nos han pedido volver a la Escritura, en ella encontramos categorías teológicas como alianza, pueblo de Dios, historia de la salvación. Estas categorías son primordiales para la renovación de la teología sacramental; así, por ejemplo, en las acciones simbólicas de los profetas hallamos un modelo bíblico para entender y explicar los sacramentos. 

Son numerosos los lugares tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento en los que los profetas recurren a acciones simbólicas para comunicar al pueblo cómo Dios va realizando la salvación en la historia. Jeremías puso sobre su cerviz un yugo de madera, cuando los dirigentes del pueblo se lo destruyeron asumió otro de hierro para llamar la atención de los líderes a la fidelidad, a la alianza, y salir airosos del sucesivo asedio de ninivitas y caldeos. 

Jesús en la cena de despedida, por el gesto del lavatorio de los pies a los discípulos, nos esclarece el sentido y la finalidad de su entrega: “Para que hagan como yo he hecho”, de modo que por la entrega que Jesús realizará unas horas después en la cruz los discípulos podemos llevar una vida como la de Él. Estas acciones están conformadas por un gesto que se complementa con una palabra explicativa. 

Para el tiempo presente puede resultar conveniente comprender que para la celebración de los sacramentos nos reunimos la comunidad de los discípulos de Jesús, reconocemos y acogemos su presencia; entonces el Cristo glorioso unido a la comunidad de sus hermanos (los incorporados a la Iglesia por el bautismo) realiza un gesto humano que se complementa con una palabra que expone su sentido. 

La fe de la Iglesia nos garantiza que por esas acciones (profundamente humanas) realizadas por el Señor, asociando a su cuerpo visible (la Iglesia), se actualiza el Misterio Pascual y quienes participan de esta acción entran a tomar parte del acontecimiento de la Pascua de Jesucristo.

Acciones profundamente humanas como zambullir a una persona en el agua para vincularla a la muerte, sepultura y resurrección de Cristo; ungir con aceite la frente y las manos de un enfermo para asociarse a la cruz redentora de Cristo y a su Pascua; una comunidad de vida y amor conyugal fundada a partir del consentimiento y que recuerda a la Iglesia el amor incondicional con el que Cristo nos ama… 

Por ser realización conjunta de Cristo y la Iglesia, son acciones eficaces para vincular a las personas con la Pascua de Cristo, pero al mismo tiempo son gestos proféticos que develan cómo Dios está realizando la salvación en la historia de los discípulos en particular y también en la comunidad.

Aumentar
Fuente
Disminuir
Fuente

Otras noticias

#277518
#397dff

Noticias relacionadas