La eucaristía es semilla de gloria

Está la narración de la caminata del mismo Jesús sobre las aguas del lago a mitad de la noche. Este milagro de Jesús tiene relación con la revelación de la Eucaristía como Pan de Vida. ¿Por qué?
“Yo soy, no temáis”, revela la divinidad de Jesús. Testigos del milagro, los apóstoles toman conciencia de que quien va a pronunciar en seguida el discurso sobre el Pan de Vida, es Dios y hombre verdadero.
Entre quienes oyen ese discurso algunos reaccionan negativamente. No hablan en voz alta, murmuran entre ellos. No aceptan a Jesús como pan bajado del cielo. Una murmuración que lleva consigo la incredulidad. Su argumento es la humanidad de Jesús. Conocen su origen humano. Jesús rechaza la murmuración, pero no entra en discusión con ellos sobre su propio origen. La encarnación de Jesús es materia de fe, Él es verdadero hombre, y nos dejó su cuerpo, fuente de vida.
Creer, nuestra fe en Jesús no se fundamenta en sabiduría humana alguna. La fe en Jesús enviado por el Padre, no es algo natural y espontáneo. Es un don inmerecido, una aventura extraordinaria. Un modo de estar en el mundo que nace y se alimenta de la gracia de Dios. Por eso Jesús dice: “no critiquéis, nadie puede venir a Mí si no lo atrae el Padre, que me ha enviado”. Quiere decir que tenemos que abrirnos a la acción del Padre.
Creer en Jesús, seguirlo, es tener vida eterna desde ahora. De esa vida Jesús es el pan, no cualquier pan, sino el que ha bajado del cielo. Nosotros nos alimentamos con ese pan mientras peregrinamos hacia la Casa del Padre.
Es la carne de Jesús, su cuerpo, que sufrirá la muerte en la cruz, lo que nos da la vida. La Eucaristía no es un simple recuerdo, no es un símbolo, no es un simple rito religioso, es un rato de cielo, es comida, es el pan que da la vida eterna, un misterio que va más allá de nosotros mismos, porque es ya una participación en la vida misma de Dios.
La Eucaristía es el pan del que camina hacia nuestro monte Horeb que, es el cielo. Comulgar es gustar la gloria de Dios ya desde esta tierra. La Eucaristía es semilla de gloria, es medicina de inmortalidad. El que en vida no la recibe es porque no quiere vivir eternamente con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Este texto de San Juan es una auto-presentación de Jesús. Él es verdadero Dios y verdadero hombre; es respuesta a las necesidades y esperanzas del ser humano. Y esto supone creer en Jesús, tener fe en Él, en su divinidad, pero también en su humanidad.
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