Pasar al contenido principal
#397dff

Encendamos las lámparas, vivamos despiertos

10 de agosto de 2025
sus

 

Una forma de hacernos ricos, y vivir como tal, está en acumular bienes materiales; es la que nos lleva a la avaricia, a la codicia, la que nos roba la paz interior, la que nos vuelve esclavos. Otra muy distinta es la de ser ricos interiormente y saber compartir esa riqueza con los hermanos; ésta llena nuestra vida de sentido, de grandeza, de bendición divina.  Esta es la riqueza que Dios quiere para nosotros.

Es la visión que nos transmite el Evangelio en la Eucaristía de este domingo. Ninguno de nosotros es enviado al mundo y abandonado a su suerte; hay un Dios Padre que nos ama y cuida de nosotros. Somos obra suya, y en Cristo Jesús somos sus hijos.

Un hijo de Dios no vive a la deriva, sin esperanza, porque bien sabe dónde poner su corazón, dónde está su tesoro, conoce la verdadera sabiduría de la vida, sabe vivir responsablemente, vive vigilante, despierto. Es el estilo de vida cristiana, es la actitud fundamental del verdadero discípulo y de la comunidad de los seguidores de Jesús. Siempre, y de una manera muy especial, en el momento presente: aquí en Colombia, en Bogotá, en Cali, en Caquetá o en Guaviare, y hoy mismo, no dejando para mañana lo que es urgente que hagamos hoy, año 2025. Es tener conciencia de que somos seres históricos. Nadie va a hacer lo que nosotros no queremos o no nos decidimos a hacer. ¿Lo sienten ustedes así?

Uno de los riesgos que nos amenaza a los cristianos de nuestros días es el caer en una vida superficial, rutinaria, casi mecánica. Las metas, los ideales, los propósitos terminan apagándose; caminar por la vida sin propósito, ni objetivo alguno; vivir la fe en Dios simplemente como tradición familiar, como una herencia o una costumbre más. Son esos los que viven dormidos. Y, en nuestros días, son muchos los que viven así: gastan la vida entera “haciendo y diciendo cosas y más cosas”, y por ese camino caen en una vida superficial, puramente mecánica y rutinaria; nunca descubren en lo que hacen algo que pueda servir a los demás, algo que tenga valor de eternidad. ¿No les parece?

El cristiano debe ser una persona que piensa, construye, sirve, ama, trabaja en torno a un proyecto de vida; se prepara para ser útil a una comunidad, pues sabe que sobre eso será examinado cuando Jesús vuelva como Señor y Juez al final de la historia. 

Es una persona que vive despierta, que se sacude de la indiferencia, de la pasividad, de “eso no me toca a mí”; que conoce a fondo su fe en Dios, la agradece, la celebra y la contagia. Lo hace porque vivir dormido es muy fácil, aparentemente le da tranquilidad, pero no vida verdadera. Sabe muy bien que sueño, estupidez, superficialidad, virginidad cerebral, andan siempre juntas, la una atrae a la otra. ¿La ven ustedes así?

Desde mi experiencia personal me atrevo a decirles con toda sinceridad que lo mejor, lo más sabio, lo más gratificante en la vida, es vivir despiertos, pensando, amando y sirviendo a los hermanos. Vivir dormidos, con el cerebro apagado, sin proyecto de vida, llenos de miedo, no es lo que Dios quiere como hijos suyos que somos.

Colombianos católicos, y también los que no lo son, mantengamos bien ceñida la cintura, encendamos las lámparas, vivamos despiertos, antes de que sea demasiado tarde. No le tengamos miedo a la radicalidad de Jesús, esa que Él expresa en Mateo 6,25 y en Lucas 9,23.

Padre Carlos Marín G.

Aumentar
Fuente
Disminuir
Fuente

Otras noticias

#277518
#277518
#397dff

Noticias relacionadas