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El padre Dios nos pide que escuchemos a su hijo amado

16 de marzo de 2025
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Esta escena la conocemos desde niños como “la Transfiguración del Señor”. Una experiencia vivida por Pedro, Santiago y Juan, además de Moisés y Elías representantes de la ley antigua y de los profetas, y que constituye una nueva revelación de la verdadera identidad de Jesús y de su misión: Este que tiene el rostro transfigurado, es el hijo amado y es a Él, y solo a Él a quien hay que escucharEscucharle a Él, a nadie más. 

En la humanidad de Jesucristo, su Hijo amado, el Padre se hace presente entre los hombres

Escuchar a Jesús, al hijo amado, es escuchar a alguien cuya palabra y cuya vida nos descubren la verdad de Dios. Alguien que nos quiere enseñar por qué y para qué vivir. Alguien que nos ofrece el camino seguro para construir un mundo más justo y digno del ser humano, que es creatura de Dios.

Escuchar a Jesús, y solo a Él, significa llevar el evangelio, y solo el evangelio, y vivirlo: en eso está nuestra identidad como cristianos; miramos el mundo y la vida con ojos diferentes y con esos ojos la vivimos, la irradiamos, la contagiamos a otros. Significa no separarnos de las realidades humanas, aprender a discernir, y a afrontar los conflictos de la historia de cada uno de nosotros y de la humanidad entera.

Eso es lo que el Padre Dios nos pide: escuchar a su Hijo amado, seguirlo, identificarnos con su proyecto de salvación para todos de modo que nadie se atreva a calificarnos como obreros inútiles del Reino de Dios.

El Hijo predilecto del Padre no es un Jesús mudo. Tiene mucho que decirnos y quiere que lo escuchemos. Por eso pregunto: ¿Lo están escuchando los pastores escogidos para guiar al Pueblo de Dios? ¿Lo escuchan quienes tienen en sus manos la riqueza y el poder económico? ¿Lo escuchan quienes en el seno de la sociedad dicen actuar como dirigentes? ¿Lo escuchan quienes gobiernan nuestro país? ¿Y quienes dicen administrar justicia? ¿Lo escuchamos nosotros en medio de tanta confusión, y violencia criminal?

Que la gloria de Dios revelada en el rostro transfigurado de Cristo aliente nuestra esperanza en el diario caminar hacia la Casa del Padre en este tiempo de Cuaresma.

Padre Carlos Marín G.

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