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¡El Espíritu Santo es Dios mismo!

17 de mayo de 2016
¡El Espíritu Santo es Dios mismo!

El domingo anterior  se celebró la fiesta de Pentecostés o la venida del Espíritu Santo, los católicos lo recibimos de nuevo, ¿pero que debemos saber y hacer para que…

Recordemos que el día de pentecostés, cincuenta días después de la resurrección de Jesús, mientras los apóstoles estaban en oración, recibieron al Espíritu Santo y perdieron todos sus temores e ignorancia, adquiriendo una gran decisión y conocimiento para predicar todo lo que Cristo les había enseñado. De esta misma manera, el Espíritu Santo puede transformar nuestra vida

Nadie puede arrebatarnos el Espíritu Santo porque vive dentro de nosotros solo podemos alejarlo de nuestro corazón, nosotros mismos, a través del pecado. El Espíritu Santo permanece para siempre en nuestra alma si creemos y amamos a Dios, actúa sin que nos demos cuenta: El es nuestro amigo, nos aconseja y nos anima en momentos difíciles.

Con la ayuda del Espíritu Santo, somos capaces de llevar a cabo cualquier tarea y de superar cualquier dificultad. Nos da la inteligencia para resolver los problemas y las 
fuerzas necesarias para seguir a Jesús.

Por medio de la oración, debemos pedirle que nos ayude siempre, que nos enseñe lo que debemos hacer en todas nuestras necesidades. Debemos pedirlo, invocarlo y orarle.

Dones del Espíritu Santo

El Espíritu Santo da, a quien le es fiel, siete preciosos regalos o dones. Estos dones se van aumentando si así lo pedimos en la oración:

Don de Sabiduría: 
El Espíritu Santo mediante este regalo, permite al alma sencilla conocer a Dios y todo lo que a El se refiere. Nos da un gusto especial por todo lo que se refiere a Dios o al bien de las almas. Nos hace gozar con la oración y encontrar verdadero gusto en las lecturas de buenos libros especialmente de la Biblia. Hace que ya no actuemos sólo para que nos admiren, nos agradezcan o nos estimen, sino solamente para que Dios quede contento.

Don del Entendimiento:
Mediante este regalo, El Espíritu Santo permite que entendamos mejor los misterios de Dios, es decir, esas cosas que cuesta trabajo entender; que tengamos mayor certeza de lo que creemos, todo se vuelve más claro. El Espíritu Santo también ilumina nuestro entendimiento para que comprendas la palabra de Dios en la Biblia.

Don de Consejo: El Espíritu Santo nos  ayuda a que en el momento de tomar una decisión, escojamos lo que más nos convenga,  inspira lo que debemos hacer y cómo debemos hacerlo, lo que debemos decir y cómo decirlo, lo que debemos evitar y lo que debemos callar. 
A veces al leer una buena lectura, El Espíritu Santo nos dice lo que está esperando de nosotros.

También nos ayuda a encontrar soluciones rápidas para causas urgentes, y guiar a otros para que no hagan lo que no les conviene.

Don de Fortaleza: Es una fuerza especial para realizar todo lo que Dios quiere de nosotros y para resistir con paciencia y valor las contrariedades de la vida. La vida es a ratos tan dura que sin el regalo de la fortaleza, no seríamos capaces de aguantar sin desesperación. La fortaleza nos ayuda también en las tentaciones.

Don de Ciencia: Es una facilidad para que podamos distinguir entre lo verdadero y lo falso, distinguir lo que nos llevará a Dios y lo que nos separará de Él.
 Este regalo del Espíritu Santo también nos ayuda a convencernos de que lo que más vale no es lo material sino lo espiritual.

Don de Piedad:
Las personas que reciben este regalo, tienen hacia Dios un cariño como hacia un Padre amorosìsimo, y todo lo que sea por Él, lo hacen con gusto. Este regalo del Espíritu Santo nos moverá a tratar a Dios con la ternura y el cariño de un buen hijo con su padre y a los demás hombres como a verdaderos hermanos.

Don del Temor de Dios: Es un temor cariñoso, que nos da respeto de ofender a Dios, porque Él es un Padre tan generoso y lleno de bondad hacia nosotros, y también porque sabemos que Dios es ¨justo¨. 
Todo menos apartarnos de Dios. Es un temor que nace del amor.

Frutos del espíritu santo

Si hemos abierto nuestro corazón y lo hemos recibido en estado de Gracia, El Espíritu Santo, los dones se habrán dado.

Y gracias a este regalo tan maravilloso florecerán los frutos del Espíritu Santo que son: amor, alegría, paz, tolerancia, agrado, generosidad, lealtad, sencillez y dominio de sí. Todos estos frutos son ideales en cualquier ocasión y momento de la vida: en casa con los padres, los hermanos, en el colegio, en la oficina, con los profesores y compañeros, en la fábrica, en la familia, con nuestra esposo o esposa,hijos...con todas las personas y en cualquier circunstancia.

 ¡Para tener todos estos frutos debemos abrirnos al amor de Dios y decirle que actúe sin límites en nosotros!

 

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