El camino de la ‘nueva justicia’

Hace ocho días, en la parábola del amo de la viña, Jesús nos llevó a diferenciar entre una justica de tipo contractual y la justicia que Dios otorga como don, como…
El relato del evangelio según san Mateo nos presenta, en una primera parte, a Jesús predicando el Evangelio del Reino en Galilea; luego el Maestro hace un viaje hacia Jerusalén y finalmente, en la ciudad santa, se nos refiere a Jesús confrontando su enseñanza en el atrio del templo con diferentes grupos del judaísmo de su tiempo. Los versículos del evangelio según san Mateo que leemos en el evangelio de la Misa de hoy pertenecen a esta tercera parte, después de la entrada de Jesús a Jerusalén, que conmemoramos el domingo de ramos.
De modo que el episodio del evangelio de la Misa hoy y de los domingos que siguen no dejan de tener un tono confrontación entre las tradiciones religiosas y la propuesta del Reino que nos hace Jesús. Desde esta perspectiva nos asomamos al texto del evangelio de la Misa de hoy.
Jesús les habla a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo, ellos son garantes de la tradición religiosa. Las tradiciones religiosas pueden terminar siendo meras formalidades, ritos, costumbres, manifestaciones culturales; tienen el riesgo de llegar a atender más a las formas que a su verdadera razón de ser: realizar y expresar la comunión entre Dios y el hombre. En ocasiones podemos llegar a estar repitiendo ritos y rituales por costumbre, pero sin el verdadero interés de acoger el don de Dios –la gracia– para dejarnos transformar por él.
En la polémica el evangelio de la Misa de este domingo Jesús propone al principio una comparación y luego expone directamente la situación de sus contradictores. En la comparación se refiere la actitud de dos hijos ante la voluntad de su padre, uno de ellos es rebelde, el otro parece sumiso, incluso servir. A través de la situación narrada de los dos hijos, los sumos sacerdotes y los jefes del pueblo llegan a afirmar que lo realmente importante es realizar la voluntad del padre.
En la segunda parte Jesús retoma la actitud del hijo que recapacita, que toma conciencia de su situación. Ahora Jesús habla directamente a los garantes de la tradición religiosa para llevarlos a comprender que hay personas alejadas de la parafernalia del templo y del ritualismo que se han abierto a la gracia y Dios ya está actuando en ellos. Han recibido la gracia ‘con agradecimiento’.
Las palabras de Jesús no son excluyentes, en su sentido original manifiestan que pecadores públicos y prostitutas –personas alejadas del ritualismo religioso del templo– al atender la invitación de Juan Bautista ya están viviendo el Reino porque están recorriendo ya el camino de la nueva justicia.
Además Jesús propone como un nuevo llamado esta nueva situación de personas que, por atender al profeta, recorren el camino de la nueva justicia, pero al que sus contradictores permanecen de espaldas. No podemos dejar de considerar que la gracia recibida con agradecimiento ha convertido a aquellas personas excluidas de las tradiciones religiosas en ‘voces’ de Dios llamando al ser humano a la comunión con Dios. No es precisamente por su condición de marginalidad o discriminación, sino por la valentía de «abrir los ojos y convertirse» y con ello tomarse en serio la oferta de Dios.
Podemos reconocer en el episodio una denuncia de Jesús a un reduccionismo de la religión a meras formas externas que no consideran la situación real de la persona. El sentido que propone nos lleva a comprender la religión como respuesta a partir de abrir los ojos y reconocer la llamada personal de Dios. Como comunidad de creyentes, nuestra Iglesia está llamada proponer y favorecer la adhesión a la persona de Jesucristo y a su proyecto del Reino.
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