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#397dff

Al amor no podemos ponerle barreras

19 de febrero de 2023
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Comentario al Evangelio del domingo

Hermanos: En la Eucaristía de este domingo vamos a descubrir la novedad y la frescura del mensaje de Jesús, vamos a tocar lo que constituye el núcleo más original y hermoso de su Evangelio. No es simplemente un cambio en la escala de valores que regulaba la vida de aquella sociedad, como piensan algunos.

El pueblo de Israel ya conocía el mandato del amor Dt. 6,5 y 1ª. Lect. Lv.19. Pero las leyes y costumbres de la época, como la ley del Talión, - ojo por ojo, diente por diente, - condicionaban su cumplimiento. En un ambiente así, Jesús propone otro camino. La llegada del Reino hace presente el amor de Dios. Jesús va mucho más allá: “habéis oído… pues yo os digo… amad a vuestros enemigos.. Y ese amor debe ser tal que nos ponga en camino de llegar a “ser perfectos como es perfecto vuestro Padre del cielo v. 48

Escúchenlo bien hermanos: Al amor no podemos ponerle barreras. Todos somos obra de Dios, y estamos en el mundo para amarnos como nos ama Dios.

El amor de los cristianos nace de lo profundo de la persona y debe ser reflejo y expresión del amor del Padre que hace salir el sol sobre buenos y malos y manda la lluvia sobre justos e injustos. Amar al prójimo no es solo hacerle el bien, sino también aceptarlo, respetarlo, descubrir todo lo bueno que hay en él, hacerle sentir el amor de Dios por él. Es lo que Jesús quiere para que el mundo descubra que ha llegado el Reino. La deshumanización es la que genera el odio y la venganza. En ninguna circunstancia la violencia es legítima.

Quiere decir entonces, que ser humano es aquel en cuya vida el amor es lo que inspira todo su pensamiento y su diario proceder;  y se hace cristiano si aprende a ser y a vivir como hijo de Dios y como hermano de su prójimo; si se deja amar por Dios que es Padre perfecto  y si aprende a amar como ama Jesús. Porque si amamos solo a los que forman nuestro reducido círculo de amigos, estamos muy lejos de lo que Jesús quiere de nosotros.

Hermanos: La Palabra de Dios que proclamamos en este domingo ilumina nuestra existencia, nos une al sacrificio de Cristo en la Eucaristía  para que tomemos conciencia de que el Padre del cielo, “por pura iniciativa suya nos predestinó a  ser sus hijos adoptivos”, Ef. 1, 5, y  en la intimidad de la oración repitamos mil veces: Enséñanos, Padre, a amar para llegar a ser perfectos como lo eres  Tú. Amén.  

Padre Carlos Marín. 

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