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Retos de las familias numerosas

28 de marzo de 2017
Retos de las familias numerosas

¿Cómo viven esas familias numerosas, cómo la han de pasar? ¿Cómo manejarán el tema económico, el de la salud, el de la alimentación, la educación? 

Sin poner un orden en las necesidades familiares, consideramos que el reto es el de disponer de un flujo básico. Elemental, porque si no se tiene para las necesidades reales, habrá inquietud, nerviosismo, e insatisfacciones entre los miembros de la familia. Hay que revisar si lo que ingresa a la casa es suficiente para desarrollar la personalidad de cada miembro. Es decir, que en el hogar existan las áreas comunes para la convivencia, y un lugar personal para cada quien. La comida, el vestido, las escuelas, las cuotas de prevención, el gasto en diversiones y lo que cada familia en particular hace y tiene de acuerdo a sus tradiciones y costumbres. Si no alcanza o falta. 

Convivencia en la familia

Una sana ecología en las relaciones familiares, es un gran reto que hay que considerar. En una ocasión dirigía un caso en el que se analizaban las relaciones entre esposos e hijos. Para citar un caso: Por el trabajo del señor, no podía estar con la familia todo el tiempo ya que viajaba y permanecía en otros países por largas temporadas, pero eso sí, se comunicaba todos los días con su esposa por Internet. En una ocasión le pidieron a su hijo en la escuela, que dibujara a la familia y lo hizo, se sorprendió la miss con el resultado. De inmediato pidió una cita con la mamá, ya que su hijo había dibujado una computadora señalando que era papá.

La formación de los hijos se da en la convivencia diaria. Es la acción educativa de los padres que no se debe descuidar en lo mínimo. Es recomendable tomar cursos de educación familiar, leer, preguntar a los expertos sobre el tema de autoridad, la educación en los hijos en diferentes etapas de crecimiento, etc.

Dignificar a la sociedad

El reto tiene dos partes significativas: una interna, que es “hacer familia” mediante la enseñanza y la práctica de hábitos de la convivencia, ayuda mutua, respeto, confianza, cariño, exigencia, etc. Y la otra, externa, que es la preparación de los hijos para su integración a la sociedad, a través de las virtudes de la ciudadanía, patriotismo, trabajo, respeto a las leyes y normas, la solidaridad, el bien común, etc. Todo se aprende en la casa.

La sociedad actual, mundial, requiere de personas que ejerzan en el lugar del trabajo, en su propia familia un liderazgo transformacional a través de las relaciones humanas en sus diferentes roles o papeles. Liderazgo que se aprende en el hogar, en las relaciones entre hermanos y padres.

La familia primera escuela de virtudes

Los primeros educadores son los padres y las cosas de la vida ordinaria son el medio por el cual se educa, por ejemplo: sentarse a la mesa juntos, hacer las compras, preparar las vacaciones, el festejo de los aniversarios, ver una película o un programa en televisión, etc. Todo lo ordinario que sucede en la familia siempre es ocasión valiosa para educar en muchas virtudes. San José María repetía a los padres que el “negocio” más importante son los hijos.

Finalmente, para hacer familia y preparar a los hijos para su inclusión a la sociedad, reconocer que se presentan desafíos a lo largo del camino. Aceptar que estarán presentes, no sabemos, pero pueden ser de alguna enfermedad de alguien, un bache económico más o menos profundo, el distanciamiento desafortunado de familiares, etc. ¿Cómo enfrentarlos? Pues aunque se vea imposible o muy difícil,la comunicación conyugal es la base para delimitar el problema, aceptarlo y emprender la búsqueda de soluciones poniendo todos los medios naturales y sobrenaturales

 

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