Mi niño es ideal

En algunas familias hay hijos que sorprenden de manera positiva con su comportamiento, son esos hijos que hacen la vida muy agradable porque tienen un carácter dulce y…
Estos niños se dice que tienen un carácter flemático. Estos niños además de disfrutarlos es importante tener en cuenta varias cosas. Lo primero es discernir si es así de agradable porque quiere agradar por encima de todo o si lo es porque así de tranquilo es su carácter. Es decir, hay niños que saben ser ideales pero sólo delante de quiénes ellos quieren; por detrás son totalmente distintos.
Y estos niños son francamente difíciles de educar. Tienen un sexto sentido para quedar bien y para manipular al adulto. Ante sus padres es obediente y complaciente y al mismo tiempo, del modo más tranquilo, están fastidiando a sus hermanos sin que nadie se dé cuenta. Estos niños tienen una gran suerte si no son hijos únicos, pues ya se encargarán los hermanitos de contar la verdad. Necesitan que se les enseñe a ser sinceros, a ser sencillos, a no ser protagonistas.
Es mejor que no oigan hablar bien de ellos para no fomentar esa tendencia a quedar bien y al mismo tiempo valorar que ayuden a los demás y los quieran, que compartan y permitan que otros destaquen.
¿Y si son hijos únicos o sus hermanos son tan mayores que hacen vida aparte? Pues los padres tienen un verdadero problema. Por lo general son padres encantados con su criatura, y eso hace que su falsedad crezca y sea difícil abrirles los ojos. Y con el tiempo suelen ser niños francamente problemáticos, causantes de bulling en los colegios y muy manipuladores de sus padres y amistades.
¿Son niños buenos de verdad?
Por otro lado están los niños buenos de verdad. Los que son así tanto delante como detrás del adulto. Los que siempre están cuidando de los demás y no les cuesta obedecer. Son responsables, tranquilos y juiciosos.
Sin embargo, es importante que aprendan a frustrarse. Por lo general, como no se portan mal, les afecta enormemente que se les llame la atención. Y eso puede minar su autoestima. Otro tema importante en estos niños es que su enorme deseo de agradar les puede llevar a no ser sinceros por evitar hacer daño. Como son muy sensibles y buscan hacer feliz al adulto, quizás no se atrevan a compartir sus penas y pequeños problemas, así que hay que conseguir de todas formas que se abran y ganen confianza.
Desde muy pequeños hay que hacerles hablar, hacerles ver que te gusta poder ayudarles, que necesitas saber lo que les pasa, que entre dos los problemas ya no pesan. Es un tema importante de cara a la adolescencia.
También suelen ser niños algo inseguros, a los que les cuesta tomar decisiones. Les da igual blanco que negro: “lo que tú quieras, mamá”. Y eso hay que trabajarlo para que en el futuro no sea mamá la que decida sino una mala amistad. Que tengan sus propios gustos y opiniones, y que equivocarse no tenga la mayor importancia. Por ejemplo; que elija la ropa que se tiene que poner, la comida, el camino por el que va a ir.
No tiene que mandar en la casa , no llegar a esos extremos, pero sí es importante ponerle a menudo en situaciones de ir tomando decisiones y que vaya aprendiendo a coger seguridad. Y que en casa exprese ante otras personas su opinión frente a temas debatibles.
Si tienes un hijo ideal dentro de la familia es clave disfrútalo y darle gracias a Dios. Pero no se debe descuidar por “tranquilidad”, pues también tienen sus puntos débiles y necesita ayuda. Y aunque los padres crean que lo conocen bien, es prioritario obsérvalo cuando esté con otros niños, preguntar a otras madres sobre su comportamiento, lo mismo en el colegio o con sus primos o amigos más cercanos, no vaya a ser que de repente de una sorpresa y ya sea tarde para corregir.
Fuente Disminuir
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