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Los hijos, espejo de nuestras buenas y malas costumbres

10 de octubre de 2023
Los hijos, espejo de nuestras buenas y malas costumbres
Imagen:
de referencia - pixabay

¿Has intentado alguna vez verte a través de los ojos de tus hijos? Nadie te conoce mejor que ellos, con tus debilidades, pero también con tus mayores fortalezas y tus actos de amor.

Tus hijos son como un espejo. Te muestran directamente lo que perciben. Te imitan cuando juegan, cuando hablan con sus muñecos o sus hermanos. Observándoles más de cerca, podrás oír lo que dicen cuando juegan a «mamá» o «papá». Encontrarás tus propias palabras y expresiones en su habitación, para bien o para mal.

 

Según algunos psicólogos, la forma en que los padres hablan a sus hijos se convierte en su voz interior; por ello, saber hasta qué punto los niños escuchan y miran a sus padres puede inspirarles y animarles a ser lo mejor que puedan.

 

Cuando los niños fingen hacer ejercicio o dejan de jugar para rezar, los padres sentirán que han dado un buen ejemplo. Por otra parte, cuando oyen a sus hijos repetir frases que dijeron cuando estaban enfadados, pueden sentir rápidamente el deseo de hacerlo mejor la próxima vez.

 

Observar a tus hijos imitándote es casi como un examen de conciencia, porque sus juegos son a menudo un espejo de nuestros buenos y malos hábitos.

 

Formar con el ejemplo

Esos ojitos que te miran y esas orejitas que te escuchan pueden animarte a esforzarte más cada día, a hablar con más amabilidad y a ser más paciente.

 

La paternidad es una larga escuela de paciencia y humildad, pero cuando te sientas desanimado, recuerda que tu ejemplo forma a las personas que más quieres. Haz todo lo que puedas por ellos, para que, al imitarte, imiten también más a Cristo.

 

10 ideas para educar bien a los hijos:

1. Fomentar en los niños su responsabilidad dándoles pequeñas misiones y/o tareas. Que conozcan el valor del sacrificio. Les enseñara lo mucho que pueden aportar y les hará ver que son responsables de sus actos, mas no de lo que ocurre en su entorno.

2. Servir de ejemplo ante las circunstancias adversas para que los niños vean cómo se superan correctamente. Es importante que los padres les transmitan una forma constructiva de reaccionar y mantener el control ante el estrés.

3. Ayudarles a encontrar sus fortalezas. El poder desarrollarlas es la base de la fuerza personal de cada uno. Ayudarles a creer en sí mismos y a tener una sana autoestima.

4.Que los niños vean los problemas como retos a resolver y no como amenazas, que aprendan tanto a prevenirlos, gestionarlos, como sacar de ellos una lección de vida. Ayudarles a los niños a buscar las cosas buenas de cada día. Hacerles saber que no están solos, es decir hay que darles a los niños apoyo emocional.

5. Que los niños vean los problemas como retos a resolver y no como amenazas. Que aprendan tanto a prevenirlos, gestionarlos, como sacar de ellos una lección de vida. Ayudarles a los niños a buscar las cosas buenas de cada día. Hacerles saber que no están solos, es decir hay que darles a los niños apoyo emocional.

6. Permitir que los niños encaren sus problemas. "Rescatarles” de estas pequeñas circunstancias difíciles no les permite aprender estrategias para afrontar y resolver sus problemas presentes y futuros. Hacerles ver que son responsables de sus vidas.

7. Dejar que gradualmente vayan tomando decisiones. Irán aprendiendo de la experiencia para el futuro.

Padre de familia: No pretenda ser como su hijo, no se infantilice o juvenilice, él necesita sentir que está guiado por adultos serios y maduros.

8. Crear un clima de comunicación donde el niño/ joven se sienta cómodo. Que tengan la confianza para contar sus cosas, que no tengan miedo de la reacción de sus padres.

9. Hacerles saber que tienen deberes con la sociedad, y si ellos no entienden la palabra "sociedad", por ser algo abstracta, hacerles saber entonces que tiene deberes con personas concretas.

10. Establecer límites y disciplina. Los niños tienen que saber lo que ocurre si no hacen lo que se les pide. El castigo, que debe ser proporcional y compatible a la edad del niño, se debe siempre cumplir. El castigo nunca ha ser violento ni en palabras ni en acciones y debe mirar a la corrección. Las normas deben ser coherentes y claras e ir acompañadas de explicaciones lógicas.

Fuente:
aleteia.org / Theresa Civantos Barber
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