Enfrentar el nido vacío

El síndrome del nido vacío es una condición psicológica que afecta principalmente a las mujeres, provocando pena cuando uno o más hijos se van de casa
Esto ocurre con mayor frecuencia cuando los hijos van a la escuela o a la universidad, o cuando se casan y se van del hogar para vivir con su cónyuge. Este síndrome generalmente coincide con otros eventos importantes en la vida, como la menopausia, una enfermedad o la jubilación. Esto afecta principalmente a las mujeres, debido a que la maternidad es vista como un papel primordial tanto para las madres que trabajan como para las que permanecen en casa, además es un papel que las mujeres toman como una responsabilidad principal durante un promedio de 20 años.
Un hijo que deja la casa puede provocar un sentimiento de insignificancia, acompañado de una sensación de pérdida, desmerecimiento e inseguridad sobre el futuro. Sentirse triste y llorar un poco es una reacción normal y saludable que se espera que ocurra en cualquier padre; después de todo, es un gran cambio. Se convierte en un problema cuando se comienza a tener sentimientos que obstaculizan la vida, como pensar que ésta ya no vale la pena, que se es incapaz de dejar de llorar en exceso y que no se puede reanudar la vida normal. Es más fácil de lo que parece, por ejemplo, reuniéndose con amigos, saliendo de un lado a otro y retomando algunas actividades que permitan volver a la rutina diaria.
Los psicólogos consideran que el periodo de transición que va desde ser una madre que se involucra activamente hasta ser de nuevo una mujer independiente toma alrededor de 18 meses a un par de años. Esto significa que es importante que los padres se permitan tener tiempo para sentir pena, para lidiar con la pérdida y para rehacer la vida.
Un pequeño nido de aves
El amor en el nido familiar es como un nido de aves. Cuando llega el momento de volar, el polluelo se irá, así es la vida. Los padres deben lidiar con la ausencia de la familia, amigos y amor cuando sus hijos vuelan fuera del nido familiar para crear el suyo propio. Sin embargo, para algunas personas, especialmente para las personas encargadas de cuidar niños, este puede ser un momento de gran vacío y tristeza que puede terminar fácilmente en depresión si se le ignora.
Por esta razón, es importante prepararse para la partida. Muchos jóvenes en la actualidad, al terminar sus estudios de bachillerato o incluso cuando terminan una carrera universitaria, deciden con sus padres y si las posibilidades económicas lo admiten, emigrar al exterior y seguir sus formación profesional.
Esta y otras razones más, como el matrimonio y demás, pueden acelerar el momento de la partida de los hijos del hogar. Es importante entonces, tomarse el tiempo para comprobar que saben hacer lo básico para poder cuidarse por sí solos. Asegurarse de que sepan lavar su ropa, cocinar, lidiar con los vecinos, mantener un presupuesto, negociar buenas ofertas al momento de comprar y saber apreciar el valor del dinero. Si bien algunas de estas cosas mejorarán con la práctica, es importante explicarles en detalle y mostrarles la manera de hacer algunas cosas básicas para que no se queden completamente a la deriva.
Si de repente pasa todo lo contrario, papá y mamá no saben que se irá su hijo o hija de casa, hasta el último momento, no es aconsejable entrar en pánico. Aceptar la decisión alegrarse por ellos, de ser necesario, ofréceles apoyo en todo momento. Es mejor para ellos si saben que los padres los apoyan, que los aman y que están dispuestos a ofrecerles ayuda en lugar de verlos preocupados o disgustados.
Dile "no" a los pensamientos aterradores
Tanto padres como hijos estarán mejor si se trata esto como una decisión dialogada entre las partes, con una reflexión real sobre las cosas positivas y tal vez los inconvenientes que se puedan encontrar en el camino. Los hijos experimentarán toda una serie de emociones que van desde temor hasta euforia por sus próximas nuevas experiencias.
Ellos tendrán que trabajar en estas emociones mientras se acostumbran a las nuevas disposiciones y necesitarán del apoyo incondicional de los padres, en lugar de un deseo secreto de que vuelvan corriendo a casa. Esto no significa que se deba ofrecer enérgicamente el volver a casa como una opción ni que se ponga todo en orden por ellos. Permíteles aprender a hacer las cosas por su cuenta, incluyendo las labores administrativas y de negociación, es un buen aprendizaje. Cometerán errores pero al mismo tiempo aprenderán mejor así.
Mantener contacto con los hijos
Tendrán al principio una sensación de soledad y vacío cuando se vayan porque los padres ya no podrán dar la vuelta y decirles las cosas como siempre solían hacerlo. Por esta razón, mantener comunicación constante es importante para conservar un sentido de unidad familiar y para estar al tanto de sus vidas.
Se sugiere entonces, programar llamadas los fines de semana. Si bien se puede sentir la necesidad de llamarlos más veces, podría convertirse en una molestia a menos que ellos decidan hacerlo por su cuenta. Procurar no esperar que lo hagan. Comprender su necesidad de madurar y de convertirse en su propia versión de un adulto.
Enviar mensajes de correo electrónico o de texto,watssap, entre otros, para todas las cosas que quieras compartir. Estos son excelentes medios, ya que se pueden decir las cosas sin ser demasiado emotivos. Sin embargo, tener en cuenta que a medida que pase el tiempo, tu hijo(a) podría no responder con tanta frecuencia como al principio. Esto es parte de su inserción y desarrollo dentro de un nuevo grupo de relaciones, pero eso no significa que los hijos hayan dejado de importarles la familia y sus padres.
Si descubren que realmente no lo están superando y que tienen un profundo sentimiento de vacío, especialmente las madres, de tristeza o incapacidad para volver a la vida normal luego de que los hijos se hayan ido de la casa, es importante que conseguir ayuda.
Puede suceder que se sufra de depresión o de una enfermedad psicológica similar que evite que disfrutes de la vida sin tener a tus hijos al lado. Es mejor que acudir a un profesional. La terapia cognitiva u otro tratamiento similar que permita discutir detenidamente los problemas podría funcionar bien. O quizás sólo se necesite prestar mucha atención y tener la confirmación de que lo que se esta pasando es real, importante, pero que con el tiempo, pasará. ¡Ánimo, en todos los hogares suele suceder!
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