Cuando en la familia hay un llamado a la vocación sacerdotal…

Después de eventos como la Jornada Mundial de la Juventud, surgen en la Iglesia de todo el mundo, vocaciones a la vida consagrada.. y es lógico, estos eventos son…
Muchos jóvenes le plantean a sus padres su inquietud de ser sacerdotes o religiosos y los padres no saben qué hacer frente a esta manifestación repentina de fe, que muchas veces confunden con un entusiasmo pasajero.
Aunque al principio pueda causar estupor dentro de la familia, pues es algo inesperado en la mayoría de los casos, no se puede desconocer que es un inmenso regalo de Dios. Es una bendición tanto para el jóven como para el núcleo familiar, en otras palabras es una total revolución ya que la vocación de un hijo es algo profundamente maravilloso.
A través de este escrito se darán algunas pautas para poder manejar desde el punto espiritual y humano, este gran acontecimiento dentro de la vida familiar. El primer consejo a los padres es: ¡No tengan miedo!.
Esta frase se repite cientos de veces en las Sagradas Escrituras. ¿Por qué habrían de tener miedo ?¡Si Dios pide algo, siempre nos da las gracias necesarias para cumplirlo! Mientras seamos dóciles a la Gracia de Dios, nada hay que temer. "El Señor es mi Pastor, nada me puede faltar…Aunque atraviese por oscuras quebradas, ningún mal temeré" (Sal. 23) Ellos tienen grandes aspiraciones y el Señor está deseando darles toda la fuerza y las gracias necesarias para alcanzar esos grandes sueños.
El segundo consejo es: indaguen, sin ser inquisitivos. Recordemos que apenas recibe el anuncio del ángel de que Dios tenía otros planes para Ella, Nuestra Señora indagó: ¿cómo era eso posible? No era que dudara de que los planes del Señor son siempre mejores que los nuestros, solamente necesitaba saber los pormenores. En esta etapa de la vocación incipiente de sus hijos, tienen derecho a saber cómo y dónde los llama el Señor. Tal vez los jóvenes no lo tengan claro del todo y unos ejercicios espirituales los pueden ayudar a discernir en oración profunda los detalles específicos de su vocación: ¿Contemplativo o activo?, ¿sacerdote o laico consagrado?, ¿religiosa o consagrada? ¿En qué congregación? De este discernimiento inicial va a depender mucho la perseverancia, así quehay que ayudarlos, dejando que sean ellos los que tomen las decisiones.
Grandes bendiciones para la familia
El tercer consejo es: padres, no se crean los jueces de la vocación de su hijo, si el llamado proviene de Dios, Él le dará las gracias necesarias a su hijo o hija, y de estas gracias surgirán grandes bienes para todos. Y si no proviene de Dios, sino de una ilusión o entusiasmo pasajero, ellos se darán cuenta.
La otra recomendación es: No intenten forzar nada…si es de Dios, es de Dios, pero si no lo es, no hay nada que puedas hacer para forzar al hijo a seguir una vocación que no es la suya, y tal vez le cause mucho daño. Muchos padres se desilusionan si sus hijos que entraron en religión salen luego porque descubren que no es su vocación. Si fue un entusiasmo pasajero y estuvo uno o dos años en una casa de formación. ¡Seguramente que esos años eran los que necesitaba para madurar aspectos de su personalidad y su fe! ¡Dios es sabio y no se deja ganar en generosidad! De ese par de años (supuestamente perdidos) Dios sabrá sacar muchas gracias.
Finalmente la familia debe prepararse para ser muy felices: De la respuesta generosa a la gracia de la vocación, Dios tiene preparado un rosario de gracias para los padres generosos.
La vida de los hijos religiosos no va a estar exenta de cruces, para ellos y para sus padres, pero las alegrías y satisfacciones son inmensamente más grandes que las penas y cruces. ¡Tendrán un hijo rezando todos los días de su vida por ustedes!
Siempre nos quejamos de la falta de vocaciones. Si tuviéramos la fe del tamaño de un grano de mostaza y fuéramos generosos como quieren ser generosos nuestros hijos, ¿qué duda cabe que abundarían las vocaciones religiosas y sacerdotales? Sepamos corresponder a la gracia con alegría y sin temores. ¡Adelante padres de familia, no olviden, una vocación es un gran regalo de Dios!!!
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