"¡Una Vida Consagrada nueva es posible!"

Ayer martes 7 de julio a las 6:00 p.m. en la Catedral Metropolitana se celebró una Eucaristía con los obispos del país y representantes de comunidades religiosas de…
El primer día de la XCIX asamblea plenaria de la Conferencia Episcopal de Colombia que se realiza en Medellín, fue concluído por el padre Guillermo Campuzano, misionero vicentino quien dio a conocer a los prelados la conclusión de lo que fue el Congreso de Vida Consagrada que se llevó a cabo en Bogotá del 18 al 21 de julio del presente año.
El religioso manifestó que más de 1.000 religiosos/as acompañados de algunos obispos, sacerdotes y laicos, venidos de todo el Continente y de muchos lugares del mundo se reunieron para celebrar la fe común en que "una Vida Consagrada nueva es posible!".
El presbítero compartió con los jerarcas que allí se reflexionó en algunos lugares de encuentro como cuerpo consagrado latinoamericano y caribeño: una lectura de la Vida Consagrada entendida desde el Dios Tri-Uno en el seguimiento de Jesús y en el compromiso de la vida toda con el Reino, en clave de salida misionera hasta las periferias existenciales y geográficas de esta historia cambiante con la Iglesia toda acogiendo con audacia la convocación del Papa Francisco. "Una Vida Consagrada entendida como una vanguardia místico/profética -en el corazón de la Iglesia y de la humanidad- y no simplemente como una fuerza de trabajo".
Por otro lado, señaló que la vida consagrada atraviesa un momento crítico en la historia de la tierra y de la Iglesia. Un tiempo en el que la humanidad y, en ella, los creyentes de hoy deben/pueden aun elegir su futuro.
Según muchas estadísticas la reducción en el número de consagrados/as es un hecho incuestionable y dramático en muchos lugares de la tierra. La comparación en los números entre los años 1960, cuando alcanzó su punto más alto, y hoy no dejan ninguna duda.
"Es claro que lo que está pasando en la Iglesia y en la Vida Consagrada no es un simple accidente. Vivimos en un tiempo Axial que desafía nuestro ser y nuestro quehacer. La Vida Consagrada, en el corazón de la Iglesia, tiene la responsabilidad de leer los signos de la historia y de interpretarlos proféticamente a la luz del evangelio para ser generadores de esperanza", aseveró el padre Guillermo.
Finalmente el sacerdote hizo mención de algunos compromisos, que desde la iglesia deben hacerse, con el fin de mejorar y asegurar el futuro de la vida consagrada.
Fuente Disminuir
Fuente