Insistió monseñor Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá y presidente del episcopado colombiano, este 16 de junio, durante la solemne eucaristía, celebrada en la Basílica Metropolitana de Bogotá - Catedral Primada de Colombia, en la que el país renovó su consagración al Sagrado Corazón de Jesús.
El prelado explicó que “en este día renovamos nuestra fe y esperanza en el amor de Jesús, convencidos que la misericordia de Dios transforma la vida social (…) Él nos pone en un encuentro con el salvador, con quien nos ama eternamente”.
Por ello, agregó, oramos por las familias, por los gobernantes, por la academia, por la superación de los flagelos que azotan nuestras regiones: la violencia, el narcotráfico, la corrupción, la pobreza; por la vida; por la reconciliación y la paz.
Oramos acogiendo la hermosa llamada del Señor: << Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré>>.
Afirmando que el amor de Jesús no condena sino levanta, hizo el llamado a ser voluntarios, servidores de la misericordia, del bien y de la vida. “Necesitamos voluntarios de la verdad, de la paz, de la fraternidad, del cuidado de la Casa Común, de la Reconciliación… No podemos ser indiferentes con nuestra patria”.
También, hizo un llamado a los colombianos que están empuñando las armas; que están reclutando menores; que están en grupos violentos, inmersos en la guerra; a los que han caído en las redes del narcotráfico, de la explotación, para que acojan el llamado del Señor, transformen su corazón … “No podemos seguir viviendo a la defensiva, Colombia sí tiene futuro en Cristo Jesús … La misericordia de Dios transforma la historia”, afirmó.
“Esta es una llamada a todos a volver a Jesús; en Él está la verdad, la paz, la reconciliación. En Él se renueva la esperanza”.
“Sagrado corazón de Jesús, en vos confío”.
Finalmente, destacó los frutos de la misericordia de Dios:
- Jesús nos permite renovar la esperanza.
- Nos da la conversión personal, eclesial y social, necesaria para la paz, la reconciliación y la unidad.
- Con su misericordia nos perdona, transforma y renueva la vida social.
“La solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús nos lleva a la contemplación del amor de Dios. Él nos ha manifestado este amor desde siempre, pero lo ha hecho especialmente enviándonos a su Hijo, en quien, precisamente, podemos encontrar la revelación plena del amor del Padre. A través del Corazón de Jesús leemos el eterno plan divino de la salvación del mundo” (San Juan Pablo II).
La santa misa fue concelebrada por el cardenal Rubén Salazar Gómez; por los obispos auxiliares de la Arquidiócesis de Bogotá: monseñor Luis Manuel Alí Herrera y monseñor Germán Medina Acosta; por el obispo de Soacha, monseñor Juan Carlos Barreto Barreto; por monseñor Fabio Suescún Mutis, obispo emérito castrense de Colombia; y por el presbiterio arquidiocesano.
Acompañaron la celebración comunidades religiosas, diáconos, seminaristas, movimientos apostólicos, animadores de la evangelización y bautizados que acogieron el llamado a unirse en oración por la nación.
Sobre la consagración de Colombia al Sagrado Corazón de Jesús
La primera Consagración de Colombia al Sagrado Corazón de Jesús, fue el 22 de junio de 1902, por iniciativa del entonces Arzobispo de Bogotá, Monseñor Bernardo Herrera Restrepo, como súplica por el fin de la Guerra de los Mil Días, que estalló en 1899. Después de tres años de guerra sangrienta y destructiva, la situación del país empeoraba día a día y amenazaba con convertirse en una verdadera catástrofe nacional. Cinco meses después de la Consagración, el 21de noviembre de 1902, se firmó el Tratado de Wisconsin, que puso fin a la guerra, iniciando un periodo de paz y armonía nacional.
En ese momento también se ordenó la construcción del templo del Voto Nacional en Bogotá, ubicado en la localidad de Los Mártires. Parroquia que en 1964 fue elevada por el Papa Pablo VI a Basílica Menor y en 1975 fue declarada monumento nacional.
Unidos en oración por nuestros sacerdotes y por las vocaciones
En este día, en el que también se conmemora la Jornada Mundial de Oración por la Santificación del Clero, la Iglesia católica elevó una oración especial al Buen Pastor para que sigo fortaleciendo, guiando y bendiciendo la vida y ministerio de los consagrados. Así como suscitando nuevas vocaciones.
En la Catedral Primada esta oración se vivió con una Hora Santa, previa a la eucaristía en la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús.
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