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“Sigamos orando por nuestro país y aportando a la reconciliación y al progreso integral”

8 de agosto de 2022
En el marco de la conmemoración de la Batalla de Boyacá, que selló la independencia de Colombia; y de la posesión del nuevo presidente Gustavo Francisco Petro Urrego, monseñor Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá y presidente de la Conferencia Episcopal de este país, exhortó a los colombianos a ser persistentes en la oración y a contribuir en el camino para la reconciliación, la paz y el desarrollo integral. “Sigamos a Cristo y dejemos que Él obre en nuestro corazón, en nuestra historia”, pidió el
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Referencia- vidanuevadigital.com

En el marco de la conmemoración de la Batalla de Boyacá, que selló la independencia de Colombia; y de la posesión del nuevo presidente Gustavo Francisco Petro Urrego y de la vicepresidenta Francia Elena Márquez Mina, monseñor Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá y presidente de la Conferencia Episcopal de este país, exhortó a los colombianos a ser persistentes en la oración y a contribuir en el camino para la reconciliación, la paz y el desarrollo integral.

 

“Sigamos a Cristo y dejemos que Él obre en nuestro corazón, en nuestra historia”, pidió el prelado.

 

Seguidamente, recordó que “el país no se pone en manos de una sola persona o de un equipo de trabajo, es el liderazgo de los padres de familia, de los docentes, de los científicos, de los comunicadores, de los líderes sociales en todas las regiones (…) es un compromiso y trabajo de todos”.

En esta línea, monseñor Rueda propuso tres puntos que orientan el seguimiento a Cristo Jesús y permiten comprender su presencia en nuestra vida e historia. “No hay dos historias: una historia social y una espiritual, hay una sola historia, la historia con Jesús, la historia de salvación:

1. Seguimos a Jesús en la esperanza. El Señor Jesús nos dice <<no temas, pequeño rebañito mío, porque tu Padre ha tenido a bien darles el Reino>>. Los temores nos paralizan. Pueden haber temores por prevenciones, porque no nos encontramos, no nos escuchamos, porque tenemos unos contra otros sentimientos negativos. Eso nos separa. Colombia necesita ser un país sin miedos. El miedo no es buen consejero, el miedo nos lleva a que nos veamos como enemigos, a que tratemos de destruirnos, eso nos hace daño.

Es necesario que seamos capaces de tomar la Palabra de Jesús y llevarla al corazón. No tener miedo unos de otros, teniendo la certeza que Dios acompaña nuestra vida y que el Reino está presente.

La fe es la que nos fortalece, Jesús nos insiste: ¡no tengan miedo!

2. El Señor nos invita a la vigilancia. Y nos lo está diciendo de una manera interesante, con una pequeña parábola: estén listos: ceñida la cintura y encendida la lámpara, estos son dos signos interesantes. Ceñida la cintura como Jesús en la última cena, que se ciñe y se pone a servir.

Estemos despiertos, atentos, para darnos cuenta que los hilos del Reino de Dios están presentes, que los signos de la presencia de Dios están en nuestra vida.

Estar vigilantes es saber descubrir el paso de Dios, la presencia de Dios entre nosotros.

Para estar vigilantes es necesaria una conciencia orante, que nos permite descubrir cada momento como momento de salvación, como un Kairós , y este es un momento de salvación  para su familia, para Colombia , para la humanidad en medio de tantas dificultades.

 

El Señor nos insiste: estén listos, una vigilancia puesta al servicio de los demás.

 

3. El Señor nos invita a la responsabilidad. Él dice: al que mucho se le da, mucho se le exigirá. La responsabilidad ética, moral y socialmente es asumir las consecuencias de nuestras decisiones y actos.

¿Estamos dispuestos a asumir el momento histórico de Colombia? ¿Estamos dispuestos a trabajar por el bien común de todos. Estamos dispuestos a aportar para que caminemos hacia la misma ruta, de tal manera que construyamos la reconciliación, la paz?

En la Eucaristía estuvieron presentes, monseñor Omar Alberto Sánchez Cubillos, arzobispo de Popayán y vicepresidente de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC); monseñor Luis Manuel Alí Herrera, obispo auxiliar de Bogotá y secretario general de la CEC; monseñor Héctor Fabio Henao Gaviria, delegado por la Conferencia Episcopal de Colombia para las relaciones Iglesia-Estado; el padre Hernán Javier Hernández Ruiz, canciller de la Arquidiócesis de Bogotá; y el padre Jorge Gonzalo Marín García, párroco de la Catedral Primada.

A continuación, homilía en la santa misa celebrada el 7 de agosto 2022, en la capilla del Sagrario, centro de Bogotá:

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