Cultivar la fe desde el corazón
Explicó la importancia de cultivar la fe, pero desde el corazón, no basta con lavarse las manos también debemos ser puros dentro de todo nuestro ser.
Debemos tener un corazón puro y limpio, para que pueda estar cerca del Señor, para poder alabarlo y bendecirlo. No podemos honrar a Dios solo con los labios sino desde dentro. Y, nos propone algunas maneras de hacerlo: En la sinceridad, en la oración, a la luz de la Palabra del Señor.
¿Cómo se cultiva, cómo se custodia el corazón desde lo profundo de nuestra conciencia?
Lo primero es acoger la Palabra de Dios con docilidad, con humildad. Quitando toda arrogancia, quitando toda sabiduría humana, acogerla para producir la verdadera sabiduría y la prudencia en nosotros y en nuestra familia, para el servicio de la Iglesia y de la humanidad.
Lo segundo es poner en práctica la Palabra de Dios, para poder renovar las relaciones humanas. Y, nos menciona algunos pecados que contaminan el corazón, para poder hacer un examen de conciencia; la envidia, homicidios, malicias, fraudes, adulterio, los desenfrenos.
Y el tercer paso, es acercar nuestro corazón a Dios. El Señor quiere un corazón cercano a Él, un corazón que genere la cultura de la solidaridad, de la fraternidad. De esta manera podemos servir a los más pobres, a los más vulnerables a todos los que están sufriendo. Una cultura de la amistad social.
El arzobispo se refirió a la Caravana de la Amistad Social, propuesta por la arquidiócesis de Bogotá, seis semanas, de oración, de reflexión, de solidaridad de unirnos a varias acciones como el cuidado de la casa común, la misericordia con las personas mayores, a la semana por la paz, de los migrantes, y las personas privadas de la libertad, entre otros.
Escuchemos a continuación la homilía del arzobispo de Bogotá y Primado de Colombia, Luis José Rueda Aparicio:
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