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Colombia se unió a la oración mundial por el don de la paz

25 de marzo de 2022
Colombia se unió a la oración mundial por el don de la paz
Imagen:
Transmisión Santuario - Basílica Nuestra Señora de Chiquinquirá
De la mano del papa Francisco, Ucrania, Rusia y distintas naciones se consagraron al Inmaculado Corazón de María.

Desde el Santuario Mariano Nacional de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, familias, comunidades religiosas, movimientos apostólicos y bautizados en general, participaron de manera activa y orante en el “Acto de Consagración al Corazón Inmaculado de María”, el 25 de marzo, Solemnidad de la Anunciación del Señor.

A partir de las 11 de la mañana, enlazados con la señal del Vaticano, desde la Basílica de San Pedro, en comunión con el Papa, oraron el Santo Rosario y se unieron al acto penitencial. Posteriormente, participaron en la santa misa presidida por monseñor Luis Felipe Sánchez Aponte, obispo de la Diócesis de Chiquinquirá, en la basílica mariana, ubicada en el municipio de Chiquinquirá (Boyacá).

 

“Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, reina y patrona de esta nación, interceda por nosotros, especialmente por Rusia y Ucrania, a fin que renazca el don de la paz en los corazones de todos los hombres y mujeres de Colombia y el mundo (…) Sea esta la oportunidad para unirnos como hermanos y mostrar nuestra solidaridad con los países que sufren el flagelo de la guerra y son víctimas de un conflicto de graves consecuencias para toda la humanidad”, señaló monseñor Sánchez Aponte.

 

El prelado explicó que “consagrarnos a María es entregarle, dedicarle, nuestra vida a Ella para reconocerla como nuestra protectora, la madre de la ternura y la promotora de la comunión y la paz (…) Ella es la madre de la reconciliación”.

 

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“Consagrarnos quiere decir que confiamos en la eficacia de su poderosa intercesión, en su protección y cuidado maternal, porque es la madre de toda la humanidad”, agregó.

Seguidamente, el obispo insistió en que la paz no es una utopía, “con la voluntad de las partes se puede lograr. Hay muchas vidas en peligro que tenemos que salvar. Se resuelve con la ayuda de todos, pero sin retroceder al pasado, dando pasos hacía un futuro de paz. Nunca será demasiado tarde para llegar a acuerdos”.

Se debe desistir de la confrontación armada que afecta a los más podres y necesitados, advirtió.

En este tiempo de Cuaresma, ¿qué podemos hacer para ser artesanos de la reconciliación y la paz?

Hacer oración, para que el Espíritu Santo ilumine la mente y corazón de los que promueven la guerra, para que se evite el sufrimiento de los inocentes. Orar con fe para que cesen los combates, ya que “nunca habrá justificación para la guerra, el odio y la violencia”. Orar para desescalar el conflicto mediante el diálogo sincero y el compromiso serio de las partes.

Dar testimonio personal y comunitario como personas de paz, para así reavivar en los demás el deseo de respetar la dignidad de la persona humana.

Todos estamos llamados a hacer penitencia para que volvamos a Dios, al camino de la luz, la fraternidad, la convivencia pacífica y la unidad.

La solidaridad, compartiendo lo que somos y tenemos para aliviar el hambre, la sed, la falta de medicinas y el drama al que están sometidos los refugiados que esperan que les tendamos nuestra mano amiga, nuestra generosidad.

“En nombre del Señor y por intercesión de nuestra Señora de Chiquinquirá pedimos que se detenga la guerra, no más ciudades convertidas en cementerios. No más barbarie por la matanza de los inocentes, creemos solo en el Dios de la paz… Sigamos orando por una firme voluntad de paz en el mundo (…) La guerra es una catástrofe para la humanidad”.

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