Templo Nuestra Señora de Guadalupe renovará su consagración tras obra por afectación en infraestructura

Luego de una intervención estructural que implicó demoler la fachada y el presbiterio, mañana 12 de diciembre, la comunidad parroquial de Nuestra Señora de Guadalupe, en la localidad Barrios Unidos, celebrará no solo la fiesta patronal, sino también el renacimiento del lugar en el que por años se han congregado para vivir su fe a nivel personal y comunitario.
Este día, a las 6:30 p.m. el cardenal Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá, presidirá la solemne eucaristía y el rito de renovación de la consagración y dedicación del templo.
Una mirada al camino recorrido
El padre Nelson Esteban Celi Celis, C.R.S., párroco y religioso somasco, recuerda que el proyecto comenzó como un reforzamiento estructural ordinario. Sin embargo, la realidad del subsuelo cambió por completo los planes.
“No sabíamos a ciencia cierta el estado real de los cimientos”, explicó. Pero apenas iniciaron las excavaciones, la verdad salió a la luz: los cimientos estaban gravemente afectados. Las fallas encontradas obligaron a proceder con la demolición total de la fachada y del presbiterio.


Raíces, agua y tiempo en contra de la estructura
El daño venía de múltiples frentes. Las raíces de grandes árboles ubicados frente al templo, la sequía que alteró el nivel freático, el paso diagonal de una antigua tubería del acueducto y cimientos insuficientes terminaron por inclinar y hundir la estructura hacia el oriente. Era un diagnóstico contundente: si no se intervenía de inmediato, el templo seguiría cediendo.
Ante el panorama, la obra entró en un nivel mayor: se instalaron 54 pilotes de 25 y 30 metros de profundidad, tanto en la fachada como en el presbiterio. “Esperamos que estos pilotes sirvan como cimientos sólidos que garanticen la durabilidad y estabilidad del templo por muchos años más”, señaló el párroco.

La construcción se encuentra en su tramo final. Aunque no estará terminada al 100%, la obra será bendecida y presentada a su comunidad. De modo que se avanza con gran premura en el embellecimiento de la estructura reconstruida.
Un detalle importante, ha enfatizado el padre Nelson, es que el diseño original fue respetado en su esencia.
Un momento de gracia y unidad en la fe
Según la normativa de la Iglesia, cuando un templo pierde más del 50% de su estructura debe renovarse la consagración. La primera consagración y dedicación fue en 1968; hoy, casi seis décadas después, el templo vuelve a presentarse ante Dios y su pueblo.

La eucaristía, presidida por el cardenal primado de Colombia, será concelebrada por los obispos auxiliares y sacerdotes que sirven en el territorio y en distintos sectores de esta jurisdicción eclesiástica. Acompañarán la comunidad parroquial, animadores de evangelización, benefactores, invitados especiales y devotos de la santísima virgen María, bajo la advocación de Nuestra Señora de Guadalupe, patrona de América Latina.
Será un rito solemne, con gran simbolismo: la unción del altar, la aspersión del templo, el incienso elevándose como oración, la luz que vuelve a encenderse en una casa reconstruida desde sus entrañas.
Una comunidad que sostuvo lo que los muros no pudieron
Durante los dos años de obra, la vida parroquial no solo siguió, sino que se mantuvo dinámica y con deseo de continuar fortaleciéndose.
En el terreno de la parroquia —una de las más amplias de la zona, con cerca de 10.000 m²— se habilitó una capilla–auditorio, que permitió la continuidad de las celebraciones litúrgicas. También, se cubrió el polideportivo para encuentros pastorales y se retomó una antigua capilla en el sector norte.
“Gracias a estos espacios no dejamos de celebrar ni un solo día”, manifestó el padre Nelson. La comunidad nunca se dispersó, y eso explica parte de lo que sucedió después.
Compromiso, trabajo y ayuda generosa
El costo de la reconstrucción supera los 3.000 millones de pesos, y ha sido posible gracias al apoyo de la Arquidiócesis de Bogotá y de benefactores que han aportado de manera decidida; pero, sin lugar a duda, señala el párroco, con profunda gratitud, la comunidad, las familias de este territorio han sido motor de esta obra.
El costo de la reconstrucción supera los 3.000 millones de pesos, y ha sido posible gracias al apoyo de la Arquidiócesis de Bogotá, de benefactores que han aportado de manera decidida; pero, sin lugar a duda, señala el párroco, con profunda gratitud, la comunidad, las familias de este territorio han sido motor de esta obra.
Actividades, rifas, mercados solidarios, campañas y un compromiso admirable hicieron posible lo imposible. El templo se levantó como se levanta la fe viva: desde la entrega silenciosa y constante de su gente.
Parroquia joven y activa, con corazón misionero
Los Padres Somascos, con su carisma centrado en la niñez y la juventud vulnerable, han dinamizado una comunidad intensa y profundamente pastoral.
Son 13 grupos parroquiales, una comunidad juvenil fuerte, equipos de servicio, oración y acompañamiento social. Aquí viven entre 2.000 y 3.000 familias, muchas de ellas involucradas activamente en la misión.
El párroco no trabaja solo: lo acompaña el vicario parroquial padre Éider Oso Farfán y, a nivel territorial, el vicario episcopal, monseñor Julio Solórzano.


Bajo el amparo de la Santísima Virgen María
“Es un privilegio muy grande tener como patrona a la santísima virgen María, bajo esta querida advocación. Ella que sirvió con amor en la obra de la salvación, inspira nuestro trabajo y el servicio de toda la comunidad”, aseguró el párroco.
“Gracias por sostener este sueño”
Finalmente, el padre Nelson mira estos meses con profunda gratitud:
“Es gracias al esfuerzo, dedicación y amor de cada comunidad que hoy seguimos siendo luz en nuestro arciprestazgo, en la Vicaría y en la Arquidiócesis de Bogotá”, afirma.
El día de mañana la fatiga de la obra mostrará sus frutos. La fachada nueva recibirá a su gente; el altar volverá a ser consagrado; la comunidad celebrará el renacer de su templo. Y, bajo la mirada de Nuestra Señora de Guadalupe, los nuevos cimientos no solo sostendrán una edificación; sostendrán la historia viva de un pueblo que camina junto en torno a su fe.
A continuación, amplíe detalles sobre esta obra y sobre el caminar pastoral y evangelizados en este territorio arquidiocesano:
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