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Bendición de la Granja terapéutica San José: espacio de acompañamiento a personas en proceso de recuperación de adicciones

30 de julio de 2025
Bendición de la Granja terapéutica San José.

En este lugar se desarrolla la cuarta etapa del proceso, liderado por la Arquidiócesis de Bogotá, a través de la Diaconía para el Desarrollo Humano Integral- coordinación del cuidado de la dignidad humana- en alianza con la Fundación Domus Colombia - Red Terapéutica Pastoral Efata, relacionado también con la pastoral del pueblo de Dios que habita las calles.

 

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La etapa de "Fortalecimiento" desarrollada en la granja implica un proceso de internación para aquellas personas que han transitado las etapas de recuperación que anteceden y que, tomando consciencia de su enfermedad en las adicciones, quieren avanzar en el camino de recuperación.  Siguiendo un modelo Bio-Socio-Psico-Espiritual y con un enfoque denominado fraternidad terapéutica, van superando los síntomas de abstinencia camino a la sobriedad.

El espacio físico actual permite acoger a 15 personas. Cuenta con cuartos, cocina, comedor, sala, capilla, espacio para atención veterinaria, lugares para las distintas acciones de acompañamiento, oficina de atención por parte de los profesionales y un amplio y tranquilo terreno para trabajar la tierra, sembrar y convivir con fauna y flora, vitales en este proceso.

 

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“Se trata de un entorno residencial diseñado para ayudar a las personas en recuperación de adicciones a reconstruir sus vidas de manera saludable y sostenible; siguiendo la dinámica de las comunidades terapéuticas ofrece un enfoque integral que aborda los aspectos físico, mental, emocional y social de la adicción. Los residentes participan en una variedad de actividades terapéuticas, educativas y recreativas diseñadas para fomentar el crecimiento personal y el desarrollo de habilidades para la vida”, explicó el padre Jorge Eliécer Arias Toro, coordinador arquidiocesano del Cuidado de la Dignidad Humana.

Es así como en esta finca de dos hectáreas, al abrigo de las montañas de la vereda Cucharal, en Fusagasugá, brota una esperanza que no se rinde; un lugar de vida nueva, de trabajo cotidiano, de fe sembrada y cosechada en el alma de hombres que, tras haber enfrentado las heridas profundas de las adicciones, han decidido reconstruirse con dignidad, paso a paso.

Un día de bendiciones y gratitud

El pasado viernes, 26 de julio, el cardenal Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá, presidió la bendición oficial de este centro católico de sanación, como un signo claro de la misión pastoral de la Iglesia en Bogotá: acompañar, levantar y caminar con quienes más lo necesitan. 

 

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Este día también se bendijo la nueva capilla dedicada a San José y la iniciativa ‘Domus Shalom Animals’

Tras destacar el esmero en el cuidado y organización de este momento de bendición por parte de quienes siguen su proceso de recuperación en la granja, el cardenal les recordó que "la casa más importante, abierta siempre a nuevos caminos, es la vida, el corazón de cada uno de ellos, por lo que, precisó, deben esmerarse en su cuidado, pues hay un visitante permanente, un divino visitante, que es el Señor, que da vida y quiere habitar en cada uno de nosotros".

Agradeció al padre Jorge Eliecer, “porque es instrumento dócil en las manos de Dios, porque ha asumido el riesgo de amar, de ver al que está tendido en el camino, de no pasar de largo, de conmoverse, de acercarse, de ofrecer lo necesario para que sanen sus heridas, para levantarlos y mostrarles la compasión real y concreta. Padre Jorge, que el Señor lo sigue haciendo buen samaritano en el servicio”.

Finalmente, el  también Primado de Colombia agradeció a las mujeres que acompañan, siendo presencia de hogar, corazón, rostro y voz de casa, acogidas al amparo y guía de la Santísima Virgen María.

Acompañaron la ceremonia: benefactores; amigos; sacerdotes de esta Arquidiócesis, de Zipaquirá y Girardot; también, delegados de la Alcaldía de Fusagasugá, a quienes junto al padre Jorge les manifestó su gratitud, que fue extensiva, de manera especial, a “los muchachos que se atreven a creer en sí mismos nuevamente”.

 

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Un proyecto con rostro humano

La Granja San José no es solo una finca: es un espacio de transformación interior. Aquí, en una vida sencilla pero profunda, estos hombres que han decidido dar un giro positivo a su realidad personal comparten el día a día, guiados por un modelo terapéutico holístico y espiritual, basado en seis pilares: vida de oración, trabajo agrícola, vida comunitaria, resignificación personal, proyecto de vida y acompañamiento psicológico.

“El objetivo es que cada uno recupere su dignidad como hijo de Dios”, agrega el padre Jorge, quien cada semana viaja desde Bogotá para compartir con los residentes, escuchar sus historias, orientar sus pasos y fortalecer la fe que da sentido. “Este es un lugar para sanar, para volver a creer que sí se puede cambiar de vida, que el dolor no es el final de la historia”.

La fe como raíz y soporte en el proceso

El corazón de la Granja es su capilla dedicada a San José, allí en el silencio de la oración y la adoración eucarística, muchos de estos hombres encuentran el consuelo que no hallaron en las calles ni en las adicciones.

“La presencia de Jesús Eucaristía es el corazón de esta obra”, afirma el sacerdote. “Él sana y restituye. Y San José ha sido nuestra señal de providencia: por eso lo elegimos como patrono”.

 

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Una comunidad de sanación

La comunidad de la Granja está integrada por un equipo que cuida con rigor y ternura: un encargado general —un joven veterinario que fue residente y hoy sirve desde su experiencia—, su esposa también veterinaria, un educador, una coordinadora terapeuta, un psicólogo, y sacerdotes que brindan acompañamiento espiritual constante. Todo el equipo comparte el objetivo común: formar personas libres y conscientes, que puedan tomar de nuevo las riendas de su existencia.

“Queremos que ellos se convenzan de que la sobriedad vale la pena”, señala el padre Jorge. “Por eso también tienen talleres de prevención de recaídas, proyecto de vida y trabajo agrícola. Aquí no hay encierro, hay formación de voluntad”.

Naturaleza que sana

Uno de los sellos especiales del proyecto es el uso de la terapia asistida con animales (TAA). Desde la huerta hasta el corral, la vida bulle, está llena de movimiento, de energía sanadora: hay gallinas, conejos, terneros, patos, perros y gatos. Cuidar de ellos es parte del proceso de sanación, una vía para reencontrarse con la responsabilidad, la ternura y el sentido del servicio.

De ahí nace también la iniciativa 'Domus Shalom Animals', un espacio para la protección de los animales, donde actualmente viven más de 30 perros rescatados. Muchos llegaron con sus dueños desde la calle, y se quedaron como símbolo de lealtad y de nuevos comienzos.

“Un muchacho nos dijo: ‘Yo entro al proceso si mi perro puede venir conmigo’. Y ahí comprendimos que no se trata solo de desintoxicarse, sino de sanar vínculos, afectos, historias”, cuenta el padre.

De otra parte, explicó al referirse a los fundamentos de esta fase del proceso, "la Terapia Hortícula es un excelente vehículo para trabajar la paciencia y sentimientos como la ira y la fustración. Las plantas, las flores y los frutos requieren su tiempo para crecer y esto ayuda a comprender que en la vida la gratificación no siempre es inmediata. Es una terapia multidisciplinar en la que se trabajan numerosas habilidades: destreza, coordinación, esfuerzo físico, toma de decisiones, trabajo en equipo... Esta etapa busca fortalecer la disciplina del trabajo y poner a prueba lo adquirido en las primeras etapas".

Más allá del campo: la reinserción

El proceso en la Granja San José es parte de una red pastoral llamada Efata, que incluye también el Centro Pastoral San Gabriel en Bogotá, para la etapa de reinserción social: allí, los hombres que han concluido su proceso se vinculan al mundo laboral y siguen acompañados en comunidad. Para algunos, existe además Domus Betania, una casa fraterna donde pueden vivir con reglas y apoyo, mientras se afianzan en su nueva vida.

También las familias son parte vital del proceso

Las familias de estos hombres en proceso de recuperación son acompañadas virtualmente a través del circulo de familias, que es un acompañamiento psicológico y de testimonio de los procesos.

También, una vez al mes las familias visitan a los muchachos y participan de una formación presencial. Algunas, además, son acompañadas individualmente y a través de Nar-Anon, que es un grupo de padres que acompaña a padres que tienen el problema de adicciones en casa, que han tenido en la familia algún adicto, o cuando ellos mismos han padecido adicciones.

Esto es muy importante, agrega el padre Jorge, porque cuando una persona sufre una adicción, toda la familia sangra. Y cuando uno sana, todos comienzan a respirar de nuevo.

“Todo esto lo hace la granja San José en el deseo siempre de poder ayudar la vida rota de muchas personas, y darles la oportunidad de creer que es posible cambiar y que es posible adquirir de nuevo un estilo de vida… Yo les digo constantemente a ellos que así como aprendemos ciertas conductas, que después nos van perjudicando la vida y nos llevan a lugares de oscuridad como el mundo de las drogas, también podemos desaprender y darnos la oportunidad de un estilo de vida nuevo”, insistió.

Aquí, donde la tierra se siembra con oración y trabajo, donde los animales y la fe sanan heridas antiguas, la Granja Terapéutica San José se alza como un pequeño Edén de resurrección, donde la dignidad humana florece, aún después de las noches más oscuras.

"Porque nadie está irremediablemente perdido. Y como enseña el Evangelio, todo lo que está roto puede volver a la vida".

Etapas del proceso de recuperación de adicciones

Etapa cero: las calles de la ciudad y acompañamiento a través de actividades de autocuidado, en Casa Hermano Ettore - barrio Las Cruces o en el barrio San Bernardo.

Primera etapa: ambulatorio, espacio de sensibilización y acompañamiento externo para llegar a la toma de decisión, en la sede Centro Pastoral Arquidiocesano San Gabriel-  Bogotá.

Segunda etapa: internación, proceso de desintoxicación del cuerpo y la mente, en la sede campestre San Jeronimo - Silvania.

Tercera Etapa: Cambios de segundo orden, control de la abstinencia fortalecimiento del proceso de vida, resignificación de las distintas áreas de la persona. Se desarrolla en sede San Jerónimo - Silvania.

Cuarta etapa: Fortalecimiento:  alternativa educativa, ocupacional, control de recaídas y proyecto de vida. Sede San José, en Fusagasugá.

Quinta etapa: reinserción, en la sede San Gabriel de la Arquidiócesis de Bogotá o casa Betania en casos de independencia económica.

Sexta etapa: seguimiento y verificación. Se regresa a los ambientes naturales.


Nota relacionada: 
Bendición y oficialización de red arquidiocesana para el cuidado de la dignidad humana

Oficina Arquidiocesana de Comunicaciones
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