Recuerdos de la Infancia

A 120 niños en Bogotá, de barrios de Ciudad Bolívar como los Altos de Cazucá, que son los que tienen influencia directa de la guerrilla y a donde llega un gran número de desplazados se escogieron  cuatro historias que eran para Jairo Carrillo las más representativas para la película, así que pidieron a los niños que dibujaran por qué estaban ahí, después solicitaron a los niños explicar sus dibujos y a partir de ahí contar sus historias. 

Para Jairo no fue fácil hacer esta película y aunque las historias de todos los niños lo conmovieron para él la que más llego a su alma fue la de un niño que lo único que le importa cuando se tiene que ir forzosamente de su finca son sus perritos, esa historia es conmovedora. El amor por la naturaleza de los niños desplazados es muy fuerte, ellos consideran que los animales tienen alma, que son sus mejores amigos. Otra cosa que me pareció interesante es que los niños, a pesar de todo lo que les pasa a tan corta edad, tienen muchas esperanzas de que la situación en el campo va a cambiar. Y el perdón, hay un niño que nos enseña a perdonar... y lo que necesita este país es precisamente eso. 

Muchas veces al ver a los niños inmersos en los juegos, la inocencia, espontaneidad y aceptación de muchos hechos nos olvidamos que ellos sienten que a pesar de no cargar con el peso de un sustento diario también sufren y esconden sus dolores y temores, que el sufrimiento y angustia de los mayores son angustias también para ellos porque sus impedimentos se hacen más grandes al no poder ayudar como quisieran a sus seres queridos. 

No olvidemos que nos corresponde a los adultos salvaguardar la seguridad de los niños cargarlos de amor y confianza para ello hay que escucharlos y tenerlos en cuenta.

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