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Primera parte: “Alguien está orando por mí”

7 de mayo de 2015
Primera parte: “Alguien está orando por mí”

Con motivo del concierto de la hermana Glenda de este próximo sábado 9 de mayo, publicamos la primera parte de la entrevista que El Catolicismo le realizó cuando nos…

“Pide y se te dará, busca y hallarás, llama y se te abrirá, porque todo aquel que pide, porque todo aquel que busca, encontrará… ¿qué estás buscando?, ¿qué estás pidiendo? ¡Pide, busca!” Con esta canción y algunas preguntas, inicia la Hermana Glenda, el encuentro de oración a través de la música que se llevó a cabo el pasado viernes 22 de noviembre, en el Coliseo Santa Isabel de Hungría, en Bogotá, organizado por la Pastoral Vocacional de la Arquidiócesis de Bogotá y el Proyecto Arca.

“No sólo eres tú él que pide, Él también pide…”; “mira que estoy a la puerta y llamo; si escuchas mi voz y abres tu puerta me quedaré en ti…”. “Cualquiera que sea tu situación, si pasas por una enfermedad, una dificultad, el Señor está a tu puerta y llama”. Con estas reflexiones desde la Palabra de Dios, la Hermana Glenda continúa con el Salmo 22: “El Señor es mi Pastor” y retoma esta frase de San Ignacio de Loyola: “La Palabra de Dios te consuela o te da dolor cuando corrige tu camino”, no te preocupes, Él nos dará el Pan de cada día; hoy el Señor es mi Pastor, te dará el pan material y afectivo, no sólo es tu Pastor, sino que es tu única ganancia como nos enseña San Pablo: “Mi única ganancia es Jesús”.

La Madre Glenda - la he querido llamar así en esta entrevista - ya que muchos de los presentes en este maravilloso concierto se sienten sus hijos e hijas en la fe, testigos de su maternidad espiritual, a través de sus canciones.

Con la unción de sus palabras y la ternura para cantarle al corazón afligido, triste o conmovido por el dolor y las heridas del pecado, les habló del cementerio personal que todos tenemos en el corazón e invitó a perdonar: “ora por cada muerto en tu corazón a los pies de Jesús”, gesto al que unimos los actores y las víctimas del conflicto armado en Colombia. La Madre Glenda nos responde sobre qué hacer para avanzar en el Proceso de Paz: 

“Hay muchas soluciones sociológicas, políticas, pero yo voy hablar de la que más conozco que es la solución religiosa: la opción nuestra es orar, empezar a orar por el enemigo, empezar a orar por él que mata, y él que mata empezar a orar por él que mató y a orar por él mismo. 

La oración tiene un poder, justamente mi último trabajo, se llama:  “Alguien está orando por mí”, la oración es el arma principal porque cuando tu oras eres capaz de mover tu corazón y de mover el corazón del otro y entrar en la comunión de los santos. Dios hace maravillas y pacifica tu corazón, el corazón del victimario y de la víctima. 

No niego las soluciones políticas porque hay que hacerlas, las soluciones psicológicas también porque mucha gente necesita esta ayuda, pero yo insisto bastante en que hay que orar mucho por los guerrilleros, los asesinos, por las víctimas, orar por ellos, son nuestros hermanos lo queramos o no, estamos unidos para la perdición y para la salvación y si mi hermano cae yo tengo que sostenerlo con la oración.

Así que yo invito mucho a Colombia a orar, con fuerza para el proceso de Paz,  Dios quiera que en unos años cuando esta servidora vuelva, haya una reconciliación entre hermanos que dejen de hacerse daño y que puedan trabajar juntos para que Colombia pueda seguir creciendo y aquí nunca hayan más pobres y se mejore su calidad de vida, moral, espiritual y material”. 

La Hermana Glenda, como la conocemos tiene por nombre, Glenda Valesca Hernández Aguayo, es chilena con nacionalidad española, lleva 21 años como consagrada a Dios y 10 años dedicada a la evangelización con la música, es cantautora de música cristiana católica: “Yo canto su Palabra, trabajamos juntos, su Palabra es la que habla al corazón de la gente”.

Se graduó como Teóloga en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma y como Psicóloga en la Universidad Pontificia de Salamanca. Actualmente pertenece a la “Orden de Vírgenes Consagradas” de la Diócesis de Terrassa Barcelona y reside en España. Esta es la tercera vez que regresa a Colombia (desde hace 8 años no venía), invitada por la Pastoral Vocacional de la Arquidiócesis y el Proyecto Arca,  para presentar su última producción musical “Alguien está orando por mi”, que se puede adquirir en las librerías de las Hnas. Paulinas.

ENTREVISTA:

  • Madre Glenda, a sus 15 años, se gana una Biblia en un festival de la canción, ¿cómo fue ese encuentro, ese toque de Dios en su vida?

La primera llamada que me hizo Dios fue una duda, por eso les digo a los jóvenes que no tengan miedo de dudas porque hay muchas dudas que son inspiradas por Dios, porque Dios te mete en crisis, y mi duda fue si Dios existía, porque mi padre no es creyente, mi madre si es una persona profundamente católica, no sólo de tradición, sino de corazón y yo tenía la gran duda de que si Dios existía, cuál era la religión verdadera, cuál era el sentido de la vida y empecé a hacerme muchas preguntas, y gracias, benditas preguntas, que me ayudaron a buscar. En esa búsqueda participo en un festival  de música de protesta contra la dictadura de Pinochet, una época muy difícil en Chile, me regalan esa Biblia y después de la duda vino el deseo, comienza en mí el Señor a inflamar mi corazón en unos deseos que eran para mi nuevos, por eso les digo a los jóvenes que estén atentos a los deseos que Dios pone en su corazón.

Primero fue la duda, eso me lleva a buscar, luego en mí nace un deseo, deseo de leer la Biblia, deseo de orar, deseo de conocer la religión, mi religión, y comencé también a conocer otra religión. Empiezo a leer la Biblia, con un deseo… Me tardé un año a leerla completa, no entendía mucho porque es un libro muy complejo, escrito hace muchos años atrás. Pero yo leía con un deseo… mi mamá la guarda esa Biblia porque está toda subrayada con preguntas con signos de interrogación, de exclamación… y en mis primeras oraciones miraba la Cruz y decía: ¿por qué has muerto por mi? ¿Eres un Dios sádico, eres un Dios que te gusta sufrir? Si tu existes, ¡que yo te encuentre!

Entonces fue un deseo gritado al cielo, hasta que estoy leyendo un texto del evangelio de San Juan, y no sólo estoy leyendo... de pronto sucede un regalo, y eso ya es una visita del Señor, y empiezo a entender lo que estoy leyendo no sólo con la cabeza, sino con el corazón, y experimenté su presencia, su presencia se me impuso. Estaba leyendo: “Tanto amó Dios al mundo que él que cree en Él tiene vida eterna”; lo entendí - me pasó como los peregrinos de Emaús, de pronto entiendo la escritura, ese texto, experimento su presencia y yo digo: “no me quiero ni mover, esto se va a ir”; era tan impresionante su presencia que me invadió completamente, porque uno no es cristiano como dice el Papa Benedicto XVI por una decisión o por una tradición; uno es cristiano, uno es católico por un encuentro, y ese fue mi primer encuentro con el Señor, Él lo preparó, nadie va al Padre si no es por Jesús, y Él fue preparando ese encuentro conmigo a través de la duda, a través del deseo y ahí me tenía preparado ese encuentro con la escritura.  

  • Desde su Palabra usted hace experiencia de la Misericordia de Dios… contemplaba la Cruz y le decía: “Diste la vida por mí…” y ya luego hace la opción de dar la vida por Él, en su vocación como consagrada…

Eso vino después, yo tuve mi primera experiencia a los 15 años y me doy cuenta de que Dios existe, me ama, que Dios está vivo. Entonces comienzo con mi novio… yo tenía un novio - en Chile se dice: “pololo” -, salíamos juntos, y él empieza a darse cuenta que yo estoy como extraña; salíamos de Misa, comienzo a ir a la Eucaristía, otro signo, otra vez el deseo, la sed de orar, la sed de ayudar a los pobres… regalé mi ropa, cosas que uno hace cuando está enamorado… después vino otra llamada, otro deseo, me sorprendió… estudié en un colegio de monjas dos años y nos reíamos de las monjas, les pintábamos los dientes negros, en las fotos les hacíamos bigotes… Estuve dos años con las salesianas en Chile y las monjas me tenían una paciencia… pero bueno, al final me fui feliz a colegio público… y por primera vez me empieza a llamar la atención la vida consagrada, hasta seguí a una monjita, la seguí a ver, le toqué como era la tela del hábito… y por otro lado empieza en mi un deseo, primero una curiosidad, ¿qué sería vivir para Dios sólo?... y luego otro deseo: Me empieza a dar un deseo de entregarle toda mi vida a Dios. 

Uno tiene que ir leyendo los deseos de su corazón, la voluntad de Dios no se impone, hay deseos profundos que le inspiran y que uno tiene que escuchar y discernir. Yo decía: “Bueno, esto es una locura de momento, se me va a pasar”; no, el deseo empieza a ser más fuerte, incluso yo digo que habría que acusarle a Dios de acoso, porque cuando Él te empieza a llamar, uno no puede escapar. Y me acuerdo que en la fiesta bailando yo digo: “creo que soy la única loca que estoy bailando en esta fiesta pensando si Dios me llama o no me llama”… porque uno va experimentando esos deseos… salía con mi novio, con mi “pololo” y yo decía: “Bueno, ya probaré estar con los pobres, ir a la cárcel de mujeres,…  ahora estemos juntos los dos”; yo tenía esa lucha, que el deseo era más fuerte… y bueno, hice la opción, me acompañó un sacerdote, unas hermanas a discernir si ese deseo era de verdad o no, o era un invento mío, porque uno puede imaginarse cualquier cosa. Entonces hago un proceso de discernimiento, por eso es tan importante la Pastoral Vocacional - ya que este concierto lo organiza la Pastoral Vocacional -, debería ser normal que uno se planteara en la vida, ¿qué quiere Dios de mi?... y que te ayudara la Iglesia a discernir: “Oye, realmente es el matrimonio, es la vida consagrada, es la vida sacerdotal,… y yo di el paso… con mi novio fue una renuncia dolorosa porque uno le tiene cariño a esa persona, o dejar tu familia, o dejar tus padres, pero al mismo tiempo todo, sí, implica muchos no, pero el deseo era mucho más fuerte, el otro deseo de entregarle mi vida y de: ¡Sígueme!…

  • Hablando de deseos… usted habla de deseos santos, de responderle al Señor. ¿Es con la música, el carisma que el Señor le regala, que usted le responde al llamado de santidad?

 Para mi eso de la música fue una sorpresa, porque yo entré me fui a una congregación religiosa de vida educativa, yo estudié Teología en Roma, en la Universidad Gregoriana, luego Psicología en la Universidad Pontificia de  Salamanca… y mi deseo era servir al Señor en un colegio, dando clases o siendo psicóloga…  Dios es muy simpático: yo componía algunas canciones, pero nunca nadie me dijo nada, a mi me servían estas canciones para el apostolado, la catequesis… me invitan en el año 2002 a la Jornada Mundial de la Juventud de Toronto y para mí fue una sorpresa porque era para cantar en español en una Misa completamente en francés y en inglés, cantar mientras el Papa daba la Comunión - lo pueden buscar en youtube:  Hermana Glenda y Juan Pablo II en Toronto… - Bueno, el Papa Juan Pablo II estaba dando la Comunión y esta servidora canta por primera vez al frente de un millón de jóvenes la canción: “Nada es imposible para ti”, y ahí comienza la tercera llamada que digo yo fuerte en vida, que empiezan a llamarme de muchas partes del mundo a cantar y a predicar. 

Siempre Dios me había llamado como una cosa interior; pero era la primera que me estaba llamando por algo exterior, porque era la misma Iglesia que me decía: “venga a cantar, venga a predicar, venga a anunciar el Evangelio…” y yo pasé un tiempo de discernimiento si dejaba o no mi colegio,  porque tu no puedes estar de gira 2 meses y dejar a tus alumnos sin clase por largo tiempo o los pacientes desde la piscología… pasé como 6 años discerniendo con mi superiora general y mi Obispo de la diócesis de Barcelona, y al final dijimos: “esto es un carisma, no sólo un don personal, sino un carisma”, es decir, que un mismo don que Dios quiere poner al servicio de la Iglesia, porque se convierte en carisma cuando la iglesia te lo pide para ponerlo al servicio de los demás. Dejo la Congregación, la vida en el colegio, y me consagro en la diócesis como Virgen Consagrada.

Hoy justamente estamos en el día de Santa Cecilia, que es Virgen y Mártir; antiguamente no había vida religiosa, vida monástica, si existían las vírgenes consagradas y en Europa, después del Concilio Vaticano II,  la figura de la Virgen Consagrada, como la primera época de la Iglesia,  está siendo muy apreciada porque somos mujeres que dependemos directamente del Obispo diocesano, tenemos un carisma particular, no un carisma comunitario como la vida religiosa. Cada una tiene un carisma - en este caso yo tengo el carisma de la predicación y de la evangelización - y esta forma canónica me permitía poder seguir completamente dedicada al anuncio del Evangelio a través de la música.

 Para mi ha sido una sorpresa: fue un discernimiento de mi superiora, de mi Obispo y mío y dijimos: “Sí, la Iglesia necesita a la Hermana Glenda como predicadora, - como predicantora -, no sé como decirle, no sé por cuánto tiempo… también puedo volver a mi colegio, seguir lo que estaba haciendo antes, pero por lo pronto ahora igual que Santa Cecilia, hoy en su día, soy virgen consagrada para la Iglesia consagrada en la Diócesis de Terrassa en Barcelona, España. 

Esta ha sido la primera parte de la entrevista con la Hermana Glenda para el Departamento de Comunicaciones de la Arquidiócesis de Bogotá.

Espere la segunda parte sobre su recomendación a los músicos católicos; además conozca sobre su Fundación Consuelen a mi Pueblo, el mensaje a los padres de familia, su experiencia de pertenecer a Cristo y mucho más… Muy pronto.

 

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