“Pinta una imagen según el modelo que ves, con la frase: Jesús, en Ti confío” (Diario, 47).

Con motivo de la Fiesta de la Misericordia que se celebra este próximo domingo 12 de abril, publicamos nuevamente la exposición virtual “El arte de amar sin medida”, y …
Con el objetivo de propiciar el encuentro con Jesucristo a través del arte que habla y refleja la misericordia, el Plan de Evangelización de la Arquidiócesis de Bogotá, en unión con la sección Arte y Cultura de El Catolicismo (medio de comunicación de la arquidiócesis), realizó con motivo del Tercer Congreso Mundial de la Misericordia una Exposición Virtual, titulada Misericordia: el arte de amar sin medida. Los artistas que participan comparten con el público virtual su confianza en la presencia del Señor en sus vidas y la necesidad de su Misericordia.
Indudablemente la principal obra de Misericordia que Dios Padre ha plasmado para la salvación de la humanidad es la entrega de su Hijo en la Cruz, Jesús quien dio la vida en totalidad por amor a nuestras vidas y derramó su infinita misericordia a través del agua y sangre que brotaron de su costado.
Historia de la imagen
El padre Sopocko encargó el cuadro de Jesús Misericordioso a principios de 1934 en Vilna (Vilnius, Lituania), al pintor Eugenio Kazimirowski. El piso del padre Sopocko y el piso de Kazimirowski, junto con su estudio, se encontraban en el mismo edificio. Sor Faustina que permaneció en Vilna (véase la Casa de la Congregación) durante todo el periodo dedicado a la pintura del cuadro, venía al estudio del pintor para dar indicaciones y los detalles del aspecto del cuadro. El padre Sopocko personalmente se encargó de que el cuadro fuera pintado exactamente según sus instrucciones. El lienzo, sobre el cual se representó la imagen, se ajustó a las medidas de un marco viejo regalado anteriormente por una de las parroquianas. El cuadro fue pintado durante unos seis meses, cuando ya estuvo listo, el p. Sopocko (véase Memorias p. Sopocko) quiso ocuparse de cómo tenía que ser introducido el texto en el cuadro.
Pidió a sor Faustina que lo preguntase al Señor Jesús:
“Una vez el confesor [Padre Sopocko] me preguntó cómo debía ser colocada la frase, ya que todo eso no cabía en la imagen. Contesté que rezaría y que daría la respuesta la semana siguiente. Al alejarme del confesionario, y pasando cerca del Santísimo Sacramento, recibí el entendimiento interior de cómo debía exponerla. Jesús me recordó lo que me había dicho la primera vez, es decir, que estas tres palabras debían ser puestas en evidencia. Las palabras son: Jesús, en Ti confío” (Diario, 327).
El texto dictado que constituye un elemento importante del cuadro fue puesto por el padre Sopocko en una placa colocada en la parte inferior del cuadro. A la petición expresa del Señor Jesús transmitida a sor Faustina, el padre Sopocko pidió el permiso para colgar el cuadro en la Iglesia de San Miguel en Vilna, de la que era rector. El 4 de abril de 1937, con el permiso del Metropolitano de Vilna, arzobispo Romuald Jalbrzykowski, el cuadro con la imagen del Salvador Misericordioso, tras haber recibido la opinión positiva de los expertos, fue colocado junto al altar principal de la Iglesia de San Miguel, en Vilna, donde los fieles durante unos once años lo veneraron con gran respeto.
La segunda comisión de expertos convocada en 1941 por la orden del Metropolitano, afirmó que “El cuadro constituye una obra de arte y un ejemplo de arte contemporáneo religioso de valor.” (Protocolo de la Comisión de la evaluación y la conservación del cuadro de Jesús Misericordioso en la Iglesia de San Miguel, de Vilna de 27 de mayo de 1941 firmado por expertos: Profesor de historia de arte dr. M. Morelowski, Profesor de dogmática padre dr. L. Puchaty y el Conservador padre Dr P. Sledziewski). (véase Memorias p. Sopocko)
Significado de la imagen
El primer elemento de la Devoción a la Divina Misericordia que fue revelado a la Hermana Faustina fue la Imagen, el 22 de Febrero del 1931. Jesús se le aparece con rayos de luz irradiando desde su Corazón y le dice:
"Pinta una imagen según el modelo que vez, y firma: "Jesús, en ti confío". Deseo que esta imagen sea venerada primero en su capilla y luego en el mundo entero." (Diario 47)
"Prometo que el alma que venere esta imagen no perecerá. También prometo, ya aquí en la tierra, la victoria sobre los enemigos y, sobre todo, a la hora de la muerta. Yo Mismo la defenderé como Mi gloria." (Diario 48)
"Ofrezco a los hombres un recipiente con el que han de venir a la Fuente de la Misericordia para recoger gracias. Este recipiente es esta imagen con la firma: Jesús en Ti confío". (Diario 327)
"Los dos rayos significan la Sangre y el Agua. El rayo pálido simboliza el Agua que justifica las almas. EL rayo rojo simboliza la Sangre que es la vida de las almas…"."Ambos rayos brotaron de las entrañas más profundas de Mi misericordia cuando Mi Corazón agonizado fue abierto en la cruz por la lanza."
"Estos rayos protegen a las almas de la indignación Mi Padre. Bienaventurado quien viva a la sombra de ellos, por que no le alcanzará la mano justa de Dios." (Diario 299)
"No en la belleza del color, ni en la del pincel, está la grandeza de esta imagen, sino en Mi gracia." (Diario 313)
"A través de esta imagen concederé muchas gracias a las almas, ella ha de recordar a los hombres las exigencias de Mi misericordia, porque la fe sin obras, por fuerte que sea, es inútil." Diario (742)
En estos textos se explica la doctrina de la Iglesia en cuanto a imágenes, la justificación y la gracia. Primero, por si sola una imagen es meramente una pintura, no importa cuan hermosa y expresiva. Sin embargo, puede señalarnos los misterios de la fe y disponernos a recibir aquello que representan, en este caso la Divina Misericordia.
Es por tanto el recipiente, no la fuente, un recordatorio, no la realidad. Esta realidad es la fuente misericordiosa de gracias que mana del Corazón traspasado de Cristo en la Cruz, y que mana visiblemente para representar lo visible, es decir lo sacramental, los signos de gracia, el Bautismo y la Eucaristía, representando todos los sacramentos de la Iglesia. Por ende, San Juan en su primera epístola insiste en la presencia de lo invisible con lo visible, el Espíritu con el Agua y la Sangre.
La imagen también nos recuerda que la salvación no es sólo por la fe, pero por obras y caridad también. Hay que tener fe para ver y creer en lo que significa la Imagen, la Divina Misericordia derramándose de Cristo en la Cruz, pero hay que ser misericordioso, el amor que va más allá los estrictos requisitos de la justicia, para atraer la Misericordia hacia sí mismo. "Perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden" (Mt 7:2). La imagen del costado traspasado de Jesús derramando sangre y agua nos recuerda que la Cruz, el amor en acción es el precio de la misericordia. "Que, como yo os he amado, así os améis los unos a los otros." (Jn 13:34)
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