Al fin, ¿dónde descansa Pedro?
Aparecen en Santa María de Trastévere, luego de unas profundas restauraciones y dentro de un altar, los que podrían ser los restos de san Pedro o parte de ellos
Lo que es seguro es la identificación de su tumba y el culto antiquísimo que se le tributa en la colina del Vaticano en donde sufrió el martirio y en la que ahora surge la Basílica de San Pedro.
Pero el destino de sus huesos había quedado hasta ahora envuelto en un misterio. A pesar de que la arqueóloga Margherita Guarducci estaba segura de que los habría encontrado, y de que Pablo VI el 26 de junio de 1968 anunció que habían sido “identificados de manera que podemos considerar convincente”, el misterio sobre las reliquias de Pedro no ha concluido.
Ahora se abre un nuevo capítulo: se halló un altar medieval durante las obras de restauración en la Iglesia de Santa María, en Trastévere, y contiene dos ollas con las (presuntas) reliquias de los primeros Papas, incluido San Pedro. Y estos fragmentos óseos se sumarán a los que se encuentran en los subterráneos vaticanos.
La Iglesia de Santa Maríam, propiedad de la familia Doria Pamphilj, fue consagrada el 25 de marzo de 1090 por dos obispos, Ubaldo, de la diócesis de la Sabina, y Juan, de la del Túscolo. Una inscripción en la piedra, estudiada por el arqueólogo Cristiano Mengarelli, indica que en las ollas fueron recogidas importantes reliquias: la lista comienza con un fragmento del manto de la Virgen (que no fue hallado dentro del altar), y continúa citando las reliquias de San Pedro y de los Papas Cornelio, Calixto y Félix, que fueron sepultados en diferentes cementerios.
También se indican las de los mártires Hipólito, Anastasio, Mélix y Marmenias. “Este complejo de reliquias aparece, con diferentes combinaciones, en otras consacraciones documentadas de este periodo para otras iglesias”, observó el arqueólogo.
Aunque la cavidad-relicario realizada debajo del altar de mármol no ha estado siempre sigilada (se han identificado dos reconocimientos, en el siglo XVII y a finales del siglo XIX), se había perdido su conocimiento y de su contenido. El templo, cerrado desde 1982 debido a problemas estructurales, en los últimos años fue restaurado. Y, como narra el testigo del hallazgo Massimiliano Floridi, esposo de la princesa Gesine Pogson Doria Pamphilj, las reliquias fueron descubiertas por un albañil que estaba moviendo el mármol del altar.
La cajita relicario en plomo contenía dos ollas de pequeñas dimensiones en cerámica depurada revestida con un esmalte piombífero y cubiertas con tapas de plomo, sobre las que se grabaron los nombres de los santos, y fueron repetidos con una escritura diferente en las plaquitas de una aleación de plomo que se encuentran dentro de los dos contenedores. Según el arqueólogo Mengarelli se trata de artefactos de la época en la que la iglesia fue consagrada. Las reliquias, en nuevos contenedores, fueron entregadas al Vicariato de Roma, que las ha sigilado nuevamente.
La Iglesia de Santa María se relaciona con Urbano II, cuyo nombre era Eudes de Châtillon (Papa legítimo de 1088 a 1099), citado en las lápidas de la fundación, y vivía en la Isla Tiberina. En esa época también vivía en Roma el anti-Papa Clemente III (1080-1100), hecho elegir por el emperador Enrique IV, que ocupaba el palacio del Laterán. Existe la hipótesis de que la Iglesia de Trastévere pudiera haber sido usada como capilla del Pontífice legítimo cuando se encontraba en la ciudad.
No es todavía posible establecer el origen de las reliquias ni su autenticidad. Por el contrario, las que se veneran en San Pedro, en el lugar en la que se encontró con certeza la tumba del príncipe de los apóstoles, son compatibles con los restos de un hombre que vivió durante el primer siglo después de Cristo. Mientras llegan nuevos exámenes y comparaciones entre las diferentes reliquias de la Urbe atribuidas a Pedro, el misterio continúa.
Imágenes: códice / La Stampa
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