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Mensaje del papa León XIV para la Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores

14 de julio de 2025
Mensaje del Papa León XIV por la Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores
Imagen: de referencia: Vatican News.
"Abrazar a un anciano nos ayuda a comprender que la historia no se agota en el presente".

Bajo el lema ‘Feliz el que no ve desvanecerse su esperanza’ (cf. Si 14,2), el papa León XIV ha dirigido un emotivo y profundo mensaje a la Iglesia y al mundo con ocasión de la V Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores, que se celebrará el próximo 27 de julio de 2025, en el marco del Año Jubilar.

El Pontífice ha centrado su mensaje en tres grandes llamados, que invitan a redescubrir el valor espiritual, humano y social de la vejez:

1. Los ancianos, primeros testigos de esperanza

El Papa subraya que, en la historia de la salvación, Dios ha confiado sus promesas a personas ancianas —Abraham, Sara, Moisés, Isabel, entre otros— demostrando que la edad avanzada no es obstáculo para soñar ni para ser fecundos en el Espíritu. Por el contrario, son ellos quienes con su testimonio mantienen viva la esperanza y el sentido de continuidad de la historia.

“Para Dios, la ancianidad es un tiempo de bendición y de gracia”, afirma el Santo Padre, recordando que la fragilidad de los mayores se convierte en espacio propicio para que actúe la fuerza de Dios.

“La vida de la Iglesia y del mundo, en efecto, sólo se comprende en la sucesión de las generaciones, y abrazar a un anciano nos ayuda a comprender que la historia no se agota en el presente, ni se consume entre encuentros fugaces y relaciones fragmentarias, sino que se abre paso hacia el futuro”.

2. Visitar y cuidar a los ancianos: una forma de encontrar a Cristo

Inspirado en el espíritu jubilar, en este Año Santo de la Esperanza, León XIV llama a liberar a los mayores del abandono y la soledad. Pide a parroquias, asociaciones y grupos eclesiales ser protagonistas de una "revolución de la gratitud y del cuidado", creando redes de acompañamiento y oración que restituyan dignidad y afecto a quienes suelen ser marginados.

Además, recuerda que este año los fieles que no puedan peregrinar a Roma podrán obtener la indulgencia plenaria si visitan a ancianos en situación de soledad, considerándolo un acto de encuentro con Cristo mismo.

“Visitar a un anciano es un modo de encontrarnos con Jesús, que nos libera de la indiferencia”, enfatiza el Papa.

3. La vejez, un tiempo para amar, rezar y renovar la esperanza

Finalmente, el Pontífice reconoce que el paso de los años puede hacernos mirar más hacia el pasado que al futuro. Sin embargo, afirma con firmeza que la esperanza no se jubila, y que incluso en la debilidad física, el anciano conserva una libertad invencible: la de amar, rezar y ofrecerse por los demás.

“El amor por nuestros seres queridos —por el cónyuge con quien hemos pasado gran parte de la vida, por los hijos, por los nietos que alegran nuestras jornadas— no se apaga cuando las fuerzas se desvanecen. Al contrario, a menudo ese afecto es precisamente el que reaviva nuestras energías, dándonos esperanza y consuelo”.

Finalmente, invita a todos los mayores a seguir siendo "signos de esperanza", compartiendo la fe vivida, alabando a Dios y abrazando al prójimo con generosidad.

Un llamado que nos involucra a todos

Este mensaje es una interpelación a la Iglesia y la sociedad sobre necesidad apremiante de reconocer el valor de nuestros abuelos, abuelas, en contraposición a la cultura del descarte. Todos, insiste el papa, debemos cuidarlos con ternura y abrirnos a su sabiduría. En tiempos marcados por la prisa y el olvido, la presencia de ellos sigue siendo semilla de futuro y bendición para todos.

Lea mensaje completo aquí
 


*Fuente: vatican.va

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