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Invitado especial

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Contento Señor, contento

16 de septiembre de 2019

A los 84 años de edad, de los cuales han sido 56 de servicio sacerdotal y 63 de religioso, el padre Silvio Herrera Herrera, sacerdote emérito y superior de la comunidad…

Se siente satisfecho, feliz y agradecido por todos estos años pastorales vividos al servicio de Dios y de la Iglesia. En la actualidad, con algunos quebrantos de salud, que padece desde hace un par de años, el padre Silvio sigue activo en su comunidad, ahora tiene más tiempo para escuchar a los estudiantes, que muchas veces le piden que los confiese; lo mismo sucede con los profesores del colegio Emmanuel d’Alzon, donde ha vivido siempre. Allí, tras bambalinas, siente el ambiente académico, el que respeta, admira y del que guarda los mejores recuerdos de su vida.

Es pausado, claro, sonriente, respira paz, tranquilidad y un bienestar infinito ante el deber cumplido. Hace memoria de una vida llena de recuerdos, logros, grandes retos pastorales, como la creación el Departamento de la Juventud de la Conferencia Episcopal de Colombia, donde por primera vez realizó un trabajo intenso con la pastoral juvenil en todo el país.  

En el mundo de la educación fue llamado en el año 1978, para trabajar por la enseñanza religiosa escolar, la presencia de la Iglesia en la educación básica en los colegios del Estado, desde la CEC. Fue así como se formó en educación y aprendió junto a los obispos colombianos sobre la educación religiosa en los colegios confesionales y seculares. 

Luego, trabajó de esta manera con el Ministerio de Educación por 20 años, siendo su cargo Supervisor Nacional de Educación y miembro del comité Nacional de la Confederación Nacional Católica de Educación- CONACED. También ocupó el cargo de Director del departamento de Educación del Secretariado Permanente del Episcopado Colombiano -SPEC, lo mismo que la dirección del departamento de Cultura.

Después de esta trayectoria en el mundo de la educación regresa a las aulas, como rector del colegio Emmanuel d’Alzon en el año 1999.

Es importante que el sacerdote sepa saber ser y estar en el mundo

La pastoral familiar también ha sido una de sus prioridades. Ayudó por más de 10 años a las familias a través de los “Equipos de Nuestra Señora”, donde trabajó y guió a las parejas en su vida y caminar espiritual.

El acompañar a pacientes terminales también ha sido significativo en su vida sacerdotal. Muchas experiencias a través del sacramento de la unción los enfermos, ha vivido el padre Silvio, al ser testigo de que, al imponer los Santos Óleos, algunos pacientes extienden su vida por muchos meses o años. Además, ha constatado cómo un enfermo terminal creyente es muy diferente a como asume esta condición uno que no cree en Dios. 

En los últimos días, Silvio Herrera tiene mucho tiempo para recordar, para mirar hacia atrás y darse cuenta de muchas acciones que tal vez no fueron obras propias, sino las realizadas por Dios, a través de su servicio como sacerdote. 

Les colaboró siempre a sus hermanos presbíteros, especialmente de las parroquias cercanas, les ayudó en lo que estuvo a su alcance, y esto lo recuerda con alegría.

Silvio Herrera Herrera, el sacerdote que quiso ser médico de profesión, pero que resultó siendo cirujano de almas. Se formó en Sociología, en Filosofía y Teología. Siempre ha sido un lector empedernido. Fue un escalador de montañas, y como el mismo lo afirma “ahora estoy trepando la última montaña, me siento como en una meseta culminando la subida”, afirmó. A continuación, entrevista como invitado especial:

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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