Vaticano entrega detalles de la JMJ Seúl 2027
Este día, solemnidad de Cristo Rey del Universo, los jóvenes de Lisboa entregarán los símbolos de la JMJ a los de Seúl: la Cruz de los Jóvenes y el icono de María Salus populi romani, como un “paso del relevo” que marca el inicio de la preparación espiritual.
Antes de Corea, el papa Francisco también les espera en Roma durante el Jubileo de los Jóvenes, que tendrá lugar en julio de 2025 bajo el título “Ustedes también dan testimonio, porque están conmigo”.
“Tengan valor: yo he vencido al mundo”
Es el tema de la XLI Jornada Mundial de la Juventud, que se celebrará en Seúl, como se anunció, por parte del pontífice, en la Misa de clausura de la JMJ de Lisboa, en agosto de 2023.
En encuentro con medios de comunicación este 24 de noviembre, el cardenal Kevin Farrell, prefecto del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, señaló que ahora los jóvenes son enviados a peregrinar de Occidente a Oriente como “un hermoso signo de la universalidad de la Iglesia y del sueño de la unidad” y para redescubrir la belleza de la vida cristiana.
Tras la de Manila en 1995, la JMJ vuelve a Asia, concretamente a Corea, donde los católicos representan el 11% de la población.
Sin embargo, según precisó el purpurado, aun siendo minoritaria, la Iglesia sigue viva y “se enriquece con el testimonio heroico de tantos mártires, de los que sigue emanando, con mucha fuerza, una luz de fe y de esperanza que llega a todos los creyentes en todas las partes del mundo”.
Destacó también que este encuentro mundial puede ser una oportunidad para que los jóvenes descubran su vocación y para reflexionar sobre la “pérdida de sentido que a menudo caracteriza la vida en las sociedades más desarrolladas”.
“Algo más que un encuentro”
A su turno, monseñor Peter Soon-Taick Chung, arzobispo de Seúl y presidente del Comité Organizador Local de Seúl 2027, afirmó que la Iglesia católica coreana “es testimonio de la fe voluntaria y dinámica de sus primeros fieles, que recibieron las semillas del Evangelio sin la ayuda de misioneros, guiados por el Espíritu Santo”.
Por ello, en 2027, se espera que los jóvenes de todo el mundo se reúnan con aquellos “que han heredado la fe firme de sus antepasados” y que juntos reaviven “un apasionado celo por la fe”.
El arzobispo recordó, además, que durante los períodos de persecución, los primeros fieles coreanos enviaron “desesperadas cartas al Papa, solicitando fervientemente misioneros para preservar su fe y unirse a la Iglesia universal”.
Este llamamiento impulsó al Papa Gregorio XVI a establecer el Vicariato Apostólico de Chosun, enviando así misioneros y permitiendo que la fe floreciera a pesar de la persecución.
“Al igual que hizo con la primitiva Iglesia coreana, el Papa ha aceptado una vez más la petición de nuestra Iglesia, invitando a jóvenes de todo el mundo a unirse a la peregrinación de la JMJ”, señaló.
Para monseñor. Soon-Taick Chung, la próxima JMJ será “algo más que un encuentro”, un viaje significativo “en el que los jóvenes, unidos a Jesucristo, reflexionarán y debatirán sobre los desafíos actuales y las injusticias a las que se enfrentan”, y donde se convertirán en “valientes misioneros”, inspirados a vivir la alegría del Evangelio que han encontrado.
Rezo de “mil millones de rosarios”
Monseñor Paul Kyung Sang Lee, coordinador general de la JMJ, se refirió a las iniciativas que se desarrollarán en la ciudad anfitriona como preparación al encuentro de 2027.
Entre ellas, precisó que, a partir de febrero de este año, se lanzará una campaña dedicada a ofrecer “mil millones de rosarios”.
“Es nuestro ferviente deseo que, a través de esta peregrinación, lleguen a discernir el poder de la esperanza que confiere la fe y experimenten un profundo encuentro personal con Cristo en el seno de la Iglesia universal”, comentó.
Logotipo de la JMJ Seúl 2027
Asimismo, explicó los detalles del logotipo de este encuentro que “marcará una época”. En el centro de la imagen hay una cruz y se han utilizado los colores rojo y azul, que simbolizan la “victoria triunfal de Cristo sobre el mundo”.
El rojo de un lado de la cruz simboliza la sangre de los mártires y el azul representa la “vitalidad de los jóvenes y la llamada de Dios”.
El color amarillo que brilla detrás de la cruz representa a Cristo, que es la “Luz del Mundo” y Él guía a la Iglesia hacia la unidad.
El elemento que está a la izquierda, orientado hacia arriba, indica a Dios en el cielo, mientras que el elemento situado a la derecha, orientado hacia abajo, simboliza la tierra, “ilustrando el cumplimiento de la voluntad de Dios en la Tierra a través de su unidad”.
Está inspirado además en el arte tradicional coreano y capta también“la vibrante energía de la juventud”, incorporando ingeniosamente las letras JMJ en su composición.
En el encuentro con los medios de comunicación en la Oficina de Prensa de la Santa Sede, también participó Gabriela Su-Ji Kim, una joven coreana.
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