No os olvidéis de los pobres, ellos os abrirán la puerta del cielo

Hombres, mujeres, niños, y ancianos" víctimas de injusticias, y pidió “no olvidar a los pobres”, pues “serán ellos los que os abrirán la puerta del cielo”. El Santo Padre continuó esta mañana con su ciclo de catequesis sobre la evangelización y el celo apostólico. Ante los miles de peregrinos que le escuchaban desde la Plaza de San Pedro del Vaticano, recordó la figura de San Daniel Camboni, “apóstol lleno de celo por África”.

El Papa Francisco se refirió a este misionero como un “enamorado de Dios y de los hermanos a los que servía en misión” en un contexto caracterizado por el “horror de la esclavitud”. 

Para el Pontífice, “Dios hecho hombre ha elevado la dignidad de cada ser humano y ha desenmascarado la falsedad de la esclavitud”.  

En ese sentido, aseguró que “como cristianos estamos llamados a combatir contra toda forma de esclavitud”, incluidos los colonialismos políticos y económicos. 

Destacó que el santo misionero decidió quedarse en África y no abandonar a los necesitados a pesar del peligro de las enfermedades, lo que para  el Santo Padre fue un “nuevo camino de evangelización” que ayudó a renovar el compromiso misionero: “Las personas evangelizadas no eran sólo ‘objetos’ sino 'sujetos' de la misión”. 

A continuación, destacó que San Daniel promovió el servicio laical de las catequesis y afirmó que “los catequistas son un tesoro de la Iglesia que llevan adelante la evangelización”.

“Qué importante, también hoy, hacer progresar la fe y el desarrollo humano desde dentro de los contextos de misión, en vez de trasplantar modelos externos o limitarse a un estéril asistencialismo. Ni modelos externos ni asistencialismo”, subrayó. 

Asimismo, recordando las palabras del santo, el Papa Francisco recordó el drama del clericalismo, “que todos los cristianos y también los laicos, llevan a clericalizarse y a transformarse en sujetos ‘de cuello torcido, llenos de sí mismos’. Esto es la peste del clericalismo”, advirtió. 

Insistió en que “la fuente de la capacidad misionera, para Comboni, es por tanto la caridad, en particular el celo en el hacer propios los sufrimientos de los otros”.

“San Daniel —continuó— testimonia el amor del buen Pastor, que va a buscar a quien está  perdido y da la vida por el rebaño. Su celo nació enérgico y profético en el oponerse a la indiferencia y a la exclusión”.

Según explicó el Santo Padre, “el sueño de Comboni es una Iglesia que hace causa común con los crucificados de la historia, para experimentar con ellos la Resurrección”.