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Más de 7.500 periodistas acreditados para el cónclave

8 de mayo de 2025
sacerdote
Imagen:
Colombiapress
Al habitual ir y venir de peregrinos que no quieren perderse la fumata en los alrededores de la plaza de San Pedro

Se suma estos días una inusual marea de cámaras, grabadoras, trípodes y micrófonos. Normalmente, unos 600 periodistas están acreditados de forma permanente en la Santa Sede, pero estos días la cifra se ha disparado. “Más de 7.500 informadores han solicitado una acreditación para cubrir la elección del nuevo Papa”, explica el P. Álvaro Bayan, sacerdote extremeño que colabora en la Oficina de Prensa del Vaticano.se suma estos días una inusual marea de cámaras, grabadoras, trípodes y micrófonos.

Normalmente, unos 600 periodistas están acreditados de forma permanente en la Santa Sede, pero estos días la cifra se ha disparado. “Más de 7.500 informadores han solicitado una acreditación para cubrir la elección del nuevo Papa”, explica el P. Álvaro Bayan, sacerdote extremeño que colabora en la Oficina de Prensa del Vaticano.

Serán ellos quienes tendrán la misión de anunciar al mundo, en más de 20 idiomas, quién es el nuevo sucesor de Pedro.

“Estas acreditaciones no son a medios de comunicación, sino de manera nominal. O sea que son 7.500 personas reales, físicas, que están aquí narrando al mundo entero lo que está sucediendo. Es una cifra impresionante que confirma que la Iglesia importa, de una manera u otra”, asegura tras constatar el desafío logístico para el Vaticano.

Para el P. Bayan, este foco mediático es una oportunidad: “Los católicos, o al menos los sacerdotes, los religiosos, los que trabajamos de manera activa por la evangelización, tenemos que aprovechar este boom, este foco mediático, para dar a conocer mejor y de una manera más bonita el nombre de Jesús”.

La hospitalización del Papa Francisco en el Policlínico Gemelli de Roma el pasado 13 de febrero hizo saltar las alarmas, mientras las solicitudes de acreditación fueron creciendo: “Ha habido un incremento gradual”, comentó.

“Ya se habían dado unas 3.000 acreditaciones cuando el Papa se puso enfermo, y ahora, justo para narrar el cónclave, la muerte, el entierro… se ha dado un crecimiento exponencial llegando a las actuales 7.500 acreditaciones”, agregó el sacerdote.

La sala de prensa ha puesto a su disposición dos salas de prensa. Cada una cuenta con más de 20 ordenadores, cabinas para grabar, estudios y una zona reservada a las televisiones. 

De párroco rural a la sala de prensa del Vaticano: el inesperado camino del P. Bayan

La historia personal del P. Álvaro Bayan refleja también el rostro más humano de la Iglesia. Natural de Extremadura, hasta septiembre era un párroco ambulante por pequeños pueblos de esta región española despoblada. Pero su obispo lo envió a Roma donde estudia Comunicación Institucional en la Universidad Pontificia de la Santa Cruz, y colabora en la Sala de Prensa vaticana como parte de un convenio con la universidad.

En apenas unos meses, su vida ha dado un giro inesperado. “Vine a Roma en un momento que ha estado cargado de muchas emociones”, recuerda. 

Su trabajo estos días es frenético. “Lo que hacemos es prestar un servicio sobre todo a la hora de la acogida; atendemos en varios idiomas a todos los que van llegando, para indicarles lo que ofrece la sala de prensa, dónde pueden trabajar, dónde pueden colocarse…”.

El proceso de acreditación es informatizado, pero tiene que controlar que toda la información proporcionada esté correcta. “Después hay que ir imprimiendo esas tarjetas… pero es un trabajo casi de 24 horas. No para. Aunque por la noche cerramos, porque también los trabajadores contratados tienen que descansar, ha sido un trabajo en cadena: la enfermedad del Papa, el entierro, los novendiales, el cónclave…”.

Periodistas de más de 100 países 

Una de las cosas que más impresiona al joven sacerdote es la diversidad internacional que cada día llena la Sala Stampa. “Son más de 100. Lo difícil es decir países de los que no hayan venido. Están representados todos los continentes. Quizá hay algunos países llaman más la atención, como Australia, Sri Lanka, India, Vietnam…”.

Más allá del esfuerzo organizativo, el P. Bayan reflexiona sobre el contraste entre la modernidad de los medios, que permite a cualquier grabar un directo con un teléfono inteligente, y la tradición eclesial: “Me llama la atención porque la Iglesia sigue haciendo lo que hacía hace quinientos años: seguir la chimenea, seguir el mismo proceso del cónclave. Eso es lo bonito: que la Iglesia se ha mantenido firme en sus costumbres y sigue informando como es”.

Esa continuidad, en medio del torbellino mediático, es a la vez un desafío y una oportunidad. “El mundo tiene necesidad de Dios. Lo que pasa es que yo creo que el mundo habla en su lenguaje. Y a lo mejor su lenguaje es otro. Tendremos que reeducar ese lenguaje, pero el mundo busca ese Papa, busca una cara, busca una cercanía, busca una palabra… o busca una chimenea”.

Oficina Arquidiocesana de Comunicaciones
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