Llave de David y Cetro de la casa de Israel (Día quinto)

Oh Llave de David y Cetro de la casa de Israel; que abres y nadie puede cerrar; cierras y nadie puede abrir: ven y libra a los cautivos que viven en tinieblas y en…
El autor del libro del Génesis, al relatar las consecuencias del pecado de la primera pareja, dice que Adán y Eva fueron expulsados del jardín del Edén y que Dios estableció la custodia de unos querubines que les impiden el acceso al árbol de la vida (véase Génesis 3, 22-23).
Isaías había profetizado: «Pondré la llave de la casa de David sobre su hombro: abrirá y nadie cerrará, cerrará y nadie abrirá» (Isaías 22, 22). Y también: «Yo, el Señor, te he llamado justicia, te tomé de la mano, te formé, y te he destinado a ser alianza del pueblo y luz de las gentes, para abrir los ojos ciegos, para sacar del calabozo al preso, de la cárcel a los que viven en tinieblas» (Isaías 42, 6-7).
De otra parte, en el libro del Apocalipsis se aplica a Jesucristo, muerto y resucitado, el cumplimiento de las promesas de Isaías. «Yo soy, el Primero y el Último, el que vive: estuve muerto, pero ahora estoy vivo por los siglos de los siglos y tengo las llaves de la Muerte y del Abismo» (Apocalipsis 1, 17b-18). La presentación del Salvador como aquel que tiene las llaves de la Muerte y del Abismo nos hace comprender el juicio y la salvación como la liberación que se obtiene al pasar por la puerta que da acceso a la verdadera vida.
Esta presentación de la salvación como tránsito o paso de una situación de muerte a una situación de vida la encontramos también en las palabras de Jesús cuando, discutiendo con los judíos a cerca de su misión, les dice: «Les aseguro que el que no entra por la puerta al corral de las ovejas sino que salta por otra parte, ése es ladrón y bandido. Pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas». (…) «Jesús les dijo esta parábola, pero ellos no entendieron lo que quería decirles. Por eso añadió: “Se lo aseguro: la puerta de las ovejas soy yo. Si alguien entra por mí se salvará; podrá entrar y salir, y encontrará pastos.”» (Juan 10, 1-2.6-7.9).
Estas palabras de Jesús en el evangelio según San Juan nos llevan a pensar en el escenario de nuestra vida hoy caracterizado por la pluriculturalidad, un escenario donde se exponen diferentes maneras de comprender la vida del ser humano, diferentes explicaciones sobre lo que llamamos ‘vida’. Al aclarar Jesús que él es ‘la’ puerta nos está revelando que la forma cierta para acceder a la auténtica vida es él, el Verbo encarnado en quien Dios revela el misterio del ser humano.
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