Falleció el cardenal Arns, el franciscano que se enfrentó a la dictadura de Brasil
Sus demandas contra los abusos no solo se limitaron al ámbito brasileño, puesto que también denunció las violaciones de derechos ocurridas durante la dictadura que…
La Iglesia latinoamericana ha perdido a un grande. Este miércoles ha fallecido el cardenal brasileño y arzobispo emérito de Sao Paulo, Paulo Evaristo Arns, conocido el mundo entero por "su dedicación y coraje en la defensa de la dignidad humana", tal y como ha recordado el actual arzobispo de la ciudad paulista, Odilo Scherer.
Arns, considerado una de las figuras más destacadas de la Iglesia católica latinoamericana de la segunda mitad del siglo XX, había estado ingresado en un hospital de Sao Paulo por una bronconeumonía.
El actual arzobispo de la ciudad, Odilo Scherer, lamentó la muerte de su predecesor y destacó "su dedicación y coraje en la defensa de la dignidad humana y de los derechos inalienables de cada persona". El cuerpo del cardenal fallecido será velado durante 48 horas en la catedral paulistana.
Arns, que fue nombrado cardenal en 1973 por el Papa Pablo VI, fue arzobispo de Sao Paulo desde 1970 hasta 1998, año en que se retiró por motivos de edad y fue sustituido al frente de la Archidiócesis paulista -una de las mayores de la Iglesia católica en el mundo- por el cardenal Claudio Hummes.
El cardenal Arns está considerado como una de las figuras de más peso de la Iglesia católica latinoamericana y figuró entre los "papables" que participaron en el cónclave de 1978, en el que fue elegido el Papa Juan Pablo II.
Arns, franciscano brasileño de origen alemán, fue además uno de los principales defensores de los derechos humanos durante la dictadura militar que gobernó Brasil entre 1964 y 1985, período en que ayudó a muchos perseguidos de otros países.
Paulo Evaristo Arns (Forquilhinha, 1921) era el quinto de los trece hijos de un matrimonio de inmigrantes alemanes, Gabriel Arns y Helena Steiner Arns, instalado en el estado de Santa Catarina, al sur de Brasil.
Con poco más de veinte años, ingresó en la Orden Franciscana después de haber estudiado filosofía en Curitiba (Paraná) y teología en Petrópolis (Río de Janeiro), pero no fue hasta 1945 cuando fue ordenado sacerdote.
Sus ansias por el conocimiento le llevaron a cruzar el Atlántico y formarse en Francia para doctorarse en letras por la Universidad de la Sorbona de París, donde también estudió literatura antigua.
A su vuelta a Brasil, fue profesor durante más de una década en distintas regiones del país hasta que fue nombrado obispo auxiliar de la archidiócesis de Sao Paulo el 2 de mayo de 1966.
Cuatro años después, el 1 de noviembre de 1970, empezó una nueva misión como arzobispo de Sao Paulo, la mayor ciudad de un Brasil que vivía bajo una férrea dictadura desde 1964.
A lo largo de su extensa trayectoria de 71 años de sacerdocio y 50 de episcopado, Arns llegó a trabajar también como periodista y escribió más de medio centenar de libros.
Durante la dictadura militar se levantó del cómodo sillón del arzobispado y denunció las torturas, las desapariciones y las prisiones arbitrarias e incluso simpatizó con el movimiento civil "Diretas Já", cuya presión serviría, entre otros factores, para concluir en 1985 ese periodo oscuro de la historia brasileña.
El mismo año en el que tomó posesión del cargo de arzobispo manifestó su apoyo a los religiosos Hélder Câmara y Waldyr Calheiros, quienes estaban siendo presionados por el régimen militar.
En 1972, creó la Comisión de Justicia y Paz de Sao Paulo y como presidente regional de la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil (CNBB) lideró la publicación del manifiesto "Testigo de paz", el cual contenía fuertes críticas al régimen y tuvo una gran repercusión en la época.
Desde su púlpito en la Catedral da Sé, ubicada en el corazón de Sao Paulo, recordó siempre a las víctimas de la dictadura con actos ecuménicos, como al estudiante Alexandre Vannucchi Leme, asesinado en 1973, o el periodista Vladimir Herzog, que corrió la misma suerte dos años después.
Ese espíritu reivindicativo le hizo ganarse el título de símbolo de la iglesia progresista, algo que no le frenó en su ascenso en la jerarquía eclesiástica, pues en 1973 fue ordenado cardenal.
Sus demandas contra los abusos no solo se limitaron al ámbito brasileño, puesto que también denunció las violaciones de derechos ocurridas durante la dictadura que sufrió Argentina entre 1976 y 1983.
Su intensa actividad social y la repercusión que tuvo en el exterior su lucha contra las dictaduras en la región le convirtieron en una figura clave del catolicismo latinoamericano.
Fueron en total 28 años de arzobispado en los que impulsó la construcción de más de 2.000 comunidades eclesiásticas de base, 1.200 centros comunitarios y 43 parroquias. En 1998 presentó su renuncia por límite de edad a Juan Pablo II, a quien había acompañado en su visita a Brasil en los ochenta.
El cardenal Arns fue reconocido por su trabajo con el Premio Nansen, el galardón más importante concedido por la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), así como con el galardón Niwano, de Japón.
También ostenta el Premio Letelier-Moffitt de Derechos Humanos, de Estados Unidos, concedido en honor del excanciller chileno Orlando Letelier y su asistente, Ronni Moffitt, asesinados en 1976.
La ciudad se despedirá de su arzobispo emérito en la Catedral da Sé, desde donde levantó su voz en favor de los derechos humanos universales en un tiempo en el que no todos se atrevían a hacerlo.
El presidente brasileño, Michel Temer, lamentó hoy la muerte del cardenal y arzobispo emérito de Sao Paulo, Paulo Evaristo Arns, y sostuvo que el país ha perdido a "un defensor de la democracia".
El cardenal falleció a los 95 años y, según dijo Temer en una nota oficial, "fue un defensor de la libertad" que "siempre tuvo como norte la construcción de una sociedad más justa e igualitaria".
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