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Ester Palma, cibermisionera

27 de noviembre de 2017
Ester Palma, cibermisionera

Decidió no ser monja, pero sí misionera. Se fue a Corea y ahora su territorio de misión es la Internet, se llama Ester Palma

Ester Palma no es monja, pero es misionera consagrada, una decisión que hace veintidós años cambió el rumbo de su vida. Hace once se marchó desde España a Corea para acompañar a los más pobres. Ahora, su vocación la desarrolla también en Internet.

Dice que el estilo de vida sencillo de los misioneros la enamoró, y que se dio cuenta de que sirviendo a los pobres de manera directa podía hacer un gran cambio en el mundo.

Misionera en Corea del Sur

“Lo que más me llena de este estilo de vida es cuando ves que a través de nuestra pobre vida Dios toca el corazón de las personas y las transforma. Personas que vienen a nosotros cansados, con heridas muy fuertes, personas con la vida muy rota, y que en un momento de oración, en un momento de encuentro, salen totalmente renovadas, transformadas”.

La novedad es que Ester Palma ha sabido hacer de Internet una herramienta con la que la misión llegue a todo el mundo y no quede limitada a una ciudad. Esta cibermisionera forma parte de la comunidad “Servidores del Evangelio”, una asociación misionera muy activa en redes sociales, donde comparte su día a día.

“Nosotros hemos descubierto las redes sociales no tanto como un medio de evangelización sino como un lugar. Nosotros como misioneros hemos sentido el envío de Dios a ese continente, a estar presentes en esas calles digitales, porque las personas están ahí. Pasan muchísimas horas en esas calles digitales y queremos estar donde ellos están”.

Además, Ester fue la traductora oficial del viaje de Francisco al país en 2014 para la Jornada Asiática de la Juventud. El Papa visitó ese lugar donde nació el primer sacerdote y mártir de Corea, San Andrés Kim Taegon. Allí desafió a los jóvenes a ser audaces.

 

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