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El papa Francisco ha ordenado obispo auxiliar de Roma al padre Angelo de Donatis

8 de noviembre de 2015
El papa Francisco ha ordenado obispo auxiliar de Roma al padre Angelo de Donatis

El padre De Donatis era párroco de san Marcos Evangelista y se encargó de dirigir los ejercicios espirituales de la Cuaresma a la Curia el año pasado.

El episcopado no es honor o dominio, sino servicio. Lo recordó el Papa durante la ordenación de Angelo De Donatis, el simple párroco a quien quiso ordenar obispo auxiliar de Roma, con la tarea de la formación del clero, en una ceremonia que presidió él mismo en San Juan de Letrán Francisco aconsejó al nuevo obispo homilías breves y que todos puedan comprender (y bromeó con De Donatis recordando que su padre se alegró cuando encontró a un sacerdote que oficiaba misa sin prédicas), también le dijo que debe ser misericordioso, a pocos días de que comience el Jubileo de la Misericordia (el próximo 8 de diciembre), porque «la Iglesia y el mundo tienen mucha necesidad de misericordia». Un largo aplauso de los fieles acompañó la ordenación.

«Nos hará bien reflexionar atentamente sobre a cuál alta responsabilidad eclesial es promovido este nuestro hermano», dijo el Papa en una homilía muy personal. «Nuestro Señor Jesucristo enviado por el Padre a redimir a los hombres mandó, a su vez, al mundo a los 12 apóstoles para que anunciaran el Evangelio a todos los pueblos y, reuniéndolos bajo el único pastor, los santificaran y guiaran hacia la salvación. Con el fin de perpetuar este ministerio apóstolico, los 12 se hicieron de colaboradores, transmitiéndoles su don del Espíritu recibido de Cristo que confería la plenitud al sacramento de la ordenación. Así, mediante la ininterrumpida sucesión de los obispos, en la tradición viviente de la Iglesia se ha conservado este ministerio, ministerio primario del Salvador que sigue y se desarrolla hasta nuestros tiempos. En el obispo, rodeado por sus presbíteros, está presente en medio de ustedes el mismo Señor Jesucristo», explicó el Papa. Después, el obispo de Roma se dirigió a la asamblea y dijo «Acojan, pues, con alegría y gratitud a este nuestro hermano, que nosotros los obispos con la imposición de las manos hoy asociamos al colegio episcopal, Ríndanle el honor que se debe al ministro de Cristo y al dispensador de los misterios de Dios, a quien ha sido confiado el testimonio del Evangelio y el ministerio del Espíritu para la santificación. Acuérdense de las palabras de Jesús a los Apóstoles: Quien los escucha, me escucha; quien los desprecia, me desprecia; y quien me desprecia, desprecia a aquel que me ha enviado»

«En cuanto a ti, querido hermano, elegido por el Señor -prosiguió el Papa dirigiéndose a De Donatis-, recuerda que has sido elegido entre los hombres y para los hombres has sido constituido en las cosas que tienen que ver con Dios. Episcopado, efectivamente, es el nombre de un servicio, no de un honor, puesto que al obispo compete más el servir que el dominar, según el mandamiento del Maestro: quien sea el más grande entre ustedes que se vuelva como el más pequeño, y quien gobierne sea aquel que sirva. Anuncia la Palabra en cualquier ocasión, oportuna y a veces inoportuna. Amonesta, regaña, pero siempre con dulzura. Exhorta con toda magnanimidad y doctrina. Que tus palabras sean simples, que todos te entiendan, que no sean largas las homilías. Me permito decirte: acuérdate de tu papá -prosiguió Bergoglio revelando la identidad del protagonista de una anécdota que ya había contado a los fieles-, cuando se alegró de haber encontrado cerca de su pueblo otra parroquia en la que se celebraba misa sin la homilía. Que las homilías sean justamente la transmisión de la gracia de Dios, simples, que todos las entiendan y que todos tengan ganas de hacerse mejores. En la Iglesia que te es encomendada, aquí en Roma, quisiera encomendarte de manera especial a los presbíteros, a los seminaristas, que tú tienes ese carisma: sé fiel custodio de los misterios de Cristo, puesto por el Padre a la cabeza de su familia; sigue siempre el ejemplo del buen pastor que conoce a sus ovejas, que por ellas es conocido y que por ellas no ha dudado dar la vida. Con tu corazón ama con amor de padre y de hermano a todos los que Dios te confía, como dije, principalmente a los presbíteros y a diáconos, a los seminaristas, pero también a los pobres, a los indefensos y a cuantos necesiten acogida y ayuda. Exhorta a los fieles a cooperar en el empeño apóstolico y escúchalos de buena gana y con paciencia: muchas veces se necesita mucha paciencia, pero el reino de Dios se hace así. Recuerda que en la Iglesia católica estás unido al colegio de los obispos y debes llevar en ti la preocupación de todas las Iglesias, socorriendo generosamente a las que más necesitan ayuda. Y, cerca del comienzo del año de la misericordia, te pido, como hermano, que seas misericordioso: la Iglesia y el mundo tienen mucha necesidad de misericordia. Tú enseña a los presbíteros, a los seminaristas, la vía de la misericordia, con palabras, sí, pero sobre todo con tu comportamiento; la misericordia del Padre que siempre recibe, siempre hay sitio en su corazón: nunca hay que expulsar a nadie, espera, espera… Esto es lo que te deseo: tanta misericordia». El Papa concluyó encomendando al obispo el rebaño «en el nombre del Padre, del cual haces presente la imagen, en el nombre de Jesucristo su Hijo, del cual has sido constituido maestro sacerdote y pastor, y en el nombre del Espíritu Santo que da vida a la Iglesia y con su potencia sostiene nuestra debilidad».

Angelo De Donatis, obispo auxiliar de Roma, titular de Mottola. Nombrado el 14 de septiembre, mons. De Donatis ha sido párroco de San Marco Evangelista en Campidoglio. Nacido en 1954 en la provincia italiana de Lecce,  fue ordenado sacerdote en 1980 y desde 1983 está incardinado en la diócesis de Roma siendo miembro del Consejo Presbiteral y del Colegio de los Consultores.  En la Cuaresma del año 2014 mons. De Donatis  fue el encargado de las meditaciones para los Ejercicios Espirituales de la Curia Romana.

Al entregarle el anillo episcopal, el Papa recomendó al obispo que recordara a sus padres, «recuerda a la familia». La ordenación concluyó con un abrazo del Papa y con un largo aplauso de los fieles.

 

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