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¿Cómo ayuda la oración de intercesión a los enfermos?

26 de marzo de 2025
familia
Imagen:
The Valley Catholic
El jefe del equipo médico que atendió al Papa Francisco durante su ingreso en el Hospital Gemelli de Roma, Sergio Alfieri,

Aseguró  que las oraciones elevadas por los fieles en todo el mundo contribuyeron a su recuperación. “Existe una publicación científica según la cual las oraciones dan fuerza a los enfermos. En este caso, todo el mundo comenzó a orar. Puedo decir que dos veces se perdió la situación y luego ocurrió como un milagro”, afirmó el médico.

El impacto de la oración en la salud 

En un texto del Instituto Europeo de salud y bienestar social, el doctor cum laude Manuel de la Peña, Director de la Cátedra del Corazón y Longevidad, se basa en diferentes estudios para exponer la “poderosa influencia” de la oración en los pacientes y cómo  este diálogo personal con Dios crea las circunstancias que “sientan las bases apropiadas para la curación”. Además de la oración personal, la oración de intercesión por los enfermos cobra también un valor inestimable.

¿Es realmente necesaria la oración de intercesión? ¿Tiene un impacto real en quienes reciben esas plegarias? ¿Existe una forma correcta de orar? ¿Cómo se perciben los frutos de la oración?

El P. Vicente Bosch, profesor de Teología Espiritual en la Universidad Pontificia de la Santa Cruz en Roma, reflexiona sobre estas cuestiones en diálogo con ACI Prensa. Su campo de estudio es la vida espiritual, entendida como el proceso de encuentro y comunicación entre el ser humano y Dios, que se inicia con el Bautismo.

La oración, respiración del alma

El P. Bosch cita a Benedicto XVI, quien afirmaba que “cuando la gente pierde la fe, es porque antes ha dejado de rezar”. Para el sacerdote, “la oración es la respiración del alma”, una “ventana abierta al cielo que airea el espíritu”.

Asimismo, señala que “la relación del hombre con Dios es un diálogo” y que el cristiano que busca la santidad “necesita comunicarse con Dios”.

“Rezar es conversar con el Señor. Y cuando se conversa con Él, no sólo se pide, también se agradece, empezando por lo recibido sin haberlo pedido: la vida, la fe, los talentos y habilidades. Cuando uno comprende que todo es un don, la oración se torna agradecimiento y conduce a la adoración, que es reconocer la grandeza de Dios y nuestra pequeñez”.

“Nada cae en saco roto”

El Catecismo de la Iglesia Católica indica tres expresiones o grados de oración: la vocal, “que es expresión externa de una oración interior, de modo que no sea simple ruido de palabras”; la meditación, “en la que entra en acción el pensamiento, la imaginación”, y la oración contemplativa, “que es comunión de amor con Dios”.

Respecto a la oración de intercesión, aquella “que todo cristiano puede hacer ejerciendo su sacerdocio común”, el sacerdote del Opus Dei afirma que, “cuando no pide para sí mismo, sino para los demás, agrada al Señor”.

“Todo lo que se hace con sentido sobrenatural tiene algún fruto; nada cae en saco roto. De todas formas, conviene recordar que, cuando pedimos, hemos de añadir: ‘si te parece bien’, ‘si es para tu gloria’. No se trata de convencer al Señor para que las cosas sean como deseo, sino como quiera Él. En la oración vamos a identificar nuestra voluntad con la voluntad divina”, agrega. 

En este contexto, señala que “la oración comunitaria manifiesta más claramente que la Iglesia es comunión de hermanos, que rezan por unas mismas intenciones”. Sin embargo, aclara que “la oración de un solo cristiano, no es individual, sino que es “siempre oración de la Iglesia”.

“Un cristiano no es nunca un verso suelto, sino que forma parte de un poema divino. La oración cristiana, tanto comunitaria como personal, es oración que Cristo hace suya, a condición de que exprese alguna de las peticiones del Padrenuestro. Entonces es Cristo que reza al Padre en nosotros. Es, efectivamente, algo muy fuerte y de lo que no siempre somos conscientes”, recalca.

Cómo orar correctamente

A la pregunta de si existe una fórmula para orar bien y cómo distinguir entre una oración auténtica y una mera repetición de palabras, el P. Bosch responde:

Para quienes sienten que Dios no responde a sus oraciones, el sacerdote les anima a perseverar, a no desanimarse, a examinar si hay un verdadero rechazo al pecado y a “agudizar el oído con la mortificación”.

La importancia del silencio

Destaca también el papel esencial del silencio en la oración.  “No solo el silencio exterior, sino, sobre todo, el interior. Es una condición sine qua non para orar, pero la sociedad actual no lo favorece”, advierte.

“Tenemos dificultad para acallar la memoria que te recuerda en último episodio de la serie de moda; la imaginación nos lleva a mundos irreales donde triunfamos; la curiosidad nos hace abrir el último WhatsApp recibido; vivimos en una continua agresión a los sentidos y volcados a lo exterior (imágenes, sonidos, sensaciones), etc. Todo esto es griterío que sofoca el silencio y la interiorización, dificultando seriamente la vida de oración”.

Finalmente, el sacerdote aborda la crisis espiritual: “Todo en este mundo tiene un inicio y un final, también las crisis. La esperanza nos lleva a creer en un desenlace feliz, a pesar de las pruebas del presente”.

“Hay que pedir fortaleza para seguir adelante con perseverancia. Las condiciones de toda oración ya las señaló Jesús: debe ser humilde, confiada y perseverante”, concluye.

“El deseo sincero de ser como Jesús, acompañado de una vida coherente, es premiado por Dios con la ‘unión transformadora’, que es la contemplación. La oración verdadera es la que se acompaña del rechazo al pecado”.

Por ello, afirma que la oración da fruto “cuando se vive conforme al Evangelio y las obras reflejan la fe que se profesa. Entonces la persona experimenta paz y serenidad interior, fruto de saber que está cumpliendo la voluntad de Dios”.

Fuente:
ACI Prensa
Oficina Arquidiocesana de Comunicaciones
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