<<Urge un Plan de Acción Integral de protección y defensa de la Panamazonía y sus pueblos>>
Los miembros de la Red Eclesial Panamazónica (REPAM), en carta abierta, presentan ante los gritos de la Amazonía.
«Urge la implementación de un Plan de Acción Integral de protección y defensa de la Panamazonía y sus pueblos con un compromiso serio de los poderes públicos y la sociedad civil,» fue el llamado.
La comunicación firmada por los participantes del Comité Ampliado de la REPAM reunido del 8 al 10 de noviembre en Florencia (Caquetá), se inicia con un reclamo por el inmediato cese del fuego en Gaza y otros lugares de conflicto en el mundo, para los que abogan por la implementación de mecanismos y acuerdos internacionales que favorezcan la construcción de la paz.
“¡El futuro de la democracia y de los derechos humanos están en riesgo!,” advierten las representaciones de Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guyana Francesa, Perú, Venezuela y los aliados internacionales que hacen parte del Comité Ampliado.
La voz de los pueblos
Recordando que la Red Eclesial Panamazónica (REPAM) celebra 10 años de existencia, se definen como una respuesta profética desde el Evangelio, con la tarea de promover el cuidado de la casa común y el firme deseo de hacer resonar la voz de los pueblos y la defensa de los derechos humanos.
«Nos inspiramos en la espiritualidad encarnada en el territorio, comprometida con nuevos caminos de sinodalidad, para una Iglesia con rostro amazónico».
Tras 10 años de misión, la organización constata la crítica situación de la Amazonía que con el paso del tiempo se ha hecho más crítica, llegando a lo que ellos califican como “un punto de no retorno”.
Así profundamente dolidos por «la agonía de este bioma, conscientes de su importancia para el planeta,» expresan su preocupación frente a temas puntuales que se convierten en causa de misión y una prioridad para quienes pueden desde su responsabilidad favorecer el cambio.
Las preocupaciones
En primer lugar, la carta destaca la crisis climática y el colapso sistémico en la Amazonía que se ha hecho sentir con períodos de calor inusual, incendios descontrolados, una fuerte sequía, niveles bajos nunca antes registrados en ríos y lagos, lo que termina por aislar a numerosas comunidades y dejar a miles de personas sin acceso al agua potable y a servicios de salud, educación y alimentación.
A lo que se agregan actividades humanas como el extractivismo, la deforestación acelerada, las concesiones, las hidrovías, los proyectos de hidroeléctricas y las carreteras que se construyen sin una consulta previa, libre e informada a los pueblos. En este sentido advierten que la ampliación de la frontera agrícola, los monocultivos y la agroindustria, provocan una gigantesca pérdida de biodiversidad, impidiendo los modos de producción local, lo que termina por amenazar la soberanía alimentaria.
Además, el uso de agroquímicos y elementos como el mercurio que contamina las fuentes de agua, el aire y el suelo, inciden en el acceso a los bienes de la naturaleza y provoca la proliferación de graves enfermedades en la población.
Falsas soluciones
En tercer lugar, está el desarrollo minero-energético en la Amazonía, que de acuerdo con la Red Eclesial Panamazónica (REPAM) está superpuesto a áreas protegidas y territorios de comunidades amenazando la integridad cultural y territorial de los pueblos indígenas, campesinos, ribereños, y afrodescendientes. En este caso la situación es mucho más grave para los pueblos en contacto inicial y aislamiento voluntario.
Por otra parte, la carta denuncia la aparición de falsas soluciones con la denominada ‘economía verde’, que implica la promoción de los bonos de carbono y la mercantilización de la biodiversidad de la Amazonía, sin hacer aportes efectivos al cambio que se necesita en esta parte del mundo.
A la dramática situación se adicionan los efectos del narcotráfico, la actividad de los actores armados legales e ilegales que amenazan y asesinan las defensoras y defensores de los derechos humanos y ambientales.
Aspecto que aparece explicado en la carta y frente al cual la Red Eclesial Panamazónica (REPAM) advierte que “la protección de estos líderes y lideresas debe ser prioritaria, incluso a partir de la implementación y la ratificación del acuerdo de Escazú”. Sin dejar de lado su desazón por el aumento del feminicidio, la pérdida de perspectivas y los suicidios entre la población juvenil.
Defender el territorio
Ante los dolores que denuncia la carta abierta de la Red Eclesial Panamazónica (REPAM) en nombre de las comunidades y pueblos “pide a la Iglesia una alianza en la firme defensa de sus territorios, para que se garanticen sus planes de vida frente a los proyectos de muerte”.
Desde luego, sus miembros valoran aquellas situaciones que pueden considerarse un avance respecto al ejercicio de los derechos humanos y del territorio amazónico. Acontecimientos que en su momento movilizaron a la REPAM y a muchas otras organizaciones, para lograr objetivos respecto a su protección contra la explotación petrolera, específicamente en el parque natural del Yasuní que constituye un referente mundial de la biodiversidad en la Amazonia ecuatoriana.
Así, la Red Eclesial Panamazónica (REPAM) ratifica el llamado del Papa Francisco por una gobernanza global en tiempos de crisis climática, exigiendo que las Conferencias de las Naciones Unidas sobre el Clima (COP’s) asuman decisiones eficientes, obligatorias y que se pueden monitorear fácilmente.
Finalizan esta comunicación llamando a “la unidad de los pueblos y redes eclesiales por la ecología integral, para un camino de movilización y sensibilización desde la COP-28, a través del Foro Social Panamazónico (FOSPA) en junio de 2024 en Bolivia, hacia la COP-30 en la Amazonía brasileña”.
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