“Mi alegría es haber trabajado en favor de la gente…Yo siempre visité casa por casa, vereda por vereda”

Afirma el padre Gonzalo Vargas Sierra quien, tras servir a la Iglesia católica por más de 60 años, desde un sacerdocio vivido en comunidad, se siente alegre y bendecido por la gracia de su ministerio.
A sus 84 años de edad, con mirada serena y destellos de orgullo al remembrar los días de intensa actividad pastoral, principalmente desarrollada en ambiente comunitario y educativo, insiste en la importancia de ser una Iglesia en salida. “El trabajo comunitario a veces es difícil, porque requiere ir a donde está la gente… conocer su sitio de trabajo, la manera cómo viven; esto es lo que da sentido, y puede llevar a formar comunidad”, siendo coherentes con “lo que es la Iglesia, una comunidad universal”.
“Es interesante ver la manera como la gente responde al trabajo que se hace con ellos”, agrega.
Su experiencia pastoral y evangelizadora da cuenta de ello. Desde el inicio de su ministerio visitó veredas, llegó a cada casa, a cada hogar, logró no solo acercar el Evangelio a niños, niñas, jóvenes y adultos, sino que impulsó y lideró distintas obras comunitarias: construcción de templos; adecuaciones físicas en colegios; gestión para ampliación de oferta educativa; escenarios deportivos; arreglo de vías; programas educativos para adultos, entre otros frentes, en Charalá (Santander), en El Socorro (Santander), y en las comunidades parroquiales que acompañó en esta Arquidiócesis, en la que fue incardinado, mediante decreto Nº 1204 del 01 de septiembre de 2006.
También ejerció la docencia y animó el trabajo con los jóvenes y con la Legión de María, así como con otros grupos apostólicos.
“Me siento tranquilo… Soy un sacerdote emérito de 84 años, que cuida su salud, como corresponde, pero también celebro la misa diaria. Voy a celebrar a donde me piden hacerlo, y visito al padre Mauro Serrano todos los días, él está muy enfermo, le llevo la sagrada comunión, me encuentro con él …”.
Sobre la gracia del ministerio y la manera como empezó a gestarse su sí generoso al Señor, recuerda que surgió en un hogar de oración, piadoso, de buen ejemplo por parte de sus padres, y numeroso, en el que el llamado a vida consagrada tuvo varios ecos.
De 17 hermanos, cuatro fueron sacerdotes, todos misioneros, de alma entregada al servicio, con quienes compartió grandes dichas, pero también grandes desafíos relacionados con los tiempos de violencia rural que se vivían en los primeros años de su ministerio.
Hijo de Diego Enrique Vargas y Ana Beatriz Sierra, nació en Socorro (Santander), el 6 de junio de 1939. Terminó estudios de secundaria en el Seminario de San Carlos de San Gil (1956).
Adelantó estudios en filosofía (1957-1959) y en teología (1960-1962) en el Seminario San Carlos de San Gil (Santander).
Fue ordenado Presbítero 22 de septiembre de 1962, por monseñor Pedro José Rivera, para el servicio de la Diócesis de Socorro y San Gil.

Otros estudios
Licenciado en filosofía y ciencias religiosas de la Universidad Santo Tomás, Master en Artes de la Universidad de New York.
Servicios desempeñados en esta Arquidiócesis
Director del Departamento de Catequesis del INEM (1993); adscrito a la parroquia Jesucristo Redentor (2004); capellán de la Fundación Cardioinfantil (2004).

A continuación, conozca el testimonio de vida, ministerio y servicio del padre Gonzalo Vargas:
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