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¡Milagro!

16 de febrero de 2016

Para muchos esta palabra ya no existe. 

La muerte, el secuestro, el clima, las injusticias, la falta de fe han borrado de muchos corazones la palabra milagro, pero la frecuencia de los milagros en nuestra vida dependen de la frecuencia con que decidamos salir al mundo a dejar en claro de parte de quien vamos y con la intención que lo hacemos, en otras palabras, siempre que pensemos que un milagro se trata de nosotros, estamos más que equivocados y corremos el riesgo de que nunca suceda.

Para nadie es fácil que le digan que un ser querido va a morir y menos para una madre que su hijo va a morir porque sus órganos internos se encuentran destruidos y no hay esperanza de vida. El ver que su hijo se recupera de un día a otro sin explicación hace comprender el significado de la palabra milagro. El ser creyente hace que pida y ruegue a Dios de manera que su pensamiento este solamente en Él y en aquella persona desahuciada. 

Por tanto, cuando oramos a Dios por un milagro lo debemos hacer con la intención de que Él se manifieste como nuestro Señor y Dios, para que todos puedan ver que vamos en su nombre y que es su nombre el que nos interesa poner en alto, así que si vamos con la intención de orar por un enfermo y pedimos a Dios el milagro de su sanidad, debe de ser con la intención de que tanto el enfermo, como quienes vean el milagro crean en Dios y puedan cambiar su manera de vivir y volcar sus corazones hacia ese Dios del cual recibieron el milagro y no solo crean que lo recibieron porque Dios los ama y no les pide nada a cambio. 

En 2013 el papa Francisco dijo: “La oración hace milagros, pero debemos creer”, es necesario orar con el corazón, se requiere “una oración valiente, que lucha por llegar a aquel milagro no simplemente oraciones de circunstancia y, después me olvido, sino oración valiente, como aquella de Abraham que luchaba junto al Señor por salvar la ciudad, como aquella de Moisés que tenía las manos en alto y se cansaba, rezando al Señor; como aquella de tantas personas, de tanta gente que tiene fe y con la fe reza. La oración hace milagros, pero ¡debemos creer! 

El decir que se es católico va más allá de una simple palabra, no consiste solamente en no hacer cosas malas o renunciar a Satanás; hay que tener fe en Jesucristo y en todo lo que la Iglesia enseña. Es permitir que Dios entre a nuestra vida y poder disfrutar de los milagros que llegan a nosotros a través de Él.

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