Obispo de Buenaventura reclama acción estatal ante hechos violentos

En medio de la ola de violencia que ha encendido nuevamente las alarmas en el Distrito Especial, el obispo de Buenaventura, monseñor Rubén Darío Jaramillo Montoya, envió un contundente mensaje en el que pide al Gobierno Nacional cumplir sus promesas de seguridad con los bonaverenses, para que no se sigan “muriendo en baños de sangre”.
El pronunciamiento del prelado se da en un contexto crítico para la ciudad portuaria. De acuerdo con la Personería Distrital, en lo que va del 2025 se han registrado más de 100 homicidios, atribuidos principalmente a la acción de grupos armados, bandas criminales, disidencias de las Farc y carteles mexicanos. Este clima de terror se evidenció claramente con el asesinato de Alan Josué Valencia Cuero, un estudiante y líder social de 17 años de edad, abatido la tarde del 11 de septiembre en el barrio Los Pinos.
La situación ha generado tal zozobra que instituciones públicas como la Universidad del Valle y la Universidad del Pacífico suspendieron las clases presenciales nocturnas durante la semana del 22 al 27 de septiembre, una medida que refleja el temor instaurado también por amenazas circulantes en redes sociales contra quienes transiten por las calles en la noche.
Un mensaje de fe y una exigencia firme
Frente a este panorama, el pronunciamiento de monseñor Jaramillo Montoya recuerda que, aunque “construir la Iglesia es construir esperanza”, ante las circunstancias actuales, especialmente con la pérdida de tantos jóvenes, hay un reclamo social y político que no se puede dejar pasar:
“Es el momento para unirnos y poner la esperanza en Dios, pero también la exigencia en un gobierno nacional que no cumple sus promesas y que no acude a salvar a un pueblo que se está muriendo en los baños de sangre de nuestros jóvenes”, afirmó el obispo con enfática gravedad, dando voz al sentir de una comunidad que clama por décadas contra la indiferencia y la impunidad.
Un llamado a la paz en medio del temor
El prelado concluyó su mensaje pidiendo a Dios “fortaleza y luz en estos momentos difíciles”. En su mensaje, recurrió a las palabras del Salmo 23: “Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo”. Agregó una plegaria: “Para que el Señor pare los corazones violentos, cese tanta violencia y nos dé su paz”.
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