Luto en la Iglesia y dolor de Patria

A través de un comunicado, el Obispado Castrense de Colombia oficializó esta lamentable noticia; expresó que la partida de su pastor representa un “luto de Iglesia y dolor de Patria". Monseñor Víctor se distinguió por su entrega misionera, su amor a la formación sacerdotal, su liderazgo en la promoción de la fe y la caridad, y su incansable labor por la justicia social.
La Presidencia del Episcopado también ha emitido un comunicado a través del cual destaca las virtudes de monseñor Víctor y su liderazgo en la Conferencia Episcopal. Además, expresa condolencias a su familia, al clero y fieles, confiando en que Cristo Resucitado lo ha acogido en la vida eterna.
Vida y ministerio de un pastor entregado
Nacido en Bello (Antioquia) el 18 de octubre de 1962, monseñor Ochoa Cadavid realizó sus estudios eclesiásticos en el Seminario Conciliar de Medellín y posteriormente se especializó en Filosofía en la Pontificia Universidad Santo Tomás de Aquino (Angelicum) en Roma, donde también obtuvo su doctorado.
Fue ordenado sacerdote por San Juan Pablo II el 5 de julio de 1986, durante la visita del Pontífice a Colombia, e incardinado en la Arquidiócesis de Medellín. A lo largo de su ministerio, se desempeñó como vicario parroquial, formador de seminaristas, director de casas de formación en Roma y colaborador en la Comisión para América Latina. Fue distinguido con el título de Capellán de Su Santidad el 15 de abril de 1995.
El 24 de enero de 2006, el Papa Benedicto XVI lo nombró Obispo Auxiliar de Medellín, recibiendo la ordenación episcopal el 1 de abril del mismo año. El 24 de enero de 2011, Su Santidad Benedicto XVI lo nombró Obispo de la Diócesis de Málaga – Soatá y tomó posesión canónica de esta sede, el 5 de marzo de 2011. El 24 de julio de 2015, el papa Francisco lo nombró Obispo de la Diócesis de Cúcuta y tomó posesión canónica de la misma el 15 de agosto de 2015. Desde el 30 de enero de 2021, también por designación del papa Francisco, ejercía como Obispo Castrense de Colombia.
Un Pastor de Esperanza en el Año Jubilar
La Presidencia de la Conferencia Episcopal de Colombia, al recibir la noticia de su partida, recordó que, en este Año Jubilar de la Esperanza, las palabras del Papa Francisco en la Bula Spes non confundit iluminan este momento: "¿Qué será de nosotros, entonces, después de la muerte? Más allá de este umbral está la vida eterna con Jesús, que consiste en la plena comunión con Dios, en la contemplación y participación de su amor infinito. Lo que ahora vivimos en la esperanza, después lo veremos en la realidad" (n. 21).
Monseñor Ochoa Cadavid fue un hombre de fe inquebrantable, creativo, estudioso y de profundas relaciones humanas. Ordenado sacerdote por San Juan Pablo II el 5 de julio de 1986 durante su visita a Colombia, mantuvo siempre una gran admiración por el Pontífice, con quien colaboró en Roma. Se distinguió como un sacerdote entregado, administrador competente y servidor incansable, incluso en medio de su frágil salud. Su amor por la naturaleza, especialmente por las orquídeas, reflejaba su sensibilidad y contemplación de la creación.
Una vida al servicio de la Iglesia en Colombia
En la Conferencia Episcopal de Colombia, monseñor Ochoa se desempeñó como Presidente de la Comisión Episcopal de Doctrina y miembro del Comité Económico. También lideró con dedicación el Consejo Superior de la Fundación MASC (Mutuo Auxilio Sacerdotal Colombiano), trabajando por el bienestar de los sacerdotes y obispos eméritos. Su labor en diversas comisiones dejó un legado de servicio, organización y caridad pastoral en toda la Iglesia colombiana.
Un legado de solidaridad en la frontera
Durante su servicio como Obispo de Cúcuta, monseñor Víctor Manuel Ochoa se destacó por su incansable labor en favor de los migrantes, desplazados y comunidades vulnerables de esta región fronteriza. En medio de las crisis humanitarias derivadas del flujo migratorio venezolano, promovió la creación de albergues, comedores comunitarios y centros de atención integral, en coordinación con Cáritas Diocesana y organizaciones internacionales. Impulsó, además, programas de regularización migratoria, acompañamiento jurídico y apoyo psicosocial, convirtiendo a la Iglesia local en un referente de esperanza y acogida. Su liderazgo pastoral fue clave para articular respuestas de emergencia durante los momentos más críticos, siempre defendiendo la dignidad de los más pobres y abogando por soluciones estructurales a la crisis.
Llamado a la oración y esperanza en Cristo
El Obispado Castrense y la Conferencia Episcopal de Colombia invitan a unirse en oración por el eterno descanso de monseñor Ochoa, confiando en las palabras de Jesús: "Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá" (Jn 11,25).
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