"Amabilidad, perdón y confianza para vivir el proyecto de Dios en familia"
Es la invitación de monseñor Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá y presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia, al inicia del mes del Santo Rosario y de las misiones.
Retomando el capítulo 10 de San Marcos, “en el que Jesús es interrogado por los fariseos, quienes le preguntan sobre la licitud del repudio, buscando ponerlo a prueba, teniendo en cuenta que los hombres en el antiguo testamento, en la cultura hebrea, podían repudiar a su esposa, es decir, rechazarla”, el arzobispo explica que “Jesús, comprendiendo que hay un tema más importante que trasciende este cuestionamiento y es el Plan de Dios, se refiere a ello, precisando que: Dios ha creado al hombre y a la mujer con la misma dignidad, con la misma capacidad de sabiduría, con la misma importancia en el protagonismo de la historia y de la vida, con la misma responsabilidad, y los ha hecho el uno para el otro”.
En esta línea, agrega, “¡Qué interesante! Jesús no entra en el tema legal, entra en el tema espiritual, en el tema del Plan de Salvación”. Ante esta realidad, advierte que “cuando el corazón se endurece uno se olvida del Plan de Dios y empieza a buscar leyes para facilitar la vida, pero no para buscar realmente el proyecto de Dios”.
“Dios es el creador de la comunión, de la unidad, de la familia, es el maestro de la fraternidad”
Insistiendo en que “la paz de la sociedad empieza desde la paz de la familia”, monseñor Rueda recordó a los esposos y esposas esta misión que Dios les confió, “una misión delicada, profunda, y muy necesaria para reconstruir el tejido social de nuestro país, que inicia reconstruyéndose en la vida familiar”.
Para responder a este llamado, les propuso tres palabras/acciones, que apoyan la misión de santificación y construcción de fraternidad en el hogar:
1. Amabilidad para poder vivir la alianza matrimonial:
“Amar, dice el papa Francisco, es también volverse amable; es la capacidad de romper con la rudeza, con la agresividad, con la frialdad, con la indiferencia. ¡Qué triste cuando no se saludan los esposos!, ¡qué triste cuando no tienen una palabra amable entre ellos y la casa se convierte como en un campo de batalla! Es importante la cortesía, la amabilidad… Lo cortés no quita lo valiente. Queridos caballeros, sean amables con sus esposas, con sus hijas, con sus hijos, con los ancianos”.
“El santo padre nos habla del milagro de la persona amable. Cuando la persona aprende la amabilidad dentro del hogar se vuelve misionera de amabilidad en el colegio, en la universidad, en el lugar de trabajo. Son capaces de saludar, de despedirse, de agradecer, de tener una mirada amable de la vida, de dejarse de agresividades, de rudezas, de indiferencias, de frialdad, y pasar al color y al calor de la amabilidad”.
2. El perdón:
“No es fácil perdonar cuando hemos sido decepcionados, cuando hemos sido heridos, cuando el ser querido se ha equivocado y ha llevado dolor y fractura dentro de la familia, pero el perdón viene de Dios y comienza cuando nosotros nos sentimos perdonados. El perdón nos lleva a agradecerle a Dios que, a pesar de nuestras fallas, a pesar de no ser perfectos, nos pone en camino de perfección”.
“Así también, dentro de la familia usted debe hacerlo (…) Si usted ha sentido la alegría de ser absuelto, de ser perdonado, de no ser tratado como merecen nuestros pecados, pues hágase mensajero y misionero para que ofrezca el perdón. Dé el primer paso hacia el otro (…) La transformación social empieza desde la reconciliación familiar, es el camino del perdón.
3. Confianza:
Tiene que ver con la libertad, con la autonomía. Cuando hay confianza se van tejiendo nuevas relaciones, no esas relaciones controladoras (…) La desconfianza crea amargura del corazón y hace que siempre estemos tratando de controlar al otro, olvidándonos de dejar al otro respirar con tranquilidad. Dios confía en nosotros, Él confía en que podemos administrar nuestro tiempo, nuestras decisiones, nuestras capacidades, talentos”.
“Es importante aprender a confiar entre esposos y que los niños, los jóvenes, entren en esa escuela de la confianza de papá y mamá que los hace responsables, que los hace dueños de sus propias decisiones, que les permite administrar con responsabilidad la libertad, ser autónomos, pero pensando siempre en el bien de los demás, en el bien de la familia, en lo que Dios quiere”.
Escuche homilía de la eucaristía dominical, transmitida por el canal RCN, el 3 de octubre 2021:
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