… Y, ¿qué encuentra el Arzobispo?
Bogotá, con sus deficiencias y dificultades, es la ciudad referente del gobierno civil y eclesiástico. Desde el jueves 11 de junio pastoreará la Iglesia arquidiocesana…
Bogotá, con más de 450 años de historia, ha sido la madre de más de una docena de territorios diocesanos en Colombia y Venezuela. Ha sido gobernada por 41 arzobispos; los últimos seis, cardenales de la Iglesia.
Al día de hoy, tiene una estructura consolidada y eficiente. Con un presbiterio de una formación sólida y una vivencia pastoral a toda prueba, como ha quedado demostrado en estos duros tiempos de pandemia. Son más de 400 pastores entregados a sus comunidades a través de 286 parroquias, sin contar santuarios, templos e iglesias. Se han formado en los dos seminarios mayores, el Conciliar de San José y el Misionero Redemptoris Mater. Los diáconos permanentes son una realidad de servicio y caridad, 134 hombres casados que están en las pastorales penitenciaria, del consuelo, salud, de la familia.
Los fieles bogotanos reciben toda clase de asistencia desde la Arquidiócesis, no solo la espiritual. La física, la del día a día también se dispensa a través de las diversas fundaciones. Si es desplazado o migrante, ahí está FAMIG con sus casas de acogida, refugios temporales, centros de enseñanza. El Banco de Alimentos atiende a más de un millón de personas en necesidad, con una logística a toda prueba.
La educación recoge a más de 18 mil jóvenes desde el preescolar hasta las maestrías, gracias al SEAB y sus colegios, institutos técnicos y universidad. Los niños reciben apoyo desde la fundación REDES para complementar sus procesos educativos, lúdicos y sociales.
Las comunidades religiosas han encontrado campo fértil desde tiempos de la Conquista. Hoy son más de 170 con muy diversos carismas: educación, cuidado, caridad, salud, conventuales, claustros, etc.
Y los laicos y consagrados están animados por el soplo del Espíritu, que no deja quieto a nadie, algunos se agrupan en la Red Misericordia el CLAB; atención psicosocial y en salud, alimentación, hospedaje, oración, servicio en las parroquias, misionalidad, Emaús, Renovación Carismática, retiros como Juan XXIII… no hay rincón arquidiocesano sin presencia eclesial.
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